Capítulo 27| Cumpliendo

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Pov Niko:

Por fin ha dejado de sonar el dichoso celular. Estaba en un profundo sueño, soñando con Leah, por supuesto. Uno de esos sueños buenos. Pero este cacharro me ha despertado.

Lo estoy cumpliendo. Ella quería tiempo, yo le daré tiempo. Aunque me cueste mucho haré lo que ella quiera. Al fin de cuentas sabía que pasaría algún día, la amistad hay veces que no es suficiente y me aterra que le guste más estar lejos de mí que conmigo.

El techo de mi habitación luce muy aburrido, pero no quiero levantarme para ir a la escuela. Esa llamada me ha despertado pero la rechacé a pesar de su insistencia.

-¡Nikolás despierta ya!

Mi madre entra en mi habitación como un tornado y abre las cortinas dejando que la luz entre por los cristales de las ventanas. Yo gruño en frustración y ella me arrebata la colcha con la que estaba tapado hasta el momento. Tomo con rapidez la almohada y la pongo disimuladamente en mi entrepierna.

-¡Mamá! ¡Podría haber estado desnudo!

-¡Hazme el favor, eres mi hijo!

-Ya mamá, pero ya no soy un niño. Es incómodo si me llegas a encontrar así.

Ella me mira de mala gana. Vale, se ha molestado.

-Levanta ya, llegarás tarde a la escuela.

-¿Por qué mi hermosa madre está de tan mal humor? -pregunto mientras me levanto y voy hacia el baño para hacer mis necesidades.

-¿Qué ha pasado con Leah?

Sabía que diría algo así, a mi mamá no se le escapa nada, es obvio que sospecha de algo. Yo solo espero que no haya hablado con el papá de Leah y este le haya dicho algo malo de mí. Algo que es bastante probable que pasó si evaluamos la cara de mi progenitora.

-Nada mamá, no preguntes.

Abro la ducha para darme un baño que me tiene de despertar.

-¿Cómo que no pregunte? ¡Pensé que estaban bien! ¡Más que bien!

-Ya sabes cómo somos mamá, no te preocupes por nada -la tranquilizo.

-Es que incluso su madre me había llamado emocionada la mañana siguiente cuando te fuiste a quedar a su casa la última vez.

-¿Es enserio?

-Bueno es que escuché que se habían caído de la cama y...

-¡No sigas por favor! ¡Deja de hablar de Leah, yo soy tu hijo!

Salgo de la ducha y me envuelvo en una toalla para comenzar a lavarme los dientes. Arriba, abajo, en las muelas, ahora la lengua...

-¿No le vas a contar a mamá lo que pasa? -mi madre se asoma en la puerta y hace un puchero mientras escupo en el lavamanos la pasta de dientes ligada con baba.

-¡No mamá! En serio no pasa nada.

-Entonces apúrate que tienes que ir a la escuela -se molesta y se gira para irse.

Qué dramática.

-Pero no quiero ir, además ya para este momento seguro que ya han empezado. ¿Y si mejor no voy?

-Pues cuéntame lo que ocurre entre Leah y tú.

Ella se cruza de brazos y empezamos a entablar una guerra de miradas a ver quién puede más. Al cabo de un rato me rindo y giro la cabeza a otro lado. Con mi madre no se pueden hacer tratos justos.

-Vale, tu ganas -acepto.

-¿Me contarás?

Le brillan los ojos.

Te amo, "mejor amigo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora