Capítulo 22: Buscando a Mob ~Celos~

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Era hora del almuerzo. Shigeo aún seguía enojado con su hermano así que tendría que almorzar solo. Quería quedarse en el salón, sin embargo, el calor de principios de junio los obligaba a buscar aire fresco. Se sentó en una banca bajo un árbol y se sintió extrañamente melancólico. Mientras pensaba en ir con los chicos del club de mejora corporal, una chica de ojos cafés se sentó junto a él.

—Hola, Kageyama-kun.

—Hola Haru—y por dentro agradeció su presencia.

—Creí que almorzabas con tu hermano.

—Ah... Sí... Hoy no...

—Ya veo, una pelea de hermanos.

—¿Y tus amigas?

Sólo unos minutos antes, Haru y sus amigas pasaron cerca del árbol y vieron a Kageyama solo. Las otras dos chicas le insistieron que se sentara con él y ya que no pudo inventar ninguna excusa, accedió. De todas formas, quería hacerlo.

—No quise dejarte solo.

—Gracias, Haru.

—¿Cómo te has sentido? Aún te ves un poco triste.

—Supongo que no es fácil de asimilar, pero seguiré a su lado. Sólo espero que... Él cambie de opinión—su rostro se ruborizó.

—Es evidente que ese chico te quiere mucho, dale tiempo.

—Muchas gracias por tus consejos. No sé cómo pagarte...

Por un momento había olvidado que ella hablaba de Teruki. Shigeo le dio un sorbo a su jugo y Misaki se lo quitó para beber de éste. El chico estuvo a punto de comentar que su hermano hacía lo mismo, pero Misaki se adelantó.

—Es un beso indirecto, considéralo como pago por mis consejos—le dijo sonriendo con picardía y guiñando un ojo.

Ante el gesto, Shigeo le respondió con una sonrisa, en tanto que por dentro quería matar a su hermano. Permanecieron juntos conversando y riendo hasta finalizar la hora del almuerzo sin percatarse que eran observados por sus conocidos, en especial, Ritsu que era consumido por la ira y la tristeza.

Luego de las actividades del club, Misaki y Shigeo se encontraron en los casilleros. Comenzaron a conversar, caminando juntos hacia la entrada principal.

—¿Hoy tienes que trabajar, Kageyama-kun?

—No, tengo día libre.

—Vamos al centro comercial. Hay una nueva tienda de ropa que quisiera visitar.

—Bueno, no sé...

Misaki le tomó de la mano.

—Vamos, sólo será un rato. Debes disfrutar más tu tiempo libre, Kageyama-kun. Y te vendría bien distraerte un poco.

—Está bien, iré.

Shigeo le sonrió, pero su expresión cambió a serio al ver a Teruki en la entrada de su escuela. El rubio los saludó y quedó de una pieza al verlos tomados de las manos. Misaki trató de soltarse, pero Shigeo se lo impidió.

—A... Ayer pasé por tu casa y no te encontré—la voz le temblaba—. ¿Te dieron mi mensaje?

—Ah... Sí... Lo siento, Hanazawa-kun, he estado muy ocupado. Luego te llamo.

—Bien... Adiós, Kageyama-kun.

—Adiós.

Teruki se dio media vuelta y se marchó con los ojos inundados.

—Ustedes aún no han resuelto lo suyo, ¿verdad?

Shigeo disintió.

—¿Lo estás evitando?

El significado de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora