Lee Minho, un dulce omega de solo 16 años, de pocos amigos.
Aunque se tratara de la persona más lindas tierna que podrías haber visto, era ignorado por la mayoría de alumnos en la escuela.
Pero todo lo contrario a lo pensado, los alumnos no "pasaban...
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La última semana de Noviembre había sido agitada para todos los estudiantes de la institución, en especial por los exámenes finales que solían sacarlos de quicio a todos, sin excepción. Quedaban dos semanas aún de clases antes de las vacaciones de invierno, para luego dejar camino a la navidad y año nuevo.
El rubio omega era el más emocionado por esas vacaciones, ya que significaba poder ir a Busan junto a sus amigos y, en especial, pasaría tiempo con Chan. Hace mucho tiempo que no visitaba las playas de Busan, y aunque fueran en invierno, volver a su ciudad natal era magnífico.
Junto a su madre tenían todo preparado, lo único que faltaba era que sus tres amigos confirmaran que irían. Por eso ese día les había pedido que fueran a su casa, pero ahora, que escuchaba sentado junto a su ventana como la lluvia caía, dudaba que fueran.
Extrañaba a su mejor amigo, desde el día de su celo que lo encontró en el auditorio, no lo había podido ver, ni a él ni a Félix. Jamas pensó que haría tantos amigos ese año, mucho menos iba a imaginar que tendría novio.
Después de todo ¿quién se fijaría en un omega ciego?
Las palabras de Hyuna y sus amigas aun seguían en su cabecita, torturándolo cada vez que se encontraba solo con sus pensamientos. Nunca había tenido problemas con su autoestima, pero después de ese incidente su subconsciente constantemente se encargaba de repetirle lo inútil que era.
El orgullo de su lobo aun estaba herido, y ni las palabras de Chan lograban apaciguar el dolor que sentía.
Al recordar al alfa un suspiro tembloroso escapo de sus labios, recordando también el sueño que había tenido días atrás, donde el lobo del mayor le prometía al suyo marcarlo.
Ahora sabia que el pelinegro no lo recordaba, después de todo en ningún momento se lo había mencionado, y eso de alguna forma lo decepcionaba.
Suaves golpes en su puerta lo sacaron de sus pensamientos, haciendo que girará hacia esta intentando sentir el aroma del otro lado de la puerta.
-¿Quién es? -Pregunto al solo sentir el aroma a lluvia que se filtraba a través de la ventana.
-Supuse que no sentirías mi aroma... -Las suaves risas del alfa lo avergonzaron, escuchando como este entraba a su habitación y cerraba la puerta detrás de él.
-S-solo sentí la lluvia... -Se excusó con un suave sonrojo en sus mejillas, cubriéndose con la manta en sus piernas hasta volverse un tierno burrito a ojos de Chan.- Pensé que no vendría, hyung...
-¿Por qué pensaste eso, Honnie? -Dejando su bolso sobre la cama del menor, se acerco a este, sentándose a su lado y quitándole la manta de encima para cubrirse el también.- Hace dos días que no te veo ¿Crees que es fácil aguantar a mi lobo lloriquear por ti?
Minho sentía su rostro arder, y como no con el alfa acurrucandose a su lado, quedando tan juntos que podía escuchar los rápidos latidos de su corazón. Un suave suspiro escapo de sus labios mientras apoyaba su cabeza en el hueco del hombro y cuello del mayor, aspirando su aroma a petricor y café. Por otro lado el alfa escondía su menuda nariz entre los cabellos del menor, gruñendo en satisfacción al sentir el dulce olor a frutos y menta.
