Capitulo 19

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Sin duda, podría superar aquellos cuatro días. Podía seguir simulando ser su
marido a la vez que se mantenía lo suficientemente distanciado de ella para no poner
en peligro su relación de trabajo.
Y, durante los dos días siguientes, Kendall logró mantener las distancias. Siguió
interpretando su papel de marido feliz, aunque notó que _______ sentía con toda
claridad su distanciamiento. Vio preguntas no formuladas en sus ojos, pero no las
respondió. ¿Qué sentido habría tenido confesar que le gustaba su secretaria? Sobre
todo porque no tenía intención de hacer nada respecto a sus sentimientos por ella.


Los únicos momentos en los que se tocaban era mientras dormían. Cada noche, a
pesar de que Kendall se proponía que no fuera así, sus cuerpos buscaban la calidez y el
placer de tocar al otro. Y cada mañana despertaban abrazados y se apartaban como si
aquel contacto los quemara.

Para el sábado por la tarde, Kendall se felicitó en silencio por un trabajo bien
hecho. No solo habían engañado a Brody y a Barbara, sino a las demás parejas y,
además, él había logrado dejar a un lado sus extraños sentimientos por _______.
Aquellos momentos de deseo, aquella loca necesidad de abrazarla, de besarla,
habían pasado y, al día siguiente a primera hora, regresarían a Great Falls, de vuelta a
sus vidas normales y separadas.


Dedicó a _______ una confiada sonrisa mientras empezaban su última sesión
privada con Barbara. Como habían hecho durante toda la semana, se sentaron en la
mullida alfombra que había junto a la chimenea mientras Barbara ocupaba un sillón a
cierta distancia de ellos.
—He disfrutado mucho trabajando con vosotros dos durante esta semana —dijo
Barbara—. Dentro de unos días os mandaré un breve cuestionario. Espero que os
toméis el tiempo necesario para contarme lo que os ha parecido esta experiencia y lo
que ha funcionado y lo que no para vuestra relación.
—También ha sido una semana estupenda para nosotros, Barbara —dijo _______.
 Kendall asintió, satisfecho como siempre con el encanto natural de su secretaria.
Sería una esposa estupenda para cualquier hombre, pensó, tratando de reprimir
una punzada de pesar. Tenerla sería un auténtico logro en la vida de cualquiera. Pero él
no la quería como esposa. La necesitaba desesperadamente como secretaria.
—De acuerdo —Barbara unió sus manos y sonrió—. Hoy vamos a experimentar
algo divertido. Las parejas no tardan mucho en dar el sexo por sentado. Las noches de
largas caricias e interminables jugueteos suelen terminar pronto tras la boda.


 Kendall sintió que el corazón le daba un vuelco. ¿Qué pretendía Barbara que
hicieran? ¿Practicar algún juego íntimo allí mismo, en la biblioteca, ante ella? Seguro
que no. Miró a _______ y vio que su rostro reflejaba la misma ansiedad que él sentía.
Barbara rió.
—Deberíais veros las caras. No os preocupéis, no soy una mirona empeñada en
compartir unos momentos íntimos con vosotros. De hecho, no quiero que os acariciéis
en un sentido sexual, aunque sí quiero que os toquéis el uno al otro.
—¿Qué quieres decir? —Kendall trató de no mostrar la aprensión que sentía. Tocar
a _______, de cualquier manera, se había convertido en una exquisita forma de tortura.
—Empezaremos contigo, Kendall —dijo Barbara—. Quiero que explores el rostro
de _______ con las manos.

 Kendall miró a _______, preguntándose si alguien más en la habitación podría oír los
fuertes latidos de su corazón. No quería tocarla... porque deseaba con toda el alma
hacerlo.
Enmarcó su rostro con las manos y luego miró a Barbara.
—No estoy seguro de lo que quieres que haga.
—Cierra los ojos. Simula que tu única forma de ver es con los dedos —explicó
Barbara—. Empieza con el pelo y luego sigue por el rostro.
 Kendall cerró los ojos y desató el pañuelo que sujetaba el pelo de _______ en la nuca.
Los sedosos mechones resultaban maravillosamente eróticos contra las palmas de sus
manos. Comprendió que había soñado con hacer aquello desde que la vio con el pelo
suelto la mañana que fue a recogerla a su casa.
Tras disfrutar un rato con aquello, deslizó las puntas de los dedos por su frente,
por sus perfectamente arqueadas cejas y a lo largo de su nariz. Su piel era mucho más
suave de lo que había imaginado.
Sus mejillas desprendían calor y cuando deslizó los dedos con ligereza por sus
labios, Kendall abrió los ojos y la miró.
¿Cómo era posible que hubiera considerado alguna vez a _______ como un chica del montón? Sus ojos color ámbar despedían un brillo que lo dejó sin aliento. Sus largas
pestañas revolotearon un momento cuando apartó la mirada, avergonzada.
A continuación fue ella la que exploró los rasgos de Kendall . Las puntas de sus
dedos estaban frías y temblaron ligeramente cuando las deslizó por sus cejas y
mejillas. Cuando le tocó los labios, él sintió que el fuego que había estado latente en su
interior se inflamaba en llamas.
Sintió el aliento de _______ en el rostro, cálido, dulce y ligeramente agitado,
demostrando que ella también se sentía afectada por aquel ejercicio de caricias.
—De acuerdo —la voz de Barbara rompió el embrujo. _______ apartó las manos y
 Kendall dio un profundo suspiro.
—Ahora las manos —dijo Barbara—. Quiero que os exploréis mutuamente las
manos.
El corazón de Kendall volvió a latirle descompasadamente en el pecho. Quería salir
de allí, alejarse de _______. Pero, en lugar de saltar y marcharse de allí corriendo, en
lugar de hacer una escena, tomó las manos de _______ entre las suyas.
Pequeñas. Delicadas. Kendall nunca había imaginado que unas manos pudieran ser
tan eróticas.
—Solo voy a poneros un deber más —dijo Barbara al cabo de unos momentos.
 Kendall soltó las manos de _______, agradecido por la interrupción—. Quiero que esta
noche exploréis vuestros cuerpos. Quiero que toquéis y acariciéis todos los rincones,
excepto las zonas erógenas más habituales. Los brazos, las piernas, las rodillas, los
hombros... Quiero que ambos os deis cuenta de que hacer el amor no es solo una
cuestión de tocar los órganos sexuales. Tomaos el tiempo necesario para descubrir
esas secretas zonas erógenas que todos tenemos. Y eso es todo —concluyó,
levantándose.
 Kendall saltó de la alfombra como si un pie invisible le hubiera dado una patada.
_______ también se puso en pie, con las mejillas a juego con la camiseta roja que llevaba
puesta.
—Nos vemos a la hora de cenar —dijo Barbara. Con una sonrisa, salió de la
biblioteca.
—Vaya —dijo Kendall , forzando una animada sonrisa—. Esto sí que ha sido intenso.
—Demasiado, para mí —dijo _______, sin mirarlo—. Ese es un deber que no vamos
a completar.
 Kendall sintió una punzada de remordimiento. Cuando _______ iba a salir, la tomó por
el brazo.
—Lo siento, _______. No sabía en qué nos estábamos metiendo cuando planeé esto.
_______ se apartó de él y se encogió de hombros.
—No te preocupes.
—Pero no sabías que te iba a toquetear cuando aceptaste hacerte pasar por mi
esposa —Kendall miró su rostro, buscando algún indicio de que no estaba enfadada, de
que todo iba bien—. Necesito saber que podemos dejar todo esto atrás cuando
volvamos al trabajo.


Espero les aya gustado estos tres capitulo :3  comenten que les parecio mañana subo mas  no se desesperen :3  graxias a todas esas lectoras que siempre comentan  enserio graxias por su apoyo  :3

Se Busca Esposa (Kendall y Tu) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora