Capitulo 02

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—Mil quinientos —dijo Kendall—; Por una semana que será más de vacaciones que

de trabajo.

—De acuerdo ——aceptó ________, reacia, sabiendo que probablemente estaba

cometiendo un error, pero incapaz de rechazar la oportunidad de aliviar un poco la

situación financiera de su familia.

—Estupendo —Kendall se levantó, sonriendo aliviado—. ¿Por qué no te tomas el

resto de la tarde para ir a casa y escribir una especie de informe sobre ti misma?

Tráemelo mañana y así tendré el fin de semana para estudiarlo. Yo haré lo mismo para

ti. El lunes debemos saber lo suficiente el uno del otro como para dar la impresión de

que llevamos casados un tiempo.

Cuando Kendall se sentó y abrió una carpeta que tenía sobre la mesa, ________ supo

que había llegado el momento de retirarse. Salió del despacho y fue a la zona de

recepción, donde se encontraba su escritorio.

Aunque llevaba dos años trabajando para Kendall Schmidt, no estaba segura de

querer continuar en aquella oficina. Cuando Kendall Schmidt la entrevistó por primera

vez para el trabajo le explicó que su puesto incluía tanto los deberes de asistente

personal como los de secretaria.

A ________ la alegró mucho conseguir el puesto y, al principio, no le importó

ocuparse de los encargos personales de su jefe, como comprar los regalos de

cumpleaños para su padre y su tía, o recoger su ropa de la tintorería. Esperaba

alcanzar su sueño de convertirse en redactora publicitaria, de llegar a formar parte

del proceso creativo del mundo de la publicidad.

En la entrevista inicial, Kendall mencionó la posibilidad de ascender en la empresa,

y conociendo la reputación de la Agencia de Publicidad Schmidt, ________ se entusiasmó

ante la posibilidad de aprender de él.

Pero, hasta ese momento, lo único que había aprendido era que a su jefe le

gustaban las camisas bien almidonadas y los sándwiches sin mayonesa, que ninguna

novia le duraba más de tres semanas y que siempre les enviaba flores cuando las

dejaba. Y aunque sentía que había aprendido muchas más cosas durante aquellos dos

años, no había tenido la posibilidad de poner sus conocimientos en práctica. Se sentía

frustrada, mal aprovechada y quería más de su trabajo.

Mientras ordenaba su escritorio, se fijó en la gran foto de su jefe que adornaba

la pared que tenía enfrente.

Kendall Schmidt. A los treinta y tres años ya era un profesional de éxito en el

mundo de la publicidad. Y tampoco podía ponerse en duda que era un hombre guapo e

irresistible. Tenía el pelo rubio, fuerte y los ojos verdes. Sus rasgos

marcados no irradiaban tan solo atractivo, sino también inteligencia.

Se Busca Esposa (Kendall y Tu) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora