Lee Minho, un dulce omega de solo 16 años, de pocos amigos.
Aunque se tratara de la persona más lindas tierna que podrías haber visto, era ignorado por la mayoría de alumnos en la escuela.
Pero todo lo contrario a lo pensado, los alumnos no "pasaban...
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Sentados en la habitación del mayor, rodeados de comida chatarra, veían un drama que la hermana del menor les había recomendado. Chan jugaba con los cordeles de su sudadera
mientras Félix estaba atento a la televisión, inmerso en la trama de la serie.
Un molesto gruñido escapo de lo más profundo de la garganta del mayor, asustando a Félix quien, volteando a verlo, bufo comenzando a enojarse al ver como su mejor amigo hacia un puchero mientras abrazaba la almohada.
No se dejaría engatusar por esa tierna imagen. No señor.
─Chan, no puedes salir de tu habitación, ya te dije. ─El mayor volvió a gruñir enterrando su rostro en su almohada.─ No me gruñas, jovencito. Suficiente tuve con aguantar que me golpearas mientras te traía a tu casa ayer.
─ ¡Lo siento! ¿Si? No sabía que iba a entrar en celo... ─Aun sin quitar el rostro de la suave superficie en la que lo escondía, se removió inquieto.─ Menos sabía que mi aroma haría que Minhonnie se presentara...
─Nadie sabía que eso pasaría, idiota.
Y es que el día anterior, después de ver como Jisung prácticamente arrastraba a un adolorido Minho hacia su casa, ambos alfas se habían quedado mirándose por un largo rato, retándose el uno al otro a seguir a los menores, aun en contra de su voluntad por parte humana.
Chan fue el primero en desistir, queriendo pasar por el lado de Félix e ir en busca de Minho, a quien su lobo llamaba con ímpetu, arañando su interior con la clara intención de proclamar al recién presentado omega como suyo.
Félix, en cambio, al ver como su gruñón amigo quería escapar, lo tomo de la cintura, aprovechando que era más corpulento que el mayor y echándose lo al hombro como un saco de papas. Ignorando los fuertes golpes que el pálido daba contra su espalda y abdomen, se lo llevo hasta la casa de este donde solo se encontraba su madre quien al ver el estado de su pelinegro hijo, le pidió por favor al menor cuidar de él esos días.
Y ahí estaba Lix, viendo como el inflexible Bang Chan lloriqueaba porque su lobo le pedía ver al omega.
─En serio no sé quién quiere verlo más, si tú, o Chrispye. ─Hablo Lixie, refiriéndose al lobo del mayor.
─No me llames Chrispye. ─Gruño molesto con su voz de alfa, sacándole una sonora carcajada a su amigo.
─Vamos, que así lo llamabas de pequeño... ─Continuo burlándose, dejándose caer al lado de su amigo.─ ¿Recuerdas como llamabas a mi lobo?
─Cállate.
─Yo sí. ─Se auto respondió, ignorando las lágrimas de impotencia y dolor que se alojaban en los ojos del mayor. Sabía que eso solo se debía al celo y que no debía preocuparse.─ Yongbok, y juntos éramos Chirsbok ¿Lo recuerdas?
