Capítulo 5: Graduación ~ Nuestros recuerdos ~

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Marzo llegaba con la expectativa de la graduación de los chicos de tercer año.

Tanto en club de mejora corporal como en el extinto club de telepatía, la melancolía acompañaba a las últimas actividades de los mayores.

Al entrar a la sala del club, Shigeo se encontró con Tome llorando y se asustó. La chica se abalanzó sobre él abrazándolo y balanceándose de un lado a otro.

—¡Mob! Por favor, promete que nunca te olvidarás de mi—decía entre lágrimas.

—No te preocupes, Tome, no lo haré.

La chica lo tomó por los hombros y comenzó a sacudirlo con fuerza.

—Más te vale acordarte de mi porque si nos encontramos en la calle y no me reconoces, voy a golpearte.

—Presidenta, por favor, vas a lastimar a Kageyama—le dijo Kijibayashi.

—Oye, Mob—Tome comenzó a palpar los brazos del chico por encima de la ropa—, tus músculos están más duros.

Sin pedir permiso, comenzó a tocarle el torso haciendo que Mob se sonrojara de pudor.

—Presidenta, por favor, eso se puede considerar acoso.

Tome lo soltó y Shigeo quedó un poco mareado. El resto del club de mejora corporal llegaba en ese momento.

—¿A qué se debe tanta emoción?—preguntó Gouda riendo.

—Hoy es la última reunión oficial del ex club de telepatía—respondió Mameta.

—¿Qué no había sido en año nuevo?—cuestionó Mob a su vez.

—No—contestó Tome—. Ese fue el evento especial del club.

—¿Por qué no hacemos una reunión de despedida real? Con los miembros de ambos clubes.

Un "sí" al unísono se escuchó en el salón. Como algunos no podían ese mismo día, lo programaron para el siguiente.

 Como algunos no podían ese mismo día, lo programaron para el siguiente

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Luego de las actividades del club, Mob fue a su trabajo. Al llegar, Serizawa aún no se había marchado y Reigen estaba ocupado realizando uno de sus ahora llamados "masajes de limpieza espiritual".

—¿Qué tal la escuela?—le preguntó su maestro luego de marcharse el cliente.

—Bien... Aunque ya se aproximan las graduaciones y algunos de mis amigos ya se van...

—No lo digas de esa forma, Mob. Ellos sólo van a cambiar de escuela.

—Sí, es cierto. Pero ya no los veré tan seguido. Ellos también estaban tristes. Tome estaba llorando de nuevo...

Reigen lo observó por un instante.

—El próximo año tú también estarás en esa situación—le dijo acercándose a su mesa. Se sentó en el borde de ésta y llevó su mano a la barbilla en gesto de meditación—. Ahora que lo pienso, tú estabas muy emocionado con la graduación de la primaria. Te hacía ilusión vestir el gakuran.

Mob también lo recordó y sonrió. ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?

—Serizawa—se dirigió a él Reigen—, tú también estarás pensando en tu graduación el próximo año, ¿verdad?

—Así será, si continúo estudiando con esmero.

—Por cierto, ya es hora de ir a clases.

—Ah, sí...

Riendo, Serizawa recogió sus cosas, hizo la respectiva reverencia y se marchó. Hoyuelo no estaba, a veces desaparecía sin avisar.

—Maestro, ¿usted también usó el gakuran?

—Por supuesto. Era igual al tuyo.

Mob trató de imaginarse a su maestro un poco más joven vistiendo el uniforme.

—No tienes que imaginártelo, tengo una foto de cuando tenía tu edad.

Reigen se sentó frente al ordenador y buscó la vieja foto que tenía guardada en una carpeta. El chico se acercó y se inclinó para ver a su maestro mucho más joven vistiendo aquel uniforme, aunque con la chaqueta abierta exhibiendo una camiseta blanca.
Mob también notó un vendaje en la mejilla.

—Solía meterme en problemas en la escuela. Era poco disciplinado y a veces no respetaba la autoridad.

—¿Usted era así, maestro?—. En la voz del chico se notaba sorpresa.

—Sí, aunque no lo creas, Mob. Con el tiempo corregí mi forma de ser y aprendí a resolver las cosas con palabras... Bueno, tú entiendes.

Mob asintió sonriendo y observó de nuevo la fotografía.

—Me hubiera gustado conocerlo en esa época.

—¿Qué cosas dices, Mob? Tú apenas si habías nacido entonces.

Una vez más, Mob sintió la enorme brecha de edad que los separaba. Catorce años. En esos momentos su maestro le doblaba en edad. Si tan sólo hubiera nacido un poco antes...

—Oye, Mob. Es hora de irnos, debemos ir a visitar a un cliente.

Como el cliente se encontraba cerca, se dirigieron a pie. Aún hacía un poco de frío, pero los cerezos ya estaban en flor y el aire tenía un aroma dulce.

Mob se rezagó y, viendo la figura de su maestro entre los pétalos, vinieron a su mente algunos recuerdos. Cuando comenzó a trabajar con él, solía tomarle de la mano en la calle. Luego de visitar a un cliente, compraban helados y se sentaban en un parque a competir por quién comía más rápido hasta que les dolía la cabeza. Algunas veces se dormía en el taxi de regreso a la oficina y despertaba en el sofá cubierto por el saco de su maestro. Esas situaciones fueron cambiando a medida que iba creciendo, igual que sus sentimientos. Ahora que era más consciente de lo que sentía sabía que eran genuinos.

Reigen se detuvo dándose la vuelta, con las manos en los bolsillos y su cabello mecido por el viento, en medio de los pétalos de cerezo. Para Mob era como un sueño.

—Oye, Mob. No te quedes atrás.

 No te quedes atrás

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El significado de un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora