Akashi

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-¡Shiroi-chan~! Estás tan hermosa y mandona como siempre.-Louis era un muchacho pálido con cabello plateado que medía un metro ochenta y cinco, tenía 21 años y era un estilista profesional muy reconocido por gran parte de Europa.Formaba parte del pequeño grupo de personas cercanas a la Kumo.-Vamos vamos, sé que son las seis de la mañana pero tengo mucho trabajo que hacer contigo.-Con una efusividad sorprendente dejó un casto beso en los labios de Shiroi.
-Debes dejar de hacer eso, en Japón no es muy bien visto.-La peliblanca rió alegremente mientras se levantaba de su gran cama.-También me alegra verte, Louis.
-Vamos linda, cuéntaselo todo a tu querido Louis mientras te bañas.
-A veces me sorprende el nivel de confianza que tiene nuestra amistad.-La bata de dormir de Shiroi cayó al piso mientras se adentraba a la gran tina, el peliplata no tardó en pasar la suave esponja por el delgado cuerpo de su amiga.
-Entonces...¿Si vas a comprometerte?

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Shiroi siempre mantenía un porte elegante y sereno -por no decir inexpresivo- la mayor parte del tiempo, la reunión con el señor Masaomi no iba a ser una excepción aunque nunca lo hubiese conocido en persona

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Shiroi siempre mantenía un porte elegante y sereno -por no decir inexpresivo- la mayor parte del tiempo, la reunión con el señor Masaomi no iba a ser una excepción aunque nunca lo hubiese conocido en persona.
-Señorita Kumo, es un deleite para mi poder conocerla.-Un avaricioso hombre observaba con aprobación la prenda de diseñador y joyas caras que portaba la joven mientras se inclinaba a besar el dorso de la suave y pálida mano.
-El placer es mío, Masaomi-san.-Shiroi lo miraba superiormente con una mirada gélida, el cabello rojo con algunas canas le recordaban a alguien.-Pero no vinimos a tener formalidades, vinimos a hablar de negocios.
-Tan centrada como esperaba, por favor acompáñeme al comedor, mi hijo nos hará compañía el día de hoy, vino desde Kioto solamente para conocerla.-La empresaria hizo una seña a sus guardaespaldas para que los siguieran de cerca, ella no tardó en aferrarse al brazo derecho de aquel codicioso CEO.

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Akashi Seijuro nunca se sorprendía: él era absoluto y siempre tenía todo bajo control, aunque tuviese personalidad disuelta no dejaba de proclamarse perfecto ya que nadie lo superaba en nada.
Sin embargo en cuanto Shiroi Kumo cruzó las grandes puertas del comedor siendo guiada por el brazo de su padre quedó estupefacto y su estómago se encogió.
-Lady Shiroi, le presento a mi único hijo, Akashi Seijuro.-Shiroi lo observó por un segundo totalmente inexpresiva, era una completa profesional a la hora de esconder sus verdaderas emociones.
-Un placer, Seijuro.-El de ojos heterocromáticos besó la mano de la peliblanca con picardía: su emperatriz había vuelto y era digna de ser suya.
-El placer de verla es el mío señorita Kumo.-Se tomó el tiempo en analizarla de pies a cabeza, era hermosa, adinerada, educada y según recordaba muy buena en los deportes.Era perfecta para él.
-Quisiera una copa de vino para acompañar la comida, señor Akashi.
-Por supuesto señorita.-Rápidamente el mayor pidió vino a la servidumbre: del más caro y fino que tenían.-Veo que tiene gustos exquisitos.
-Gracias, solamente me conformo con lo mejor.-Takashi estiró la silla para que su jefa se sentase, Kaneki no demoró en acomodar una servilleta de tela sobre el regazo de Shiroi.-Quisiera hablar respecto al trato que usted desea concretar con mis bienes raíces.Según tengo entendido su empresa no está atravesando un buen momento en estos instantes.
-Así es señorita, perdimos el treinta por ciento de nuestras acciones por una mala inversión que, con su ayuda financiera y bienes raíces podríamos recuperar en un mes si nos expandimos por Europa.
-Entiendo perfectamente su estrategia, sin embargo dígame una cosa.¿Qué ofrece a cambio de mi ayuda? Usted me necesita, yo no necesito absolutamente nada de usted.-La arrogancia en cada palabra de Shiroi molestaba a Seijuro, también le daba coraje observar la delicadeza y elegancia con la que llevaba cada bocado de comida a su boca y utilizando correctamente cada cubierto.Lo llenaba de ira lo sostificada que se veía al beber cada sorbo de vino.
-Le ofrezco el veinticinco por ciento de participación en mi empresa.-La Kumo jugaba con sus delicados dedos, pensando.-Podría pensarlo mejor, ¿qué le parece si subimos al piso de arriba? Tenemos un estudio de música clásica, Seijuro es un prodigio con el violín y piano.-Internamente la joven se burlaba, ella sería mejor que aquel presumido costase lo que costase.
-Por supuesto, me encantaría oír una pieza musical.-Mientras Shiroi subía las escaleras era consciente de la mirada del emperador sobre su redondo trasero.

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-Oh, Seijuro olvidé algo en mi despacho y tengo que atender una llamada, ¿podrías tocar algo para la señorita en lo que regreso?
-Por supuesto, padre.-El señor Masaomi no tardó en salir de la gran habitación, los guardaespaldas de Shiroi esperaban afuera.-Hasta que por fin te dignaste en aparecer, de igual forma te encontraría.Aunque debo admitir que me molesta bastante que no me mires a los ojos.
-Yo solamente miro a quienes me sirven, tú eres un completo inútil y no eres más que la sombra de tu padre, ¿no, Akashi-sama?.-Ella se burló, le divertía ver cómo Akashi Seijuro perdía la compostura ante ella.
-No tientes tu suerte, Shiroi.-Con una velocidad sorprendente Akashi acorraló a la Kumo y la inmovilizó contra la pared mientras subía el corto vestido.-¿Te atreves a venir vestida de esa manera y esperas que tu provocación no me afecte? Eres una cínica.
-Querido Seijuro, quién diría que eres un promiscuo.-Una ligera mordida en el lóbulo del pelirrojo tentaba su compostura.Sin embargo la arrogancia era mil veces superior, por lo que se vio obligado a fruncir el seño en señal de disgusto.
-¿Promiscuo? No tienes idea de cuántas mujeres matarían por estar en tu lugar en este momento.
-Me hago idea de que ninguna pasó por tu cama, no necesito mirarte para ser consciente de tu erección, señor promiscuo.Ahora sal de mi camino.
-Puedes decir lo que quieras, Shiroi, pero no puedes insultarme de esa manera al dejarme ver los chupones que tienes, no sabía que eras una puta.-Shiroi pateó con todas sus fuerzas la entrepierna del perfecto Akashi, él cayó al suelo por el dolor.
-No puedes llamarme de esa manera, de ahora en adelante para ti seré Kumo-sama, la gente sin clase no debería si quiera dirigirme la palabra.Eres inferior a mi y no tienes derecho de mirarme a la cara, trata de hablarme cuando tu casa por lo menos sea la mitad de mi mansión, ridículo.-Con sus tacones resonando salió furiosa: definitivamente no cerraría ningún trato.
-Nos vamos, tengo que arreglarme con Louis para la conferencia y el té.

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La heredera de la gran empresa Tomohisa admiraba a Shiroi y moría por ser una amiga suya, ya que era consciente de que no tenía ninguna.
-Lucy Tomohisa, me alegra verte de nuevo.-El extravagante y delicado vestido de Shiroi resaltaba en el espacio para beber té que tenía Lucy dentro de su gran Mansión.
-A mi me llena de devoción tenerte aquí, Shiroi-san.-Y así era, Lucy Tomohisa era lesbiana y estaba perdidamente enamorada de Shiroi Kumo.Buscaba su amistad porque sabía que su amor no sería correspondido jamás.

Kanpeki•KnbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora