Reigen miró con fastidio la fecha en la parte inferior del ordenador. Treinta años. No quería quejarse, esta vez no tuvo fiesta sorpresa, pero no había sido olvidado y ahora tenía un pequeño montículo de regalos sobre su escritorio, además de las llamadas y los mensajes. Pensaba que debía ser agradecido: Gozaba de buena salud, su negocio prosperaba y aún contaba con Serizawa y Tome. Buscaba enfocarse sólo en eso y nada más. En lo que tenía, en el hoy y en el mañana; y en la cita que le esperaba después de la hora habitual de cierre.
—¿Estás seguro de querer esperar hasta esa hora?—le preguntó Serizawa—. Hoy es tu cumpleaños, tal vez deberías aplazar la cita del cliente para mañana.
—Un cliente es un cliente, Serizawa. Además, en el correo que me envió parecía tener mucha urgencia.
—¿Qué es tal que sea un depravado, Reigen-san?—bromeó Tome.
La risa de la chica no evitó que Reigen comenzara a preocuparse por su seguridad. Miró a Hoyuelo quien estaba serio y en silencio. ¿Qué le sucedía? Usualmente estaría burlándose de él. Eso lo perturbaba aún más.
—Tal vez deba cancelarle al cliente...
—¿Acaso tienes miedo?—le preguntó Hoyuelo con su molesta sonrisa socarrona—. ¿El autoproclamado psíquico número uno del siglo, Reigen Arataka no va a aceptar el caso? ¡Pobre cliente! Ya puedo imaginar lo que le dirá a sus conocidos sobre "Espíritus y demás": Que justo cuando necesitaba ayuda, fue rechazado.
Ahí estaba el Hoyuelo que conocía, atacando justo en su orgullo. En parte agradecía que las palabras del espectro le ayudaran a recuperar su confianza.
—No le tengo miedo a nada y voy a atender a ese desesperado y desdichado cliente que necesita de mi ayuda.
—Tampoco es para que lo menosprecies, Reigen.
Tome y Serizawa se divertían con la conversación.
Caía la tarde. Reigen se despidió de sus subordinados agradeciendo su trabajo y regresó a su puesto viendo a Hoyuelo que sonreía con malicia.
—¿Qué?
—Que te diviertas con tu cliente sorpresa—y retrocedió atravesando la puerta.
Cómo odiaba que Hoyuelo jugara con su mente. A pesar de llevar tanto tiempo con él y saber cuándo buscaba molestarlo, Reigen no podía evitar dejarse influenciar algunas veces, como ahora.
Pasaban veinte minutos de la hora acordada y el cliente no aparecía. No sabía si enojarse o alegrarse, pensando que lo esperaría diez minutos más y luego se iría. Pero no quería ser grosero, no era profesional y si su cliente estaba pasando por una mala situación, tal vez le era difícil llegar a tiempo. Se le antojaba un cigarrillo. Ya no guardaba su adicción en la oficina para evitar la tentación, pero no lo había dejado por completo. Fumaba cuando estaba ansioso y justo ahora se sentía así. Cerró los ojos y respiró profundo buscando calmarse cuando escuchó la puerta abrirse.
—Buenas noches. Me disculpo por la tardanza.
Reigen quedó petrificado en su asiento. ¿Acaso era una ilusión?¿Se había vuelto loco? ¿Realmente era él?
—Maestro Reigen...
Al escuchar estas dos palabras, el mayor se levantó de un salto y corrió hacia el chico para abrazarlo con fuerza.
—Mob... Mob... ¿Eres tú? ¿En verdad eres tú?
—Sí, maestro, soy yo... No puedo respirar.
Reigen lo soltó, apoyando las manos en los hombros del azabache.
—Lo siento, Mob—lo miró de arriba a abajo—. No puedo creerlo, en serio eres tú. Has crecido mucho. ¿Tú eres mi cliente?
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El significado de un beso
FanficLuego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...