Capitulo 09

778 42 4
                                    

Como solía suceder habitualmente en todas las reuniones sociales, no pasó mucho
tiempo antes de que las mujeres se reunieran en un grupo y los hombres en otro.
Mientras Stan hacía preguntas relacionadas con la vida en el rancho, Kendall vio su
atención dividida entre escuchar a los hombres y observar a las mujeres.
_______ lo había sorprendido con su facilidad de palabra durante la cena. En la
oficina solía ser siempre muy silenciosa, pero esa tarde no había sido así. Había
participado en un animado debate sobre política, haciendo reír a los demás con sus
ocurrencias en varias ocasiones.
Trató de imaginarse a Sheila en una situación similar, pero no pudo. Para Sheila,
hablar de política significaba hablar del vestido que había llevado la primera dama en
algún acontecimiento social.
Brody le puso una de sus enormes manos en un hombro.
—Te has casado con una mujer estupenda, amigo —dijo, sonriendo—. Siempre he
sabido que eras un hombre de negocios hábil, pero debo confesar que tenía mis dudas
respecto a tu vida privada. Al parecer, estaba equivocado —frunció el ceño pensativamente—.
Lo que no entiendo es por qué en todos los artículos que he leído sobre ti no
mencionan nunca a tu mujer.
—A _______ no le gusta ser el foco de atención. Prefiere pasar desapercibida
—contestó Kendall .

—Es una chica brillante y muy agradable. Eres un hombre afortunado —el rostro
de Brody se iluminó mientras miraba a su propia esposa—. Sé muy bien lo que es ser
afortunado —volviéndose hacia los demás hombres, añadió—: Ninguno de vosotros será
el mismo después de esta semana. Os enriqueceréis espiritualmente y os sentiréis más
unidos que nunca a vuestras mujeres después de completar el encuentro de
matrimonios organizado por mi esposa. Y ahora, ¿quién está listo para otra bebida?
—preguntó.
—Puedes rellenar la mía —dijo Kendall. Tenía la sensación de que iba a necesitarla.

Miró a su secretaria. Sin duda, podría simular amarla durante aquellos siete días.
—¿Por qué no salimos al patio? —sugirió Barbara al grupo—. A esta hora hace una
temperatura muy agradable fuera —dijo, abriendo las puertas correderas que daban al
florido patio.

Mientras salían, la segregación por sexos terminó. Trent se sentó con su esposa
junto a una de las mesas. Stan ocupó un pequeño sofá con Edie y Kendall se sentó junto a _______ en una mecedora doble.

Barbara tenía razón. Fuera hacía una temperatura muy agradable. La
conversación fue sencilla e intrascendente, centrada en el tiempo y en las costumbres
de la vida en el rancho. Poco a poco, Kendall sintió que empezaba a relajarse. Y mientras se relajaba se hizo consciente de sensaciones que no había notado antes.

Su pierna estaba apoyada contra la de _______, y podía sentir el calor que el
cuerpo de esta irradiaba a través de los vaqueros, mientras su fresco y delicado
perfume parecía envolverlo.
—¿Qué tal estás? —preguntó, en voz lo suficientemente baja como para que
nadie pudiera oírlos.
—Bien —contestó _______, inclinándose un poco hacia él—. Estoy asombrada con
mi capacidad para mentir. Nunca había imaginado que pudiera hacerlo tan bien.
—Sí, voy a tener que vigilarte más de cerca cuando volvamos a la oficina
—bromeó Kendall.

—Ya basta de secretitos al oído, tortolitos —dijo Brody, interrumpiendo su
conversación—. Seguro que todos os estáis preguntando qué va a suceder exactamente
esta semana. Si creéis que va consistir en disfrutar de la excelente carne de Montana
y en pasear por el pintoresco pueblo de Mustang, tenéis razón. Pero va a ser mucho
más que eso —pasó un brazo por los hombros de su mujer—. Supongo que este es un
buen momento para que Barbara os haga saber lo que vais a hacer.
Barbara sonrió a todos.
—En primer lugar, os prometo que va a ser una experiencia maravillosa para
todos. Llevéis casados diez años o diez días, este programa está diseñado para que
profundicéis en vuestra relación y logréis que sea más feliz y completa.
—Creo que lo que más me ha gustado ha sido lo de la carne de Montana —dijo
Stan. Los demás rieron mientras Edie le daba un suave codazo en el costado.
Barbara se unió a las risas.
—Sé que puede pareceros un poco inquietante, pero os prometo que cuando
acabe la semana seréis personas diferentes... mejores maridos y mejores esposas.

Kendall sintió una punzada en el estómago a causa de la ansiedad. Él no quería
convertirse en una persona diferente. Estaba satisfecho con cómo era en aquellos
momentos. Y eso era precisamente lo que no le gustaba del matrimonio... Las mujeres
esperaban que sus compañeros cambiaran.
—Empezaremos a las nueve de la mañana —continuó Barbara—. Trabajaremos en
grupo hasta las doce. Después de comer trabajaré por separado con cada pareja
durante una hora —sonrió a Kendall y a _______—. Empezaré con vosotros a la una. Tras el trabajo individual, podréis hacer lo que queráis hasta las seis. Después de cenar tendremos otra sesión de grupo de ocho a nueve. Y ese será el programa diario durante toda la semana —mirando a su alrededor, añadió—: ¿Alguna pregunta?

