Murasakibara

493 48 0
                                    

Shiroi gruñía desparramada sobre el cómodo y lujoso asiento de su limusina, el chófer, Kaneki y Takashi la ignoraban: ellos sabían muy bien que la joven odiaba los viajes largos, tan solo iban a cerrar negocios en Akita, sin embargo la reunión previa duraría horas.
-Necesito algo dulce.-Lloriqueó la Kumo, necesitaba azúcar para sentirse más motivada.
-Ya estamos cerca del edificio señorita, debería de aprovechar que hay una tienda bastante famosa por vender los mejores dulces.
-Vamos allí, por favor.-El chófer acató la orden y frenó el coche frente a un local bastante grande, con pesadez la peliblanca se incorporó, sus guardaespaldas no tardaron en abrirle la puerta y tenderle la mano para ayudarla a bajar.
-Puedes ir a tomar un descanso, estamos a una manzana de llegar y seguramente estarás agotado, recógenos aquí dentro de cinco horas.
-Entendido, señorita.-El largo vehículo negro no demoró en desaparecer de la vista de Shiroi.
-Shiroi-sama...
-¿Qué ocurre, Kane-san?
-Debería de apresurarse, las personas ya la están reconociendo.-Entre susurros se dio cuenta de que ya había captado la atención de todos los que la rodeaban.
-Oh, sí.-Bostezó con desinterés para abrirse paso a esa tienda, Kaneki abrió la puerta para darle paso y Takashi no se despegó del lado de su jefa, Shiroi con pereza fue directo a la caja.-Disculpe, señorita.Deseo comprar toda su mercadería.
-¿Perdona?-La cajera la observaba con desdén, la Kumo arqueó la ceja disgustada.
-No repito las cosas, véndame todo lo que tiene.
-Pero...
-¿Acaso desea perder un cliente como yo, señorita?
-Por supuesto que no, no me malinterprete, pero debería de hablar con el dueño...
-No quiero comprar la tienda.-Rodó los ojos, disgustada.-Quiero comprar toda la mercadería.¿Acaso tienen tan mala organización para no llevar la cuenta de sus productos y el monto total invertido?-Si algo aborrecía en su vida era que las personas no fuesen eficientes.-Escúcheme, soy Shiroi Kumo y si yo lo deseara este lugar estaría en bancarrota en los próximos diez minutos.-En cuanto la empleada reconoció a la famosa y joven multimillonaria no tardó en correr por las cuentas directo al gerente.
-Lo siento, Shiroi-sama.Aquí tiene la cuenta.-El señor encargado con temblor en las manos extendió el ticket de compra, la Kumo chasqueó los dedos y su chequera no tardó en aterrizar en sus finas y suaves manos.Escribió el monto de tres millones de yenes, firmó el papel y lo extendió a la cajera.-Takashi, Kaneki.Quiero que manden todo a la mansión principal y no duden en comer lo que quieran.-Ambos guardaespaldas asintieron, mientras Takashi llamaba al banco Kaneki se encargaba de llamar a algunos empleados para llevar los productos, Shiroi como si fuese una niña comía pockys de chocolate alegremente, la cajera estaba sorprendida, el gerente dio vuelta al letrero de la puerta, dando el comunicado de que la tienda estaba cerrada.
-G-gracias por su compra Shiroi-sama.
-Oi, ¿porqué la tienda está cerrada si siempre está abierta?-un gigante de cabello morado apareció con un semblante molesto y mirando fijamente al gerente.
-Lo sentimos, Murasakibara-kun, no tenemos más mercadería por vender.
-¿Já? Pero si los estantes están llenos.-Tal cual un niño estaba realizando un berrinche con enojo.
-La señorita acaba de comprar todo lo que ves...-La cajera mostró el cheque con muchos ceros, Atsushi frunció el entrecejo con rabia hasta que se fijó en el remitente: Shiroi Kumo.
-Um, el señor Ryo tenía razón, venden los mejores dulces.-Una dulce y suave voz llamó la atención del titán que volteó a ver hacia abajo y encontró una pequeña mata blanca que echó mucho de menos.
-¿Shirochin?-La nombrada caminó en dirección a la salida sin mirarlo.-Shirochin, ¿dónde estuviste? Cielos, cuando desapareciste el equipo y yo pensamos que te habías enojado y...
-Cállate.Que molesto eres Atsushi, me dan ganas de aplastarte.-Murasakibara con los ojos muy abiertos y el corazón herido observó a la pequeña muchacha desaparecer de su vista.Creyó que quizá era una broma, capaz y estaba alucinando.Pero el cheque de la cajera seguía allí y no podía comprar sus queridos dulces.

-

-

-

-Detesto tanto estar sentada por horas, se me aplanará el trasero.-La pequeña mujer se quejaba en su larga limusina, sus empleados reían discretamente de sus comentarios.
-Shiroi-sama, mañana tendrá un almuerzo con el CEO de la empresa que tanto insiste en cerrar un trato con usted, tendrá una hora de disponibilidad, a las 2 p.m tiene una conferencia de prensa hasta las 3:30 p.m, a las 4 p.m tiene que tomar el té con la heredera que tanto insiste en ser su amiga, a las 5 p.m debe volver a la mansión a alistarse para la velada a la que confirmó su presencia hace meses, ya sabe, una gala de alta sociedad.-Pobre muchacha, aún no terminaba su día y ya tenía ocupada la agenda del día siguiente.
-Gracias por recordármelo, Takashi-san.-Con una agilidad sorprendente Shiroi desbloqueó su celular y llamó a su estilista que efectivamente: era un hombre.
-¡Shiroi-chan~! Querida, que grata sorpresa, justo estaba por abordar un avión que va directo a Shibuya, ¿cómo estás?-Una voz varonil sonaba desde el otro lado del teléfono, la Kumo jamás se independizaría de su querido colega homosexual.
-Oh, yo también te extrañé, Louis.Pero te necesito mañana a primera hora en Tokyo, una limusina estará esperándote, buenas noches.
-Pero Shir...-La Kumo colgó agotada, le dolía la cabeza y necesitaba descansar, tenía el presentimiento de que el día siguiente sería muy largo.

Kanpeki•KnbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora