Capitulo 48

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La suave brisa invernal congelada la nariz y orejas del enorme lobo negro que dormitaba entre la hierba alta, siendo el lugar donde descansaba el único que la nieve no lograba cubrir gracias a los frondosos árboles sobre su cabeza, y también debid...

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La suave brisa invernal congelada la nariz y orejas del enorme lobo negro que dormitaba entre la hierba alta, siendo el lugar donde descansaba el único que la nieve no lograba cubrir gracias a los frondosos árboles sobre su cabeza, y también debido a las altas temperaturas que su cuerpo junto al del pequeño lobo blanco acurrucado a su costado, desprendían.

Desde que ambos se habían sincerado el uno con el otro no volvieron a alejarse por varias horas, aunque eso era en su "mundo" pues en la superficie, en el hospital, habían pasado varios días desde que tanto Minho como el alfa habían comenzado a mejorar juntos, y todo por la interacción que Chan estaba teniendo con el omega de su novio.

Al principio no entendía por qué su demandante y terco lobo había decidido dejarlo a él, a la parte humana, en ese mundo de nieve eterna donde nunca, ni ahora ni en los cientos de sueños que había tenido en ese lugar, había logrado ver un ápice del sol como si este no existiera, pero sabía que si lo hacía pues en ese momento poco a poco comenzaba a oscurecer.

Sería su primera noche entre grandes árboles, blanca nieve y el exquisito aroma a frutos del bosque que desprendía el omega a su lado, aunque el aroma que más predominaba en ese momento en la lobito era el café y las moras. Su esencia y la de la persona que amaba mezcladas, no había nada que lo enorgulleciera más.

-¿En qué piensas? –Escucho la dulce pero ronca voz del peliblanco en su cabeza, mientras que en sus oídos se oyó un claro gruñido bajo y primitivo, de la forma que fuera le gustaba oírlo tan cerca suyo.

Era extraño pero mientras más horas pasaban, más cerca de ese gruñón lobo se sentía en especial después de haberlo consolado y haber secado sus lágrimas a lamidas y toques algo bruscos de sus patas delanteras. Ansiaba volver a su cuerpo humano cuanto antes, estaba seguro que su alfa estaba disfrutando de estar en la superficie caminando en sus pies en vez de estar a cuatro patas.

-Pienso en porque este lugar siempre tiene nieve... -Girando en su costado se dejó caer en la hierba, enfocando sus castaños ojos en los blanquecinos del omega, notando la tristeza viajar en estos generándole cierta preocupación que aumento al ver como este le daba la espalda, quedando en posición de "cucharita", algo graciosa al ser lobos.

-¿No lo recuerdas? –Preguntó en voz tenue, casi como un gimoteo lastimero aumentando la preocupación en el mayor quien negó en voz baja, enterrando su hocico entre las orejas del omega para comenzar a hacerle mimos.- La última vez que estuvimos juntos fue en este lugar.

-¿Cómo? ¿Nosotros o tú y Chris? –Curioso se apegó aún más al cuerpo del lobo blanco, recargando casi todo su peso en ese contacto, sonriendo en su interior al ver como el menudo cuerpo se acurrucaba buscando calor.

-Chris y yo, aunque en ese tiempo nos llamábamos de otra forma... -Removiéndose bajo el cuerpo del gran lobo negro logro girarse en su lugar, quedando frente a frente con el otro animal haciendo sentir a este como si lo mirara fijamente.- Cinere y Luna eran nuestros respectivos nombres antes de... antes de morir.

BLIND || Omegaverse ChanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora