—Claro que podemos —dijo _______, aunque sin mirarlo.
—¿Estás segura?
—No hay problema —contestó _______, mirándolo finalmente—. Cuando volvamos a
la oficina me quitaré el anillo, tú volverás a ser el señor Schmidt y yo recibiré la
gratificación que hará que todo lo sucedido merezca la pena.
Kendall sintió una extraña decepción al oír mencionar el dinero, aunque no entendía
por qué. Sabía desde el principio que _______ había aceptado intervenir en aquella farsa
por dinero.
Sus sonrisas, su risa, incluso el beso que habían compartido, habían sido parte de
su interpretación, una interpretación necesaria para ganarse la gratificación y para
que él pudiera conservar a Robinson como cliente. La base de todo era el dinero. Por un
momento casi lo había olvidado.
—Si no te importa, creo que voy a echarme una siesta un rato antes de cenar. Me duele la
cabeza —dijo _______.
Kendall sonrió.
—Nuestro primer dolor de cabeza —dijo, tratando de recuperar el humor de los
días pasados.
—Supongo que sí —respondió _______, aunque sin sonreír. Sin decir nada más, se
volvió y salió de la biblioteca.
..*..
Kendall se sentó en un sillón, preguntándose por qué se sentía tan deprimido.
Habían superado la semana sin despertar las sospechas de nadie. Brody aún seguía
siendo su cliente y, cuando volvieran a Great Falls, todo seguiría igual que antes.
Entonces, ¿por qué se sentía tan mal?
..*..
_______ se puso el pijama, agradeciendo que aquella fuera la última noche que iba
a compartir la cama con Kendall Schmidt. Aquella era la última noche que iban a simular
una relación que no existía, que nunca existiría.
Comprobó que tenía abrochado el último botón del pijama y se apartó del espejo
del baño. Llevaba allí tiempo suficiente como para que Kendall se hubiera quedado
dormido.
Salió silenciosamente y se acercó a la cama. Apagó la lámpara de la mesilla de
noche y se acostó de espaldas a Kendall , quien, efectivamente, parecía profundamente
dormido.
Todas las noches se aferraba a su lado de la cama como si estuviera al borde de
un precipicio, y todas, cuando se quedaba dormida, acababa en medio de la cama y en
brazos de Kendall.
La habitación estaba en silencio, excepto por el sonido de sus respiraciones.
_______ cerró los ojos y trató de relajar su mente para que el sueño se apoderara de
ella, pero su mente se negó a colaborar.
Solo podía pensar en el ejercicio que habían practicado con Barbara esa tarde.
Tocar el rostro de Kendall , explorar sus atractivos rasgos con las yemas de los dedos
había despertado una intensa oleada de deseo en su interior... un deseo que nunca
había sentido hasta entonces.
El resto del día se había sentido sofocada y no había sido capaz de pensar en
otra cosa que en Kendall.
—¿_______?
La voz profunda de Kendall la sobresaltó. Por un instante pensó en no responder,
en simular que dormía.
—¿Estás dormida?
—No —contestó finalmente, y se tumbó de espaldas sobre la cama.
Kendall , que estaba de costado, se apoyó sobre un codo y la miró.
—Estoy pensando en comprar algo de tierra cuando volvamos a Great Falls
—dijo—. Nada demasiado grande. Lo suficiente para una casa y un establo con un par
de caballos.
_______ lo miró sin ocultar su sorpresa.
—¿Y tu negocio?
—Oh, eso no cambiará, aunque puede que empiece a trabajar menos para tener
más tiempo libre —Kendall se tumbó de espaldas y miró el techo—. Estos últimos días he
estado pensando bastante.
—¿Sobre qué? —preguntó _______.
—El día que nos arrebataron el rancho y todas nuestras posesiones juré que
trabajaría lo que hiciera falta para hacerme lo suficientemente rico como para que
nadie pudiera volver a quitarme nada —Kendall volvió a ponerse de costado para mirar a
_______—. Ahora comprendo que aunque hubiera perdido a Brody como cliente el
negocio habría seguido marchando bien.
—¿Me estás diciendo que lo sucedido esta semana no era realmente necesario?
—Al menos, no por los motivos que te dije originalmente —Kendall permaneció unos
momentos en silencio—. Pero puede que fuera necesario por otros. Sin esta semana, no
habría llegado a darme cuenta de que había perdido el camino de mi meta original.
—¿Y cuál era tu meta original? —preguntó _______. Ambos estaban hablando con
gran suavidad. Resultaba extraño estar tumbada junto a Kendall , susurrando en la
oscuridad.
—La felicidad —Kendall respiró profundamente—. Cuando puse en marcha la
agencia de publicidad, mi plan era ganar suficiente dinero para comprar algo de tierra
y conseguir un caballo como el que me quitaron. Sí, en cuanto vuelva me voy a comprar
un rancho con un par de acres de terreno —sus ojos brillaron con ilusión.
—Debería ser una casa con un gran porche delantero —dijo _______, imaginando
con facilidad el lugar.
—Sí... Un porche en el que pueda sentarme por la tarde a contemplar la puesta
de sol.
—O disfrutar de tu primer café viendo amanecer —añadió _______.
Kendall asintió y sus labios esbozaron una suave sonrisa.
—El establo será del tradicional color rojo, y la casa tendrá alrededor una valla
blanca de madera.
—Con flores plantadas por todas partes, floreciendo en diversas épocas del año.
—Va a ser fantástico.
—Perfecto —asintió _______, con un toque de añoranza, deseando que aquel fuera
un sueño compartido entre ambos. Pero no debía olvidar que Kendall no contaba con ella
en sus planes.
—Eso es lo que siempre he querido... de lo que me había despistado. Pensaba que
algún día me casaría, que tendría hijos, y que mi negocio iría tan bien que ellos nunca
tendrían que sufrir la pérdida de su hogar.
Pensar en Kendall casándose con alguna mujer y teniendo familia en un pequeño
rancho hizo que _______ sintiera una anhelante añoranza.
—Es un sueño muy bonito, Kendall , y espero que logres que se cumpla —también
esperaba que no notara que su voz se había vuelto más grave de lo habitual.
—Si lo logro, será gracias a ti. Si no hubieras aceptado venir conmigo esta
semana, no me habría dado cuenta de hasta qué punto me había desviado de mi meta
original. Esta semana y tú me habéis recordado todas las cosas que quiero de la vida. Y
te estoy muy agradecido por ello —antes de que _______ se diera cuenta de cuál era su
intención, Kendall se inclinó sobre ella y la besó.
Su beso no la sorprendió tanto como su pasión. La boca de Kendall cubrió la de
_______ con intenso calor, con hambrienta necesidad, a la vez que se arrimaba a ella y la
tomaba entre sus brazos.
Ella no tuvo tiempo de prepararse para el asalto sensual de su abrazo, para la
absoluta posesión de su beso.
Mientras sus lenguas se acariciaban, el deseo se apoderó de ella, un deseo que
nunca había experimentado hasta entonces, que hacía prácticamente imposible todo
pensamiento racional.