Capítulo 28: Renuncia ~Guiado por el deseo~

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La oficina quedó en silencio. Mob se había sentado en el sofá y Reigen tomó lugar a su lado.

—Maestro Reigen, no quiero renunciar.

—Hace un año estabas muy decidido.

—Las cosas han cambiado—sus ojos tenían un brillo de súplica.

—No quiero que tomes una decisión pensando en mí, ¿de acuerdo?

Mob entrelazó las manos sobre sus rodillas, viéndolas fijamente. Sus piernas temblaban ligeramente y unas gotas de sudor se formaron sobre su sien.

—¿Y lo nuestro..?

—L.. Lo nuestro—trató de disimular los nervios y escoger bien las palabras—. Eso puede esperar. Ya dijimos que no era el momento, ¿verdad?

—Podría pasarnos lo mismo que aquella pareja de espíritus—Mob se encogió de hombros, ocultando su ojos bajo el flequillo.

—Mob, no digas eso. No tiene por qué ser así.

—El maestro podría enfermar... Fuma mucho.

—Si tanto te preocupa, dejaré de fumar—le sonrió, pero el chico seguía con la misma actitud.

—O podría conocer a otra persona...

Reigen sólo pensaba en lo irónico que parecía el que los dos tuvieran las mismas inseguridades, a pesar de la diferencia de edad.

—Mob, en estos momentos tu mayor prioridad deben ser tus estudios y esforzarte por ingresar a una buena preparatoria. Debes pensar en tu futuro. A mi lado... Bueno... No puedo asegurarte nada.

—¿Usted quiere que me vaya?

—No—contestó Reigen de inmediato y Mob volteó a verlo—. Eso tú ya lo sabes. Hace un año tenía planeado continuar este negocio junto a ti. Yo...—hizo una pequeña pausa—. Yo ya tenía estos sentimientos por ti y pensé que sería suficiente con trabajar juntos aunque en el futuro tuviera que ir a tu boda y conocer a tus hijos... En realidad, no tenía planeado besarte la primera vez—Reigen se frotaba la nuca nervioso, en este punto ya no miraba a Mob—. Tampoco esperaba que fueras a fijarte en mí después de eso.

—En eso se equivoca, maestro—bajó la vista, con las manos apretadas sobre sus rodillas—. Usted me gusta desde hace mucho... No lo sé muy bien, pero creo que ya sentía algo por usted cuando fui a ayudarlo con la prensa... Pero no lo entendí hasta que pude reconectarme con mis emociones. Hasta que usted me besó.

—¿Estás seguro de que es amor?

El rostro de Mob se enrojeció.

—Ya he estado enamorado antes, sé cómo se siente.

Mob buscaba una solución en su cabeza. Si tan sólo tuviera una relación real con su maestro, no le preocuparía el renunciar a su empleo. Sentía que nada los ataba excepto un sentimiento al que su maestro parecía rehuir.

Por su parte, Reigen luchaba por no darle más esperanzas a Mob ni a sí mismo. Se acomodó de medio lado para mirar mejor al chico que aún ocultaba su rostro.

-Como sea, son tus padres quienes te piden que lo hagas. Debes ser un buen hijo y obedecer. Siempre puedes venir a saludar o ayudarme en algún caso difícil.

Los ojos húmedos de Mob se clavaron en los de Reigen. Había una determinación por hacer algo.

—Si yo me voy así, ahora, esto va acabar y no quiero perderlo. Maestro yo lo quiero a usted... Quiero estar a su lado... Maestro Reigen—el chico respiró profundo—, te amo.

Reigen no pudo reaccionar. Quedó estático y mudo, a merced de su discípulo que lo tomó por las muñecas y lo derribó sobre el sofá. El mayor lo miraba incrédulo. Mob acarició su rostro, sus labios y depositó un beso en éstos.

El significado de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora