Midorima

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Todas las mañanas pasaba al centro comercial en su preciada tienda de Oha-Asa, buscando su amuleto de la suerte antes de ir a su instituto: Shutoku.Ese día su horóscopo decía que iba a tener un reencuentro doloroso, no lo creyó hasta que la vió, caminando tan elegantemente y con dos guardaespaldas tras ella.
Su preciado objeto de la suerte -un adorable sapo- cayó al suelo de la impresión.
-Shiroi...-Se puso frente al camino de la hermosa muchacha, ella ni siquiera lo miró.
-Aléjate de mi, me das mala suerte.-La frase más hiriente que le habían soltado en la vida vinieron de una dulce y cruel voz a la cual echaba de menos.

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-Midorima-kun, aquí tienes tu toalla, por favor toma un poco de agua.Estuviste impresionante, como siempre.-La dulce Shiroi lograba sonrojar al peliverde, que disimulaba tras acomodar sus gafas.
-Gracias, Shiroi.
-Midorima-kun, ¿eres del signo cáncer? Vi que era el primero en el top de esta semana.
Su frío y bipolar corazón brincó con emoción.
-Así es, nanodayo.¿Tú que signo eres?
-Soy Escorpio y tenemos compatibilidad, Midorima-kun.

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-Disculpa, ¿Shiroi-chan?-Shiroi detuvo su caminar y rápidamente sus guardias sujetaron de ambos brazos al muchacho.Takao brincó del susto.
-Por favor no me rompan nada, mi amigo Shin-chan me mandó a hacer una entrega.-El Kazunari lloriqueó espantado.
-Suéltenlo.-Ordenó la peliblanca con intriga.
-Sí, Shiroi-sama.-Ambos soltaron a Takao que rápidamente entregó una pequeña caja de regalo a la muchacha.
-¿Gracias...-Lo miró con sus ojos avellanas divertida, el joven le transmitía buena vibra.
-Takao Kazunari, mucho gusto.-A pesar de que sus guardaespaldas casi le rompieron los brazos le otorgó una sonrisa a la Kumo.
-Un placer conocerte, Kazunari-san, disculpa las molestias.
-No te preocupes Shiroi-chan, Shin-chan no me dijo que su amiga era tan bonita.-La cara de la pálida joven tenía un tibio rosa que acariciaba sus blancas mejillas.
-Gracias, Kazunari-sa...-Takao la interrumpió.
-Por favor, llámame por mi nombre.
-Está bien, gracias, Takao-kun, por favor seamos amigos.-Una dulce sonrisa logró agitar el corazón del jugador de Shutoku.
-Así será Shiroi-chan.-Un emocionado Takao la abrazó.-Eres tan tierna...
Un aura oscura rodeaba a ambos guardaespaldas cuando su jefa correspondió al abrazo.
-Nos vemos, Takao-kun.
Cuando al fin se despidieron con cuidado abrió la caja.Su sorpresa fue mayor al ver un llavero en forma de zanahoria, leyó una pequeña nota que decía con una perfecta letra cursiva un "lo siento".No necesitaba firma, ya sabía de quién era.Tras el encuentro que tuvo con Midorima en el mall no pudo comprar su ítem de la suerte.
Dos lágrimas escaparon de sus hermosos ojos avellanas, realmente lo echó de menos.
-Tome, señorita.-Así como en los otros días, Takeshi y Kaneki le extendieron pañuelos limpios sin mirarla, pronto se convertiría en un hábito.

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A primera hora tuvo clases de natación, nunca fue una aliada del agua fría aunque no demostró lo contrario.
-Impresionante, es tan buena en todo.-Sus compañeros de clase suspiraban, Kagami la miraba con fascinación.
Su pequeño y voluptuoso cuerpo se mostraba ágil al realizar clavados y nadar rápidamente de lado a lado.
-Excelente, señorita Kumo.-Aplaudió su profesor de forma complaciente.-Quisiera que participase en la competencia intercolegial de natación, con usted llegaríamos al primer puesto sin duda algun...-El profesor de matemática interrumpió al de natación tras aparecer de la nada.
-Lo siento profesor, ella irá a la olimpiada de matemáticas en Tokyo...-La maestra de artes también hizo su aparición y no dudó en interrumpir la conversación.
-Por supuesto que no, ella participará en el concurso de artes en Kioto...
-No maestra, ella irá a la competencia de danza en Osaka...
-Disculpeme pero ella irá al torneo de artes marciales en Hiroshima...
-¡Ella irá a la competencia de Soccer en Kõbe!-Diferentes docentes de diferentes disciplinas se discutían a muerte por la muchacha que solo se limitó a salir de la piscina para dirigirse al baño a darse una ducha y cambiarse, como de costumbre ignoró la mirada de los demás sin inmutarse a los susurros que soltaban sus compañeros de clase.
-Voy a darme una ducha.-Avisó, sus guardaespaldas custodiaron la puerta en lo que ella terminaba de asearse, tras estar diez minutos limpiándose salió completamente arreglada y seca para la próxima clase.

-Avisó, sus guardaespaldas custodiaron la puerta en lo que ella terminaba de asearse, tras estar diez minutos limpiándose salió completamente arreglada y seca para la próxima clase

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Se veía radiante, como siempre.
-¿Qué toca ahora?
-Al parecer tiene un poco de tiempo libre antes de pasar a clases de historia.-Ella asintió mientras se adentraba a su salón, grande fue la sorpresa al ver su mesa llena de rosas rojas y chocolate blanco, frunció el ceño y leyó la nota que venía sobre el ramo.
"Para mi hermosa Shiroicchi, espero que pienses en mi el resto del día.Te pusiste realmente preciosa, por favor llámame, necesitamos hablar.
De: tu querido Kise Ryota. Xoxo"
Y atrás de la nota iba un número telefónico.
-No me gusta el chocolate blanco ni las rosas.-Susurró con claro disgusto.-Takashi por favor deshazte de esto.-Pidió levantando el racimo de rosas.-Kaneki, quiero que te encargues de dar un pedazo de chocolate a cada profesor con una nota de disculpa por no poder participar en ninguna competencia.
-Enseguida, Shiroi-sama.-Ambos no tardaron en desaparecer de la vista de la Kumo, que al observar el salón se encontró sola con Kagami Taiga que la miraba con la ceja arqueada en señal de intriga.
-¿Qué, te pusiste celoso?-El norteamericano no tardó en sonrojarse sacándole una risita a la peliblanca.-Tranquilo tigre, no soy tan fácil de conquistar, no me gusta el chocolate blanco ni las flores con espinas.
-Cállate, tonta.-La cara de Kagami ardía.
-Cállame, tonto.-Taiga arrugó el rostro en señal de desafío.
-Shiroi, te conozco hace menos de una semana.-La Kumo imitó su gesto.
-Que aburrido eres.-Un tierno puchero escapó de los labios de la albina.Kagami no pudo resistir y la jaló del brazo para luego empotrarla contra la pared, poner una pierna en el medio de las de Shiroi --elevando ligeramente su falda-- y sujetarla del cuello ejerciendo un poco de fuerza mientras con su mano libre sujetaba ambas muñecas de la fémina sobre la cabeza de ésta.Ella sonrió complacida.-¿Qué, vas a besarme o deseas algo más?
Kagami gruñó para luego desprender dos botones de la camisa de Shiroi, aún sujetándola con posesión bajó a su blanquecino cuello para dejar chupetones y ligeros mordiscos, la peliblanca jadeaba con placer y no ponía resistencia ante la fiera que la estaba acechando.Para cuando Kagami logró colar una mano bajo la corta falda de Shiroi y acariciar sus muslos internos tan peligrosamente cerca de su feminidad el sonido de pasos acercándose los obligaron a separarse rápidamente.

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Taiga observaba discretamente a la Kumo, a pesar de haberla marcado hace menos de cinco minutos se veía impecable con su camisa totalmente abrochada y su larga cabellera perfectamente peinada, él gruñó al sentir su gran erección molestándole al punto de dolerle bajo el pantalón.Ella era una caja de secretos y él se encargaría de conocer todos mientras disfrutaba en el proceso.

Kanpeki•KnbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora