Luego de años de contener sus emociones, Kageyama Shigeo, también conocido como Mob, al fin es libre de sentir lo que lo lleva a descubrir que tiene sentimientos hacia su maestro, Arataka Reigen, quien es mucho mayor que él. Pero también descubrirá...
El día que Mob se iba a confesar a Tsubomi-chan, Reigen estaba preocupado por él y el extraño fenómeno que atacaba a la ciudad. Intentaba en vano comunicarse con su discípulo hasta que llegó una foto a su celular. El texto decía que era la causa del fenómeno. En la imagen pudo ver a un chico de cabello negro, uniforme de secundaria y un ramo de flores. De sus labios se escapó su nombre, como un suspiro.
—¿Mob...?
Salió de la oficina a toda prisa con Serizawa. Llegaron al área afectada y burlaron a un policía que aseguraba el lugar. Reigen observaba esa especie de tornado en donde se suponía estaba Mob. Le pidió a Serizawa que lo ayudara a entrar. Estaba dispuesto a sacar a su discípulo de este lío aunque tuviera que dar su vida para lograrlo. El esper que lo acompañaba abrió su paraguas para protegerlos aunque su instinto le dijera que debía alejarse.
Reigen quería pensar que Mob no era el causante, que sólo se había visto involucrado, como con Garra. Pero Serizawa no pensaba igual.
—¡Muy seguramente perdió el control de sus poderes!—Serizawa tenía que gritar para hacerse escuchar—. Reigen, ¿tú sabes qué tan poderoso es Kageyama?
—¡Ni idea!—contestó sintiéndose irritado.
—¡Algo debió pasarle para que se rompiera su sello! ¡En estos momentos no sólo es peligroso sino también, imparable! ¡No podemos pelear contra él!
—¡¿Qué sugieres, Serizawa?!
—¡Si puedes llegar a él, me refiero a tocar su corazón, tal vez puedas traerlo de vuelta! ¡Pero es sólo una teoría! ¡Kageyama te aprecia mucho, seguro te escuchará! ¡El verdadero problema es acercarnos al vórtice!
<<Tocar su corazón.>>
Llegaron a un punto donde Serizawa ya no quiso avanzar más pues el tornado que se generaba alrededor de Mob le robaba su poder psíquico. Reigen, con una idea en mente, le pidió a su subordinado que regresara y continuó solo. Se adentró avanzando con dificultad hasta que, finalmente, vio a Mob. Lo observó preguntándose qué sentía el chico y a su mente vino la imagen de aquel niño de primaria que llegó a su oficina pidiéndole ayuda con sus poderes y del cual se había aprovechado todos estos años.
Pero ahora todo era diferente. Por primera vez desde que se conocieron, Reigen sería sincero con Mob, no sólo admitiría que era un fraude como psíquico y maestro, también le diría lo que realmente sentía por él. Como dijo Serizawa, acercarse era el verdadero reto, y cuando por fin lo logró, con ayuda de Hoyuelo, entrelazó sus dedos con los de Mob y dejó salir sus palabras. Algunas lágrimas escaparon de sus ojos, pero se contuvo. Al fin le hablaba desde el fondo de su corazón y esperaba así alcanzar el de Mob. Cuando terminó de admitir las mentiras de todos esto años, tomó aire para confesar sus verdaderos sentimientos, pero el cielo se había despejado y su discípulo estaba de vuelta.
—Ve, Mob, Tsubomi te espera.
El chico avanzó hacia el parque. Hoyuelo quiso acompañarlo y Reigen lo detuvo. Al final, no le dijo lo que sentía porque se sentía demasiado viejo para ser rechazado por un chico de catorce años que iba a confesarse al amor de su infancia. Unos minutos después, Mob lloraba frente a él, había sido rechazado.
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