Capitulo 28 penultimo

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Janette alzó una mano para interrumpirla.
—Cuando Brian se hizo demasiado mayor como para que pudieras utilizarlo como
escudo, utilizaste tu trabajo. Te ofrecías para trabajar horas extras, y también los
fines de semana, impidiendo así que se desarrollara tu vida personal. Y esa actitud se
debía al miedo.
—¡Eso es ridículo! —________ prácticamente saltó de su silla, incapaz de seguir
sentada mientras su madre diseccionaba su vida con la precisa intuición y la sabiduría
de una madre.
—No, es cierto. El abandono de tu padre te dejó un vacío en el corazón, un vacío
tan profundo que nunca has sido capaz de sanarlo, y temes dejar entrar a otro hombre
en tu vida —Janette suspiró—. Conozco tu dolor, porque yo también lo he sufrido.
________ dio la espalda a su madre y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras
pensaba en lo que acababa de decirle.
¿Era cierto? ¿Había quedado más marcada de lo que creía por el abandono de su
padre? ¿Había utilizado a Brian como pretexto contra las relaciones, contra el dolor?
—________ —la voz de su madre la hizo salir de su torbellino interior—. Conozco
ese dolor y ese miedo porque son los que me han mantenido sola todos estos años
—________ se volvió a mirarla y su madre continuó—. Si quieres a Kendall... y si él te quiere
a ti, acéptalo. Aférrate a él y no lo sueltes. No dejes que el miedo haga que te quedes
sola en la vida. Quiero para ti algo más que eso —Janette se levantó—. Ahora voy a
echarme un rato. Piensa en lo que te he dicho, ________. Piénsalo bien antes de tirar por
la borda algo que podría implicar tu felicidad.

Con la mente hecha un caos, ________ miró a su madre mientras salía de la cocina.
«Aferrare a él y no lo sueltes», había dicho. ¡Cuánto le gustaría poder hacerlo!
¡Cuánto le gustaría perderse en el amor de Kendall, sumergirse en la fantasía que sus
palabras de amor desataban en su mente y en su corazón!
Su madre tenía razón. Tenía miedo. Pero era un miedo aún más profundo que el
que su madre creía.
No solo era el miedo al abandono, sino también a la ineptitud, a saber que nunca
podría dar la talla que Kendall buscaba en una mujer.
Su madre nunca entendería ese miedo en particular, y ella era reacia a hablar
sobre el tema. Sabía que su madre le quitaría importancia, que le diría que era una
chica guapa y muy especial. Pero ella sabía la verdad. Era, y siempre sería, «enanita».

Pocos minutos después de las ocho, ________ llamó a la oficina y dejó un mensaje
en el contestador diciendo que no iba a trabajar. Después de la apabullante
declaración de amor de Kendall, se sentía demasiado vulnerable como para verlo en
persona.
A las nueve, Brian se fue a la universidad y su madre salió para ir al médico y
luego a almorzar con unas amigas, dejando a ________ a solas con sus pensamientos.
Y cuando ________ no quería pensar, trabajaba. Pasó la mañana limpiando el cuarto
de estar, tratando de no pensar en lo que estaría haciendo Kendall, en cómo estarían
yendo las entrevistas con las secretarias o en por qué no la había llamado después de
haberle enviado aquel mensaje por el cielo.
Tal vez, alguna de las posibles secretarias fuera una atractiva rubia de
generosos senos que además tuviera cerebro. Tal vez, esa nueva chica le había hecho
olvidar su «amor» por ella.

Eran casi las dos cuando se sentó a la mesa de la cocina con la carpeta Maxwell
frente a ella. Trabajar. Cualquier cosa para mantener la mente apartada de Kendall.
Pero, a pesar de que no quería saber nada de él, el silencio del teléfono la estaba
exasperando. Si la quería tanto, ¿por qué no la llamaba?
A las cuatro sonó el timbre de la puerta. Cuando abrió se encontró a Kendall y a
Brody Robinson, que le dedicó una agradable pero también desconcertada sonrisa.
—Kendall... ¿qué hacéis aquí? —preguntó, con cautela.
—Eso es lo que llevo preguntándome las tres últimas horas —dijo Brody—. Se ha
presentado en Mustang esta mañana temprano para decirme que lo siguiera hasta aquí,
que tenía algo importante que decirme, pero que debía hacerlo aquí, contigo delante.
—Kendall... no seas loco —dijo ________, esperando que no tuviera intención de hacer
lo que temía.
—Estoy loco —replicó él—. Loco por hacerte entender que te quiero de verdad
—Kendall se volvió hacia Brody—. Tengo algo que decirte, y no es precisamente algo de lo
que esté orgulloso. Te mentí.
Brody frunció el ceño.
—¿Me mentiste? ¿Sobre qué?
—________ y yo no estamos casados. Simulamos estarlo porque pensé que te
perdería como cliente si averiguabas que estaba soltero.
—Entonces, ¿quién es ella? —Brody señaló a ________.
—Mi secretaria.
Brody abrió los ojos de par en par.
—¿Y has dejado embarazada a tu secretaria?
—¡No! —exclamaron ________ y Kendall al unísono.
Brody se pasó una mano por el rostro, perplejo, y Kendall continuó rápidamente con
sus explicaciones.
—Convencí a ________ para que se hiciera pasar por mi esposa, pero ahora me he
enamorado de ella y quiero que nos casemos, pero no me cree porque te mentí.
—¿De verdad te llamas ________? —preguntó Brody, como necesitando alguna
verdad a la que agarrarse.

Se Busca Esposa (Kendall y Tu) TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora