El dolor que había sentido cuando Sarah lo dejó no era nada comparado con el
que desgarraba su corazón en aquel momento, mientras ______ permanecía donde
estaba, manifestando con sus lágrimas una infelicidad que no podía significar nada
bueno para él.
—Dime que no te importo y te dejaré en paz, ______ —se levantó y caminó hasta
ella. Sintió el impulso de estrecharla contra su corazón para que pudiera oír el amor
que desprendía cada uno de sus latidos. Pero no la tocó—. Dime que no sientes nada
por mí y no volveré a molestarte. Pero tienes que mirarme a los ojos y decirme que
quieres que me vaya. Tienes que mirarme a los ojos y decirme que no hay esperanza
—su voz se rompió mientras susurraba la última frase.
______ cerró los ojos. Tras respirar temblorosamente, volvió a abrirlos y miró a
Kendall.
—La semana que pasamos en Mustang fue mágica... pero fue una farsa —se frotó
las lágrimas con una mano—. Nada de lo que sucedió durante esa semana fue real, y
tampoco lo es lo que estás sintiendo ahora.
Kendall la tomó por los hombros, esforzándose por contener su enfado.
—No me digas que lo que siento no es real. Sé lo que hay en mi corazón y puedo
distinguir entre lo que es real y lo que no —su enfado se esfumó, dando paso a un
insoportable dolor—. Te quiero, ______. Quiero despertar cada mañana contigo entre
mis brazos, y acostarme cada noche sabiendo que vas a estar a mi lado. Ahora dime
que no me quieres. Dime que no te importo.
______ se apartó de él.
—No puedo decirte eso. ¿No lo comprendes? No puedo decirte que no me
importas. No puedo decirte que no te quiero.
Sus palabras fueron como un bálsamo para Kendall, aunque seguía sin ver el más
mínimo destello de felicidad en los ojos de ______. Apoyó ambas manos sobre sus
mejillas, preguntándose qué estaría pasando por su cabeza.
—Háblame, corazón. Dime qué va mal, dime por qué estás llorando.
—Tengo miedo —aquellas palabras surgieron con evidente esfuerzo de los labios
de ______.
—¿Miedo de qué? —preguntó Kendall.
______ volvió a apartarse de él y se abrazó a sí misma, como protegiéndose.
—Solo he amado a un hombre en mi vida, Kendall, y se fue de mi vida sin mirar
atrás. No podría soportar entregarte mi corazón y que, al cabo de un tiempo, me lo
devolvieras.
—Oh, ______. Si pudiera, volvería atrás en el tiempo y me convertiría en tu padre
para llenar el vacío que dejó en ti cuando se fue. Pero no puedo ser tu padre. Solo
puedo ser el hombre que te ama, que te amará durante el resto de tu vida.
—Pero eso no es posible —susurró ______—. No... no soy bonita. No puedes
quererme... en realidad no.
Kendall la miró, asombrado.
—¿Quién diablos te ha dicho que no eres bonita?
—Mi padre.
Kendall respiró profundamente, preguntándose cómo era posible despreciar a un
hombre al que no conocía.
—Ven aquí —dijo, alargando una mano hacia ______—. Ven —insistió—. Vamos a
sentarnos a hablar en el porche.
______ dudó un momento, buscando algún tipo de seguridad en la mirada de Kendall.
Él asintió, sonrió, y ella tomó su mano. Luego caminaron hasta el porche y se sentaron
en uno de los escalones.
—Ahora, cuéntame cuándo tuviste esa absurda conversación con tu padre.
______ se ruborizó y Kendall supo que sería capaz de hacer cualquier cosa para que
nadie volviera a hacer daño a aquella mujer.
—Fue poco antes de que nos dejara —empezó ella, en un susurro—. Me dijo que
nunca podría depender de mi físico para salir adelante, y que más me valía ser lista.
—Ahora deja que yo te pregunte algo, ______ Riverton —Kendall apoyó dos dedos
bajo la barbilla de ______ y le hizo volver el rostro hacia él—. ¿Qué edad tenías
cuando tu padre te dijo eso? ¿Ocho años? ¿Nueve?
______ dudó y luego asintió.
—Corazón, nunca he visto una niña de nueve años con aspecto de llegar a ser una
belleza de mayor. ¿Cómo iba a saber tu padre el aspecto que tendrías a los veintiocho
años?
—Pero...
Kendall apoyó un dedo sobre los labios de ______ para impedirle hablar.
—¿Cómo iba a saber que esos ojos color caramelo acabarían brillando con tal
esplendor? ¿Cómo iba a saber que tu sonrisa podría iluminar una habitación y llenarla
de calor? —acarició con una mano la sedosa piel de su mejilla—. ¿Cómo iba a saber un
hombre, lo suficientemente cruel como para abandonar a su familia, lo que es la
verdadera belleza?
Vio que sus palabras empezaban a calar en ______, lo notó en su respiración, en la
ligera relajación de su cuerpo. Era una pequeña grieta en la muralla que había alzado
en torno a su corazón.
—Te quiero, ______. Y cuando te miro, mi corazón late más deprisa y mi pulso se
acelera. Eres más bella de lo que nunca imaginarás... porque eres la mujer que amo.
Un gemido escapó de la garganta de ______, no de dolor, sino más bien de
liberación del dolor... dejando espacio para que surgiera una nueva emoción.
—Te quiero, Kendall.El corazón de Kendall se llenó de gozo al oír aquellas palabras. Era asombroso que
aquellas meras palabras bastaran para hacerle creer que cualquier cosa era posible,
que había sido agraciado con el tesoro más precioso de la tierra.
Se levantó, tirando de ______ con suavidad para que lo siguiera. No retuvo nada
cuando la tomó entre sus brazos y la estrechó contra su pecho.
—Te quiero, ______. Cásate conmigo. Quiero que seas mi esposa. Comparte tu
vida conmigo, aquí, en esta casa.
______ rompió a llorar de nuevo, pero en esa ocasión Kendall supo que las lágrimas
no eran debidas a la tristeza, sino a la felicidad de una mujer segura del amor de su
hombre.
—Sí —logró decir, entre lágrimas—. Sí, quiero...
No tuvo oportunidad de decir más, porque Kendall no pudo esperar para apoderarse
de sus labios. La besó larga y profundamente, sellando su futuro juntos con la promesa
de un amor eterno.
Cuando el beso terminó, ______ le acarició el rostro amorosamente.
—Creo que me enamoré de ti el primer día que te vi... cuando me entrevistaste
para el puesto de secretaria —de pronto, abrió los ojos de par en par y dio un paso
atrás—. Kendall... ¿y las entrevistas de hoy? Si has ido a Mustang, supongo que no habrás
podido hacerlas.
—No te preocupes por eso —contestó él, volviendo a tomarla entre sus brazos—.
Las secretarias van y vienen. Siempre puedo contratar una nueva secretaria, pero una
esposa... eso es otra historia. Desde ahora mismo te prometo que tú vas a ser la única
esposa que voy a tener para el resto de mi vida.
Mientras ______ lo miraba con sus ojos dorados y cálidos, llenos de amor, Kendall
supo que amaría a aquella mujer, a su antigua secretaria... para siempre