El verano avanzaba entre trabajo y tareas. De vez en cuando, Mob se tomaba algunos días libres para salir con Hanazawa o sólo quedarse en casa viendo televisión. Pero estar junto a Reigen era lo que más deseaba. Y gracias a las vacaciones, podía trabajar con él todo el día a pesar de la oposición de su familia.
Mob y Reigen llegaron a un viejo edificio que se encontraba en planes de ser demolido. Habían sido contratados por los trabajadores de la construcción que se quejaban de unos espíritus malignos que le impedían trabajar tranquilamente y culpaban a éstos por los accidentes ocurridos. Sus jefes no creían en fantasmas por lo que no intervenían en el asunto.
—Entiendo por qué quieren demolerlo, el edificio se cae solo—dijo Reigen observando la estructura desde afuera—. Ten mucho cuidado donde pisas, Mob.
—¿Tenemos permiso para entrar?
—Por supuesto que no. Por eso debemos ser muy cuidadosos.
Ingresaron al edificio, un antiguo complejo de apartamentos. Mob permanecía atento a cualquier sonido y presencia de espíritus.
—Dime, Mob. ¿Percibes algo?
—Hay una presencia maligna en todo el lugar. Es muy difícil saber de dónde viene.
—¿Te cuesta trabajo encontrarlo?
—Sí, maestro. Todo el edificio está poseído.
—Debemos hacer esto rápido. Además no quiero encontrarme con alguna cucaracha.
—No se preocupe, maestro, yo estoy aquí para protegerlo—le dijo con una sonrisa.
El mayor le miró con rostro de sorpresa. Miró de nuevo hacia al frente sonriendo porque, en verdad, se sentía seguro junto a Mob.
Revisaron el primer piso sin encontrar nada, así que subieron al segundo. Los ruidos del exterior se hacían lejanos, casi inaudibles. Como si el mundo hubiera desaparecido y sólo quedaran ellos dos. Mob estaba distraído, sumergido en su imaginación, que no se percató que un muro comenzaba a ceder sobre él. El crujido de la estructura alertó a Reigen quien tomó a Mob de un brazo y lo jaló lejos del peligro, sin embargo, el chico había pisado un trozo de escombro torciéndose el tobillo. Tuvo que sentarse en el suelo ante el dolor que le causaba.
—No se ve bien—dijo Reigen inclinándose para revisarlo—. ¿Crees que puedas caminar?
El chico negó con la cabeza y levantó la mirada ante la presencia del espíritu que poseía el lugar.
—Maestro, quédese quieto.
—¿Eh? ¿Qué sucede? ¿No me digas que es una cucaracha?
Una figura alta y oscura surgió de entre los restos del muro colapsado. Mob extendió sus manos y procedió a exorcizarlo, lo que le llevó más tiempo y energía de lo usual.
—Listo, maestro, ya hice mi trabajo—dijo apoyándose hacia atrás en sus manos. Jadeaba ligeramente.
—Bien hecho, Mob. Te llevaré a comer de vuelta a la oficina.
—En realidad, el tobillo me duele mucho.
Reigen se levantó y miró a su alrededor. Suerte para ellos que el muro colapsado no servía como soporte o estarían bajo los escombros del piso superior. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de estar en un sitio peligroso y ahora Mob no podría salir de allí por su cuenta tan fácilmente. Tal vez podría levitar, pero se veía visiblemente agotado y adolorido. Se agachó nuevamente, ofreciéndole la espalda.
—Sube, yo te llevaré.
Mob abrió muy grandes sus ojos y dudó por un instante en hacerlo. El sólo pensar en el contacto físico le ponía nervioso. Respiró hondo alejando sus pensamientos y accedió al ofrecimiento de Reigen.
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El significado de un beso
FanfictionLuego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...