Luego del incidente ocurrido con Fluorite, los días pasaron en relativa calma en el Santuario. Degel había insistido en que la joven francesa se mudara con él al Templo de Acuario para poder cuidar de ella, y mantenerla bajo su protección y vigilancia, ya que le parecía que el hecho de que una serpiente se hubiera introducido en su cuarto de una manera tan misteriosa, sólo le hacía pensar en que sin duda alguna, aquello había sido intencional. Alguien en el Santuario estaba tratando de dañar a la muchacha, desconocía aún la razón, pero se había propuesto en averiguarla a como diera lugar, y además, darle al culpable el castigo que se merecía; no permitiría que nada le ocurriera a la joven con la que había decidido darse una oportunidad para sentir algo de cariño y amor en su vida, y por la que había comenzado a despertar un sentimiento que crecía con mayor intensidad a medida que pasaba el tiempo.
Si bien todavía no podía dilucidar la maraña de emociones que surcaban el interior de su atribulado corazón, no podía negar que aquella muchacha otrora desgarbada de niña, y que tanta ternura le había provocado años atrás, ahora estaba logrando horadar poco a poco, la gruesa capa de hielo con la que había decidido blindar su corazón luego de haber sufrido la amarga decepción del rechazo de su primera ilusión amorosa. No tenía claro lo que sentía por ella aún, pero si de algo estaba seguro, era que la joven lo atraía de sobremanera, no sólo desde su atractivo físico, el cual era evidente que poseía, sino también desde su forma de ser; él la admiraba por todos los obstáculos que había tenido que superar desde que era una niña huérfana para poder abrirse camino en el mundo de los adultos, plagado de injusticias y para nada equitativo con las mujeres en aquellos tiempos.
Degel había descubierto, con el correr de los días, que disfrutaba mucho estar en compañía en de la joven, tenerla cerca y aspirar el suave aroma a violetas que emanaba su suave piel, delicada y tersa cual terciopelo, cada vez que la rozaba cuando estaba en su cercanía. Aquello había encendido en él, inesperadamente, la chispa del deseo, a tal punto que a veces temía quedarse a solas con ella, temeroso de que su cuerpo lo traicionara y no pudiera controlar aquella tentación irrefrenable que a veces se hacía presente en ciertas ocasiones en las cuales estaba con Fluorite. Sentía que ella era la única oportunidad que tenía para intentar alcanzar la felicidad en este mundo, mientras los dioses permitieran que siguiera con vida. Se abrazaría a aquella oportunidad que el destino le estaba presentando frente a sus ojos.
Por todos esos motivos, Degel estaba convencido de que lo que le había ocurrido a Fluorite, no era un simple hecho al azar, sino que había sido perpetrado por alguien, no tenía dudas; pero ¿quién estaría interesado en dañar a la joven? Ella apenas era una recién llegada al Santuario, obviamente no tenía enemigos; además era una persona que derrochaba amabilidad y gentileza, era imposible que alguien hubiera pensado en dañarla de alguna manera... ¿o si? Por más que le daba vueltas en su cabeza a quién pudiera haber atentado contra la vida de la joven, no lograba imaginarse de quién se trataba. Por eso, estaba decidido a descubrir la identidad de aquella persona malévola que se ocultaba entre las sombras, y con ese fin, fue que tomó a Fluorite bajo su protección, llevándola a vivir con él al Templo de Acuario.
La joven francesa se fue recuperando de a poco de los efectos que había causado el veneno de la cascabel en su sistema, con los cuidados que recibía por parte de Degel y de los sanadores del Santuario; también Kardia había acudido a visitarla en cuanto se enteró de su estado de salud, tratando de animarla con sus típicas bromas y comentarios disparatados, que la muchacha recibía con una sonrisa amable y agradecía sus esfuerzos por intentar mejorar su estado de ánimo.
El Escorpiano intentaba hacer acopio de todas sus fuerzas para ocultar sus sentimientos hacia la joven y no ponerse en evidencia delante de su mejor amigo, ya que internamente se había hecho a sí mismo la promesa de ayudar a Degel a superar la tristeza que le había causado el rechazo de Natalie, que sabía era la primera y única mujer a la que su amigo se había atrevido a confesarle sus sentimientos, y no haría nada que pudiera dañarlo. Lo quería demasiado, como si fuera su hermano de sangre. Kardia, al igual que el Acuariano, estaba convencido de que había algo más detrás del ataque que Fluorite había sufrido por parte de ese reptil, no había sido una casualidad, y él se encargaría de averiguar quién había sido el responsable de ello; juró que si descubría al culpable, lo haría sufrir la agonía de las quince agujas que representaban cada una de las estrellas de la constelación de Escorpio, hasta que rogara que acabara con su vida. No tendría piedad para el agresor de la única mujer que había logrado conmover su corazón enfermo.
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Y llegaste tú (COMPLETA)
FanficNo tengo mucha experiencia en el amor, pero la primera y única vez que me he enamorado, mi corazón sufrió la amargura de no ser correspondido... Ahora, trato de seguir adelante y que los dioses decidan mi destino...