Capitulo 10

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Mientras subía al dormitorio, ______ se preguntó si para cuando acabara la
semana se habría quedado sin trabajo.
Desde que Kendall había ido a recogerla esa mañana, había alternado entre
mostrarse descarada y a la defensiva, dos actitudes nada típicas en ella.
Pero había algo en Kendall que la hacía reaccionar así, algo que la hacía sentirse más sensible de lo normal. Cuando la miraba se volvía consciente de sus defectos... o del hecho de que no era bonita ni sofisticada.

¿Y por qué había querido hacerle creer que usaba y desechaba amantes como si
fueran camisetas?
Movió la cabeza, preguntándose si se habría vuelto loca. Cuando entró en el
dormitorio trató de controlar la inquietud que le producía la idea de tener que pasar
allí las siguientes seis noches.
Abrió uno de sus cajones de la cómoda y sacó un pijama y todo lo necesario para
ducharse. Unos minutos después, mientras se hallaba bajo el agua, nuevos horrores
pasaron por su mente.
¿Y si se ponía a roncar por la noche? ¿Y si rechinaba los dientes mientras
dormía, o si, Dios no lo quisiera, babeaba? ¿Cómo iba a volver a mirarlo a la cara?
No debería haber aceptado aquello. Se cepilló el pelo casi con rabia, deseando
poder volver atrás, al momento en que Kendall , mirándola con sus picaros ojos verdes, le pidió que se hiciera pasar por su esposa. Fue en aquel momento cuando perdió la cabeza.

Desde que Kendall la miró con aquellos ojos y ella accedió a hacerse pasar por su esposa, perdió la cordura.

Terminó de ducharse rápidamente y, tras secarse, se puso su recatado pijama
color rosa pálido.
Abrió la puerta del baño y se asomó al dormitorio, comprobando con alivio que
Kendall aún no había subido. Apartó rápidamente la colcha y tiró de la sábana encimera.
Si iba a dormir en el sofá, al menos iba a hacerlo con una sábana.
Afortunadamente, ella era bastante pequeña, pero aquel diminuto sofá no estaba
hecho para ser utilizado como cama, y las piernas le colgaban incómodamente de uno
de los brazos.
Encontrando aquella posición imposible, se volvió de costado y acurrucó las
piernas para encajar en el reducido espacio. Con un poco de suerte, se habría quedado
dormida para cuando Kendall llegara.


Acababa de pensar aquello cuando la puerta se abrió y Kendall entró en el dormitorio.

______ cerró de inmediato los ojos, simulando dormir.

Supo lo que hacía por los sonidos. Vació sus bolsillos y dejó las llaves y las
monedas encima de la cómoda. Luego suspiró a la vez que se sentaba en la cama.
¡Plaf! Se quitó un zapato.
¡Plaf! Se quitó el otro.
A continuación fue al baño y abrió el grifo de la ducha.

______ abrió los ojos y cambió de posición, agradecida. Se le había dormido una
pierna y tuvo que flexionarla varias veces para restaurar la circulación de la sangre.
Cambió de posición una vez tras otra, tratando de encontrar la más cómoda para
dormir. Volvió a quedarse paralizada cuando oyó que el agua dejaba de correr.
Unos momentos después se abrió la puerta del baño y Kendall volvió al dormitorio,

llevando consigo un penetrante olor a jabón y piel fresca. Era el aroma más
provocativo que ______ había olido en su vida. Lamentó profundamente no tener un
resfriado de nariz.
¿Cómo dormiría Kendall ? ¿Con pijama? ¿En calzoncillos? Esperaba que no se le ocurriera acostarse desnudo estando ella en la habitación. Cerró los ojos con fuerza, negándose a satisfacer su curiosidad.


—Puedes relajarte, ______ —dijo Kendall con suavidad—. Estoy visible y decente.

