Lee Minho, un dulce omega de solo 16 años, de pocos amigos.
Aunque se tratara de la persona más lindas tierna que podrías haber visto, era ignorado por la mayoría de alumnos en la escuela.
Pero todo lo contrario a lo pensado, los alumnos no "pasaban...
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Suaves golpes en la puerta sacaron a ambos de su ensoñacion, estaban tan a gusto allí abrazados, entre las sábanas y con sus piernas enredadas, que olvidaron completamente la existencia de la demás gente en la casa.
Chan fue quien se puso de pie, gruñendo molesto al ser interrumpido cuando le estaba dando mimos a su Omega.
Colocándose sus boxer y la camisa de antes, se acercó a la puerta, abriendo la solo un poco, intentando cubrir el interior de la habitación con su cuerpo.
Al otro lado de la puerta se encontraba Jisung, sonrojado por el fuerte aroma que emanaba de su Hyung. Se sentía levemente intimidado por la presencia de un Alfa que claramente acababa de enlazarse.
—Lamento interrumpir pero Tía YooRa me mando a entregarles esto... —Levantando sus manos dejó ver una botella de agua y varias pastillas.— Son supresores, para que luego puedan bajar a comer.
—Gracias, Sung... —Recibiendo las pastillas y la botella se dispuso a cerrar la puerta, pero el agarre del menor en una de sus mangas se lo impidió.— ¿Sucede algo?
—Esto se lo manda Younghyun Hyung a Minho. —Una nueva pastilla fue dejaba en su mano, observandola extrañado.— Es para... Evitar embarazos.
Ahora el sonrojado era el pálido quien haciendo una mueca cerro la puerta, gruñendo al escuchar la risa del menor del otro lado de esta. Sin más volvió a la cama, entregándole sus respectivos supresores a Minho, junto con la dichosa pastilla, sin decirle nada al menor.
Se quedaron recostados unos minutos más, esperando que los supresores hicieran efecto, aprovechando de abrazarse y aspirar el aroma del otro. Chan sentía su pecho inflar se en orgullo al sentir en el aroma de Minho una pizca del suyo, creando una deliciosa mezcla de frutos rojos, menta y café.
La burbujeante felicidad que albergaba a ambos los tenía en la séptima nube, siendo el más emocionado Minho, aunque la curiosidad y el temor de "ver" Le hacia sentir incómodo.
Quizás no veia con claridad, y de vez en cuando todo se volvía negro, pero el poder distinguir figuras y colores, lo emocionaba.
El suave gruñido que emitió Chan lo distrajo, volteando se para quedar cara a cara con el mayor, riendo la escucharlo gimotear mientras se escondía en su cuello.
—No te duermas, Chan... —El nombrado refunfuño cubriéndose bien con la sabana, llevando sus manos hasta la espalda baja de Minho, abrazandolo posesivamente.
—Cuanta confianza tienes ahora, Honnie. —Murmuro intentando despejarse del sueño, notando la manera informal en la que fue llamado.
—Uh y-yo... —Avergonzado dejó escapar una suave risita, haciendo sonreír a Chan.— lo siento...
—Tranquilo, puedes tutearme, no tengo problema.
Bostezando se alejó del suave y calentito cuerpo de su novio, alzándose de la cama y yendo hasta su maleta, sacando dos pantalones deportivos y una sudadera grande. Uno de los pantalones se los dio al Omega junto a la sudadera, calzandose la otra prenda.
