La barbilla era demasiado afilada, y la nariz, un poco larga. En una época en que los
labios carnosos estaban de moda, los suyos resultaban un tanto delgados.
Volvió a fijarse en la carretera, agradeciendo no sentirse físicamente atraído
por ella. La semana que los aguardaba habría sido un infierno si ________ hubiera sido
una belleza.
Se felicitó a sí mismo por su inspirada elección. Pedirle a su sencilla secretaria
que interpretara el papel de su esposa había sido una idea genial. No existía la
posibilidad de que alguno de los dos se tomara el juego demasiado en serio.
Cuando se hallaban a pocas millas de Mustang, ________ abrió los ojos.
—Hola, dormilona —saludó Kendall—. Llegaremos en diez minutos.
________ se incorporó en el asiento.
—Oh, lo siento. No tenía intención de quedarme dormida —se llevó las manos al
pelo en un gesto de timidez—. Viajar en coche siempre me produce este efecto.
—No te preocupes. Hay otra cosa de la que debemos ocuparnos antes de
llegar—dijo Kendall, mientras sacaba del bolsillo de su pantalón una cajita de joyería.—¿De qué?—preguntó ________.
—De tu anillo de boda, por supuesto.
________ abrió la cajita y se quedó boquiabierta.
—Oh, es precioso. .
Kendall asintió.
—Era el anillo de mi madre. Me ha parecido que sería un bonito detalle que lo
llevaras. Póntelo.
________ deslizó el anillo en su dedo.
—Es un poco grande, pero no importa. Prometo cuidarlo muy bien.
Kendall sonrió.
—Supongo que ahora es oficial. Llevas mi anillo, así que eso te convierte en mi
esposa.
—Sabes que esto es una locura —dijo ________ mientras observaba el anillo, que
tenía un gran diamante en el centro rodeado por otros más pequeños.
—Lo que sería una locura sería perder a Brody Robinson como cliente —Kendall se quedó en silencio mientras entraban en los límites de la población y trataba de recordar las señas que le había dado Brody.—Qué pueblo tan encantador —dijo ________ mientras avanzaban por la calle
principal.
Kendall asintió, fijándose en las antiguas y pintorescas fachadas de las tiendas,
que recordaban a las de un típico pueblo vaquero.
—El rancho de Brody está al otro lado del pueblo, a varios kilómetros hacia el
oeste —explicó—. ¿Te estás poniendo nerviosa? —preguntó, al ver que ________ se movía
inquieta en su asiento.
—Un poco —replicó ella, y sonrió—. Nunca había estado casada hasta ahora.
Su sonrisa hizo algo a su rostro... lo iluminó, enfatizando el brillo de sus ojos y
confiriendo a sus rasgos irregulares un encanto especial.
—Esto es lo más cerca que pienso estar del matrimonio —dijo Kendall, en tono más forzado del que pretendía.
Unos minutos después giraban en el sendero que llevaba al rancho de Brody.
Incluso sin el cartel que decía Robinson’s Ranch, Kendall habría sabido que el lugar pertenecía a su cuente por la enorme galleta de metal que adornaba la verja de entrada.—No hay nada sutil en Brody —murmuró mientras la casa del rancho aparecía
ante su vista.
—¡Dios santo! —exclamó ________—. ¡Es una mansión!
Y era una mansión, sin duda. La casa tenía dos plantas y era de proporciones
mastodónticas. Encima del porche, con sus enormes columnas, asomaban dos grandes
balcones de la planta alta.
A lo lejos se veían las demás edificaciones del rancho, así como cientos de vacas
pastando en unas extensiones de hierba que parecían no tener fin.
—Bastante impresionante —dijo Kendall, mientras detenía el coche junto a la casa—, Brody nunca hace nada a medias —apagó el motor y en ese momento salióBrody Robinson de la casa. Kendall se volvió hacia ________ con una sonrisa que parecía tensa—. Ya estamos en plena faena. Recuerda que estamos casados.
Brody abrió la puerta del coche.
—Cuánto me alegro de verte —el robusto vaquero sacó casi a rastras del coche a
Kendall, y enseguida corrió a ayudar a ________—. Y tú debes ser su damita —exclamó,
abrazándola como un oso—. Pasad a conocer a mi media naranja. No os preocupéis por
el equipaje. Enviaré a uno de mis empleados para que lo recoja.
Mientras seguían a Brody, Kendall tomó a ________ de la mano. La tenía fría como el -hielo. Le dedicó una reconfortante sonrisa que ella trató de devolverle.