______ abrió los ojos y lo vio con unos pantalones cortos de deporte rojos.
¿Decente? Suponía que sí, aunque no podía decirse que su ancho pecho, decorado con
una oscura mata de vello rizado, fuera precisamente decente. Como tampoco lo eran su
liso abdomen, sus caderas estrechas y sus largas y musculosas piernas.
En la época en que estaba colada por él, trató de imaginar innumerables veces el
aspecto que tendría bajo los elegantes trajes que siempre llevaba a la oficina. Pero
ninguna de sus fantasías la había preparado para la realidad.
Kendall  se sentó en el borde de la cama.
—¿Estás lista para que apague la luz?
—Sí —______ rogó desesperadamente que no hubiera notado que su voz había
sonado una octava más alta de lo normal. Deseaba que apagara las luces más de lo que 
había deseado nada en su vida. No quería pasar un segundo más mirándolo.
Respiró más tranquila cuando Kendall apagó la luz y el cuarto se sumió en la oscuridad.

Pero cuando su mirada se adaptó, comprobó que por la ventana entraba
suficiente luz de la luna como para permitirle ver a Kendall mientras se metía en la cama.

—Buenas noches, ______ —dijo él, con una voz demasiado grave e íntima.
—Buenas noches —replicó ella, permaneciendo muy quieta.

Kendall respiró profundamente, como si el colchón sobre el que se hallaba fuera
enormemente cómodo. «El muy rata», pensó ______, irritada. Probablemente, el suelo
sería más cómodo que aquel sofá.
Si iba a seguir adelante con aquella farsa durante toda una semana, necesitaba
dormir bien por las noches, y eso no lo conseguiría ni en el sofá ni en el suelo.
Un ligero ronquido llegó desde la cama. Por supuesto, Kendall se había quedado dormido de inmediato.

Estaba disfrutando de su colchón. Lo miró, cada vez más irritada.

Estaba tumbado de espaldas, con la boca ligeramente entreabierta. Incluso roncando resultaba atractivo.

Pero lo más atractivo en aquellos momentos para ______ era la mitad libre de la
cama. Había espacio suficiente para ella. Ambos eran adultos. Kendall no se sentía atraído por ella, y ella ni siquiera estaba segura de que él le gustara mucho.

¿Por qué no podían compartir la cama?

Los doscientos cincuenta dólares extra que le había ofrecido Kendall por dejarle la cama no eran suficientes.

Sería una tontería pasarse la noche en aquel sofá estando la cama medio vacía.

Una vez tomada la decisión, se levantó y se cubrió con la sábana. De puntillas, sin
hacer el más mínimo ruido, se acercó a la cama y se tumbó cuidadosamente junto a
Kendall.
Él se movió, volvió la cabeza y le dedicó una adormecida sonrisa.
—Vas a perder el derecho a parte de tu paga extra.
—Merece la pena —replicó ______ mientras su cuerpo se adaptaba al cómodo
colchón—. Ese sofá es en realidad un potro de tortura.
Kendall rió. Su risa hizo que ______ sintiera un cosquilleo en la boca del estómago.
—Buenas noches —dijo, y volvió a quedarse dormido de inmediato.
______ necesitó más tiempo para relajarse. Aunque había suficiente espacio
entre ellos, podía sentir el calor del cuerpo de Kendall. Su fresco y atractivo aroma la rodeaba.

Cerró los ojos y respiró profundamente varias veces seguidas. Unos minutos
después estaba dormida.
Algo le cosquilleó en la nariz. Brian con una pluma, pensó. Su hermano siempre
estaba de broma.
Frunció el ceño. Algo no encajaba. Mustang, Montana. Estaba en Mustang,
Montana. ¿Qué hacía allí Brian?
Cuando el último vestigio de sueño se esfumó, abrió los ojos. Piel. Eso fue lo
primero que vio. Piel  con vello oscuro... vello que le estaba cosquilleando en la
nariz.

Se Busca Esposa (Kendall y Tu) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora