Y llegaste tú (COMPLETA)

Te necesito ahora

Sí, estaba segura de que por fin lo había conseguido. Al fin había logrado su cometido de desaparecer de la faz de la Tierra a aquella chiquilla extranjera que se había interpuesto en sus planes de conquistar a Acuario.
Se sentía poderosa, omnipotente. Nadie podría arrebatarle lo que ya consideraba suyo de antemano.
Antes de dirigirse hacia el Décimo templo del zodíaco, se aproximó sigilosamente a la muchacha, que yacía en el suelo con la respiración entrecortada, lo suficiente para observar cómo la vida la iba abandonando con cada minuto que transcurría.
_Adiós, chiquilla entrometida, ya no volverás a ser un problema para mis planes... Después de todo, eras sólo una estúpida humana, frágil... No sé cómo Degel permitió que te metieras en su vida... Espero que tu alma se queme eternamente en el Inframundo.... _.

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Oscuridad y calma. Eso era lo que veía Fluorite en ese estado de semiinconsciencia en el que se hallaba, suspendida en el límite de la vida, aferrándose con sus últimas fuerzas a aquella frágil línea que separaba la existencia de la oscuridad eterna, del infinito abismo de la muerte.
La joven francesa se vio cayendo a través de las sombras, que poco a poco se acercaban a ella para sumirla en el silencio eterno de la muerte. Por su mente pasaron aquellos momentos felices que guardaba en su memoria, cada uno de sus logros, cada dificultad superada, la felicidad de haber conseguido que Degel la quisiera para compartir su vida junto a él... Lágrimas comenzaron a humedecer sus ojos, mientras se resignaba a su triste destino, el de no volver a verlo jamás...
Justo en el instante en que todo parecía perdido, un rayo de luz dorada se hizo presente, iluminando aquella oscuridad que había comenzado a engullirla cual monstruo abriendo sus horrorosas fauces para devorar todo a su paso. Una mano fuerte la tomó de la suya,con fuerza y decisión,y tiró de su lánguido cuerpo para sacarla de las sombras en las cuales se hallaba.
No se dió cuenta en qué momento fue transportada con rapidez en brazos de alguien,hacia otro sitio,donde reinaba la luz,y voces amables y cálidas le infundían el ánimo necesario para ayudarla a regresar al camino de la vida.
_¿Dónde me encuentro?_, dijo la joven francesa en cuanto pudo abrir un poco sus ojos,que aún permanecían con la visión borrosa luego de haber sufrido el ataque de aquel reptil y su potente veneno.
_ Estás aquí,conmigo Fluorite...no temas,estoy junto a ti_ , le respondió una voz masculina que reflejaba preocupación a su alrededor, al mismo tiempo que sentía una mano que tomaba la suya con fuerza,confortándola.
La joven francesa giró su cabeza y su rostro hacia uno de sus lados, y pudo contemplar unos maravillosos ojos violeta que le transmitían la más absoluta calma.
_D-Degel... _, exclamó Fluorite en un susurro apenas audible, que pudo dejar salir con un evidente esfuerzo, lo que denotaba la debilidad que le había producido el efecto de aquel veneno que aún permanecía parcialmente en su sistema.
_Shhh, no hables, no te esfuerces, debes descansar y dejar que el antídoto poco a poco vaya contrarrestando los efectos del veneno de la cascabel_, le respondió Degel con suavidad.
_P-pero ¿qué pasó? Yo me encontraba sola en mi habitación, fue entonces que sentí un dolor en mi tobillo, y al girar a ver hacia el piso, había un horrible reptil deslizándose... Todo se volvió oscuro... ¿Cómo me encontraron? _.

_Una de las vestales te encontró inconsciente en uno de los pasillos de su recinto, y dió aviso a los guardias encargados de custodiar el edificio, los que a su vez, dieron aviso a los sanadores y también a mí, dado que están al tanto de que nos conocemos desde hace años... Realmente me asustaste mucho, Fluorite, estuviste inconsciente mucho tiempo y no podíamos lograr que recuperaras la consciencia...Afortunadamente gracias a los dioses, pudimos llegar a tiempo para que los sanadores te administraran el antídoto contra el veneno de serpiente _ , dijo Degel con cierta emoción en su voz, que aún pese a sus esfuerzos por ocultarlo, no lograba ese cometido. 

En ese momento, se escuchó el chillido de unos goznes de puerta, y alguien más entró en aquella habitación blanca y luminosa en la cual se hallaban la joven francesa y el caballero de Acuario.