—Más o menos un millón —contestó Stan—. Pero supongo que si espero a mañana
la mayoría quedarán contestadas.
Kendall quería preguntar si podía echarse atrás, si era demasiado tarde para volver
a su casa.
_______ rió.
—¿Os habéis fijado en que todas las mujeres estamos deseando empezar y los
hombres tienen aspecto de querer salir corriendo?
Las parejas se miraron. Era cierto. Los tres hombres se habían movido al borde
de sus asientos, como si estuvieran a punto de saltar. Todos rieron, aunque los
hombres con un matiz de incomodidad.
Barbara asintió.
—No os preocupéis, amigos, es perfectamente natural. Los hombres siempre son
más reacios al cambio. Por encima de todo, son criaturas de costumbres —sonrió
afectuosamente a su marido—. Incluyendo al mío. Pero creo que Brody podrá aseguraros
que el curso no es doloroso y que seréis más felices cuando haya acabado.
Brody asintió.
—Os elegí a vosotros para esta semana porque me gustáis. No os considero tan
solo asociados profesionales, sino también amigos. Querría que todos disfrutarais de
un matrimonio tan feliz como el mío con Barbara. Ella me enseñó a abrirme
completamente, y os enseñará a vosotros lo mismo.
Barbara se levantó.
—Ahora voy a retirarme. Estáis en vuestra casa, así que sentíos libres para
hacer lo que queráis. Nos veremos por la mañana.
—El desayuno es a las siete y media —dijo Brody, levantándose—. Buenas noches.
Un largo silencio siguió a la marcha de la pareja.
—No sé vosotros —dijo Stan, finalmente—, pero yo estoy aterrorizado.
Edie rió.
—Actúas como si esperaras que Barbara fuera a hacerte una lobotomía.
—Y puede que así sea. Tal vez ese sea su secreto para mejorarnos —replicó
Stan, haciendo reír de nuevo a los demás—. Supongo que si mañana vamos a tener un
día tan ajetreado, más vale que nos retiremos.
Edie asintió y se levantó.
Trent tocó el hombro de su mujer y ambos se levantaron.
—Creo que nosotros también vamos a acostarnos.
Un instante después, Kendall  y _______ se quedaron solos en el patio.

—Yo no me siento nada cansada —dijo _______, y Kendall creyó percibir en su voz un toque de ansiedad. Supuso que se debía a que se acercaba el momento de compartir el dormitorio.

No sabía cómo aplacar su inquietud. Sin duda, _______ ya debía suponer que no iba
a intentar nada, pero la idea de pasar la noche en la misma habitación con él debía de
ponerla nerviosa.
—Por mucho que lo retrasemos, acabaremos teniendo que subir al dormitorio
—dijo, con suavidad.
—Lo sé —replicó _______, ligeramente a la defensiva—. Solo he comentando que
no me sentía cansada.
—Me ha parecido que estabas un poco nerviosa. Comprendo que tiene que ser una
situación un poco incómoda para ti, porque puede que no hayas pasado nunca la noche
con un hombre.
A pesar de la oscuridad, Kendall vio que _______ se ruborizaba. Pero cuando lo miró no lo hizo avergonzada, sino enfadada.

—¿Y qué te hace pensar que nunca he pasado la noche con un hombre? ¿Qué te
hace pensar que no he tenido un amante... o docenas de ellos? —preguntó, con un toque
de arrogancia que Kendall encontró bastante atractivo.

—Yo... había supuesto...
—¿Has supuesto que porque no soy espectacularmente atractiva no he tenido
amantes? —interrumpió _______—. ¿Crees que como no soy rubia y no tengo los pechos
grandes ningún hombre puede encontrarme deseable?
—No... no es eso —dijo Kendall , sorprendido por su repentina furia—. No tiene nada que ver con tu aspecto —trató de buscar las palabras adecuadas para explicar sus pensamientos—. Yo... Te rodea un halo de inocencia que... he asumido que probablemente carecías de experiencia.

—Es más inteligente preguntar que asumir —dijo _______, rígidamente.
El dudó un momento, sabiendo que no debía preguntar, pero fue incapaz de
contenerse.
—Entonces, ¿cuántos amantes has tenido?
_______ lo miró a los ojos.
—Eso no es asunto tuyo, Kendall —se levantó—. Y ahora, creo que me voy

a la cama —sin esperar a Kendall , se volvió y entró en la casa.


Kendall miró cómo se alejaba. Sin duda, había logrado contrariarla. Y ella había
logrado ponerlo en su sitio, a la vez que había despertado su curiosidad. Tenía la
sensación de que su secretaria ocultaba en su personalidad muchas más cosas de las
que se veían a simple vista. Y sospechaba que aquella iba a ser una semana para
recordar.







Se Busca Esposa (Kendall y Tu) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora