Capítulo 41: Fuego y pólvora ~Sincronizados~

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—Shou... Basta... Mi hermano y Teruki... Están por llegar.

—No es mi culpa, tú eres quien se demora en correrse—protestó Shou desde su posición, de rodillas en el suelo, frente a Ritsu.

El pelinegro se tensó contra la pared mientras veía desaparecer nuevamente su erección en la boca de Shou. Inclinó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos mientras gemía débilmente. La sensación de la lengua jugando con la punta de su miembro lo volvía loco. Bajó la mirada y se encontró con los ojos verdes de Shou que le veían con altanería, como si se burlaran de su miedo a ser atrapado, y aún así, le gustaba. Eran como el fuego y la pólvora. Sus auras comenzaron a sincronizarse, Ritsu se estremeció cerrando los ojos de nuevo.

—Shou...—dejó salir junto con su orgasmo.

El pelirrojo lo tragó todo para no dejar evidencias, pronto tendrían compañía.

—Iré al baño a limpiarme.

Shou salió del cuarto mientras Ritsu se deslizaba por la pared sentándose en el suelo, esperando a que su corazón se calmara.

Tan sólo veinte minutos después, los cuatro espers se encontraban sentados en círculo con las piernas cruzadas, hablando y riendo entre ellos.

La señora Kageyama descubrió la relación de Shou y Ritsu durante las vacaciones de primavera. Se besaban descuidadamente en la habitación de Ritsu cuando la mujer entró a buscarlos. Aquel día, Shigeo llegó tarde de casa de Teruki y se sorprendió de encontrar a Shou en su casa a esa hora, además de verlo junto a Ritsu, sentados en el sofá con rostros preocupados. El matrimonio Kageyama se había encerrado en la alcoba principal por una hora, antes de hacer su aparición en la sala.

Durante un rato hablaron sobre facetas de la adolescencia y cosas que seguramente leyeron en internet, para luego, indagar sobre la familia Suzuki. Shou usó sus destrezas empresariales para promocionar la exitosa expansión de la compañía que heredaría en unos años. Por Ritsu usaría cualquier poder, incluso el económico. Los padres sólo reían animadamente con el chico, alabándolo por sus habilidades con los negocios y dándole la bienvenida a la familia Kageyama. Ritsu y Shigeo se vieron entre sí, consientes de que sus padres habían aceptado la relación por mero interés. Ese día, Ritsu sintió que había sido vendido como mercancía y Shigeo estuvo decepcionado de sus padres por primera vez.

—Así son los adultos, Ritsu—le dijo Shou con un abrazo antes de marcharse ese día.

El menor de los Kageyama tuvo que admitir que obtener la aprobación interesada de sus padres le dio algunos beneficios: Le permitieron recibir un teléfono celular de Shou y pasar los fines de semana en su casa. Además de disfrutar de cierta privacidad por parte de la señora Kageyama, aunque Shou buscaba que sus visitas coincidieran con las ausencias de la mujer.

Luego de eso comenzaron a cruzar las líneas de la intimidad. Shou arrastraba a Ritsu cada vez más lejos y éste último se dejaba llevar sin resistencia. Para Shou, acostumbrado a estar rodeado por adultos, el sexo no era un tabú y poco a poco fue deshaciéndose de la inocencia que Ritsu ocultaba debajo de su fachada de chico serio.

Ahora se encontraban los cuatro conversando en la habitación de Ritsu, mientras afuera comenzaba a caer la lluvia. Shigeo miró de reojo a Teruki instándolo a hacer la pregunta.

—Oigan, chicos—comenzó el rubio—. Hay algo personal que quisiera preguntarles. Cuando están juntos, ¿han sentido que sus poderes hacen algo extraño?

—¿A qué te refieres? ¿Cómo una descarga eléctrica o a la sincronización del aura?

—¿Sincronización?

El significado de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora