Capítulo 7| Escuela

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Pov Leah:

Maldición, maldición, maldición...

Esto no puede estar pasando, no de nuevo, agh. ¿Soy yo la única que piensa que la escuela debe empezar a las 9 por lo menos? No verdad, pero ellos no entienden que a estas horas de la mañana las neuronas todavía no han despertado completamente y no captan nada.

<<¿Otra vez hablando sola?>>

<<No, es que te estaba esperando>>

<<Buenos días Leah>>

<<¿Tú no tienes sueño?>>

<<Ya te dije que yo no duermo>>

<<Bien por tí que nunca tienes sueño, mal por mí que tengo que ir a la escuela prácticamente dormida>>

Es que estresa:

1- Levantarse un lunes después de dormir como tronco un domingo.

2- El despertador que nada más empezar ya te da dolor de cabeza.

3- Tener la fuerza de voluntad suficiente para levantarte y ser consciente de que va a ser un día pésimo.

4- Quedarte mirando una chancla mientras te ubicas en tiempo, hora, espacio y lugar.

5- Asearte, vestirte y prepararte en tiempo récord.

6- Desayunar (si te da tiempo).

7- Ir como loca a la escuela.

<<¿Quieres más razones para odiar la escuela?>>

<<No ya, ya veo...>>

Así comienza otra semana de mi vida. Después de una salida fantástica con las chicas el sábado tuve un domingo no tan agradable. Si dormí un montón pero tuve que hacer las tareas y los proyectos atrasados que me dejaron muerta (literal cuando caí en la cama mi madre pensó que estaba en coma).

Por lo que no tuve tiempo siquiera para hablar con Niko. El me llamó el sábado en la noche, me contó sobre su padre y cómo lo tuvo que ayudar a hacer un recorte de presupuestos en su bufete y de lo aburrido que era. Yo le conté que con las chicas la pasamos genial, pero que seguro se hubiera sentido fuera de lugar ya que hubiera sido el único chico.

Termino de arreglarme y me veo en el espejo de cuerpo completo de mi habitación. No es por ser creída pero el uniforme escolar me queda de puta madre. Le tiró un guiño de ojos a mi reflejo y me dispongo a salir de mi habitación para desayunar.

-¡Mamá rápido dame algo de comer que llego tarde a la escuela! -le digo gritando mientras con una sonrisa le doy una nalgada en su trasero. No me devuelve la sonrisa por si querían saber.

-Leah ya debo ir a trabajar, pero hay comida en el microondas -me dice mientras se termina de abotonar su bata de médico.

-Uhh, está bien -le digo, pero sus palabras me detienen cuando estoy a punto de abrir la puerta del microondas.

-¿Ya has visto la hora cariño? -me dice gentilmente mientras se me acerca y me da un largo abrazo para luego irse por la puerta.

¿Hora?

Mis ojos se quedan abiertos como platos cuando veo que si me quedo a desayunar no voy a llegar a tiempo al colegio. Genial, otro día más que voy a perderme de la comida más importante del día por ser puntual.

~&&&~

Bueno, llegué. La escuela ya está toda arreglada como siempre y no queda ni rastro de lo que pasó el viernes en la noche. Algunos estudiantes me miran y me señalan como la chica que cantó y sé que eso se quedará en sus mentes un buen tiempo. ¡Conjunto de chismosos!

Te amo, &quot;mejor amigo&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora