Te amo, "mejor amigo"

Capítulo 3| El plan

Pov Leah:

Después de unos segundos de tensión total le sonreí. Seguro debe pensar que estoy completamente loca o que soy una cínica; aunque conociéndole bien, él ya lo sabe. Por algo es mi mejor amigo.

Tomé a un David un poco impresionado de la mano y nos acerqué a la parejita con la que nos divertiríamos esta noche.

Cada paso que daba se sentía como si me estuviera adentrando cada vez más a la boca del lobo. Claro que no estaba preocupada por eso, ya había ido unas cuentas veces y en todas terminé amaestrando a la bestia.

-¡Nikolás! -le dije en cuanto estuve lo suficientemente cerca y con una gran alegría que era obvio que no tenía. Si no pueden saber qué piensas, no sabrán por dónde atacarte.

<<Nuevamente, esto no es la guerra>>

<<Para mi sí lo es>>

<<Tengo la sospecha de que esto saldrá mal>>

<<Pesimista>>

Lo alejé de la prostiputa y le dí un fuerte abrazo marcando mi territorio. Él por su parte me estrechó contra él como si no me quisiera dejar ir nunca. Ya puedo imaginármelo lanzar una mirada de "estás muerto" a David. Sentía su mandíbula tensa y sus músculos fuertes aferrándose a mi cuerpo.

Sí porque aquí somos de comportarnos como peques que no quieren prestar sus juguetes.

Me pongo de buen humor al instante por su reacción. Si es verdad; es algo rústica, quizás primitiva, pero que le haga saber que soy sólo suya a los demás me pone a mil.

¿Extraño verdad?

<<Chica llevo 17 años contigo y aún no te entiendo>>

<<No tienes por qué entenderme, al final es mejor ir conociéndose poco a poco>>

<<Estás loca>>

<<Las mejores personas lo están>>

-Nena, estás hermosa -me susurra al oído y por ese instante me transporto a un universo paralelo en el cuál él no me dejó plantada.

<<Sueña Leah, sueña>>

<<Claro, ya se me olvidaba que tengo una consciencia que me pone los pies en el suelo>>

<<De nada>>

-Y tú estás encantador, pareces un ángel.

<<De la muerte que vino para hacernos caer>>

<<Ahí concuerdo contigo Valentina>>

<<¿No que me llamaba Leticia?>>

Vuelvo a la realidad cuando me doy cuenta que Niko ha dejado de abrazarme y fulmina con la mirada a David. Ruedo los ojos inmediatamente y trato de reprimir mi cara de satisfacción.

Tranquilo hombre, tratemos de no matar a nadie hoy. Si las miradas matasen, ya estaría yo entregándole flores a su tumba. Pobre David.

-No me dijiste con quién vendrías. Me esperaba que fuera una persona diferente. No sabía que era tu tipo -menciona con desdén mientras señala a mi acompañante.

Sabía que le molestaría, se está aguantando como puede. Me gustaría saber hasta cuánto puede soportar. Soy de explorar los límites de las personas. Me fascina verlos estallar.

-¡Vamos Niko, ni que le fuera a donar sangre! Eso de: eres mi tipo, no eres mi tipo; es sólo una pobre excusa que le das a las chicas para no salir con ellas. David, cariño saluda -le digo dirigiendo mis últimas palabras a mi queridísimo compañero de venganza.