Luego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...
Era San Valentín. Aunque para Kageyama Shigeo sólo era otro día. Se levantó y se preparó como de costumbre para ir a clases. Su hermano Ritsu salió con él.
Hacía más de un mes que había ocurrido el incidente de Shigeo. El mismo día que fuera rechazado por el amor de su infancia, Tsubomi-chan. La ciudad comenzaba a recuperarse, al igual que el espíritu del joven esper.
Al entrar a la escuela, un par de chicas se acercaron a Ritsu para obsequiarle chocolates. De camino al aula, otras dos hicieron lo mismo. Para cuando los hermanos se separaron, Ritsu ya tenía una colección de siete cajas de chocolates.
Shigeo entró a su aula y se sentó en su puesto un tanto pensativo. Le agradaba ver cómo su hermano era tan apreciado, pero, por primera vez, sintió algo de envidia. Desde que comenzó a conectar con sus emociones, estaba conociendo partes de él que no se esperaba. Nunca se había detenido a pensar que él también quería recibir chocolates de San Valentín.
Haru Misaki tomó asiento frente a él como se le había hecho costumbre en el último mes. Era una compañera con quien Shigeo trabajó en un proyecto escolar en el semestre anterior y ahora había comenzado a hablarle de forma amistosa.
—Buenos día, Kageyama-kun—saludó la chica de cabello castaño.
—Buenos días, Haru.
—Hoy es San Valentín, ¿eh?
—Sí, todos están muy emocionados.
La chica apretaba la pequeña caja de chocolates que tenía en el bolsillo.
—Kageyama, te buscan—le avisó otra compañera desde la puerta.
Shigeo vio a una chica de otro curso asomarse tímidamente con una caja de chocolates en sus manos.
<<Seguro me confunde con Ritsu.>>
—Buenos días, soy Kageyama Shigeo.
La chica asintió y ruborizada le extendió el regalo. Shigeo se sorprendió y dudó por un instante antes de recibirlo. Notó que las amigas de ella estaban a cierta distancia dándole ánimos.
—Muchas gracias—respondió Shigeo con una amplia sonrisa.
La chica se ruborizó aún más y entrelazó sus manos sobre el regazo.
—Feliz San Valentín—le dijo.
La chica se dirigió hacia sus amigas al tiempo que Shigeo entraba al aula. Pudo oírla decirles:
—Tiene una hermosa sonrisa.
Shigeo se ruborizó y regresó a su asiento ante la mirada atenta de Misaki quien lo esperaba en el mismo lugar. El sonido de una cámara fotográfica llamó su atención.
—Tu primer regalo de San Valentín, ¿verdad?—dijo Mezato revisando la foto—. Vale la pena guardar el momento.
Shigeo comenzó a reír hasta que fue llamado a la puerta nuevamente. La escena anterior se repitió de nuevo. Otra chica que le obsequió chocolates de San Valentín.
—¡Vaya, Kageyama! Estás haciéndote popular—exclamó Mezato mientras tomaba otra foto.
—¡Basta!—contestó Shigeo riendo—. Ya no me tomes fotos, sabes que salgo horrible.
Mientras ellos dos bromeaban, Misaki bajó la mirada con tristeza. El maestro llegó y las clases dieron comienzo.
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Era mediodía. Reigen miró la hora en el ordenador y, debajo de ésta, la fecha. Un pensamiento se hizo presente sin su permiso.
<<Me pregunto si Mob me dará chocolates...>>
Se sobresaltó ante tal pensamiento que lo hizo sentir estúpido. No era una colegiala enamorada, era un adulto... Un adulto responsable. Y con eso detuvo sus extraños pensamientos.
—¿Te sientes bien, Reigen?—le preguntó Serizawa preocupado al verlo hacer tantos gestos.
—No... Sí, estoy bien. Ya es hora de almorzar, ¿no? Vamos.
Hoyuelo se acercó a él.
—¡Ah! Y yo que creí que estabas pensando en chocolates de San Valentín.
Reigen hizo una mueca de fastidio a la que el espectro contestó con una sonrisa socarrona.
-Aquí ninguno va a recibir chocolates de San Valentín. A almorzar-dijo Reigen levantándose de su asiento.
