Mob llevaba desaparecido tres días.
Ya era víspera de Navidad, Reigen había marcado la fecha en el calendario de la oficina sin ninguna vergüenza y la propuesta de última hora había cambiado por completo los planes que tenía con el joven. En un principio Reigen había pensado en una cena romántica a la luz de las velas en la oficina, dónde hasta hace poco se habían sentido a salvo. Pero si pensaban ir más allá, la oficina era sin duda alguna el peor lugar.
Pasó horas navegando en internet, buscando un hotel disponible para esa noche. Necesitaría del permiso de los padres para hospedarse con Mob, algo que no sería difícil de conseguir. Lo difícil era reservar una habitación con una sola cama para un adulto y un menor de edad. Sin mencionar que también debía tener a consideración los poderes de Mob y tal vez debería buscar un lugar alejado de la gente... Creyó estar solo en la oficina, hasta que una voz le causó un gran susto.
—¿Por qué buscas un hotel? —preguntó Hoyuelo mirando sobre su hombro.
Reigen cerró con fuerza el ordenador ante la sorpresa, sintiéndose descubierto.
—No estarás pensando en llevar a Shigeo a un lugar así en Navidad.
El otro se levantó de la silla dándole la espalda, buscando evadir al espectro.
—Reigen, ¿quieres que te recuerde por qué es una mala idea lo que estás planeando?
—Mob y yo llevamos mucho tiempo reprimiéndonos—contestó sin mirarlo.
Y tenía razón. Hoyuelo sabía muy bien que en la privacidad de su habitación, Shigeo era un pervertido y Reigen, el protagonista de sus fantasías.
—Sólo recuerda que Shigeo es un buen chico.
—¿Cómo está Mob?
—Ha estado distraído. Pensativo—esperó alguna respuesta de Reigen—. Hoy trabaja en la cafetería hasta las siete.
Con ese dato logró una reacción del falso psíquico, que le miró queriendo confirmar la veracidad de las palabras.
Tres días atrás, Mob se encogía sobre sí mismo a causa del pudor que le causaba lo que acababa de ocurrir. Reigen logró convencerlo de salir a comer y optó por no tocar el tema para no incomodarlo más. Durante la comida, el mayor estuvo más hablador de lo usual, mientras que Mob se limitaba a asentir, con un rubor en sus mejillas cada vez que le veía al rostro. Esa noche, por primera vez, Reigen se masturbaría pensando en Mob
No encontraron oportunidad de hablar sobre la propuesta de Reigen quien creyó conveniente dejarlo para el día siguiente, sin embargo el chico no llegó. Igual que al día posterior a ese.
Encendió el calentador de agua para prepararse un té. Tal vez Mob estaba nervioso, era lo obvio. O se sentía mal por lo que hicieron. Pensándolo bien, Mob no le dio una respuesta. Pero, ¿por qué no lo contestaba el teléfono? Suspiró con fuerza. A este punto había mandado a la mierda la cena romántica y la Navidad, sólo quería ver a Mob. No podía negar que se moría de ganas por hacerle el amor, pero su ausencia le causaba ansiedad, misma que se tradujo en un cigarrillo encendiéndose entre sus labios. Y mientras exhalaba la tercera bocanada de humo, llegó Serizawa.
—Reigen, ¿qué haces?—dijo quitándole el cigarrillo de la boca—. Ayer ya fumaste. Además, estás en la oficina.
—Lo necesito, en serio—gruñó molesto.
—Es por Kageyama, ¿verdad?—aplastó el cigarrillo sobre un plato—. Algo pasó entre ustedes de nuevo.
—¿De nuevo?
Serizawa se llevó una mano al rostro y suspiró.
—No necesito ser adivino para saber que entre ustedes pasa algo.
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El significado de un beso
FanfictionLuego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...