Esta ausencia

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Lloré amargamente en brazos de mi mejor amiga, como no lo había hecho durante todo ese tiempo antes de que nos reencontráramos. Tal vez era lo que había estado esperando para desahogarme de tanto dolor que tuve que soportar en silencio y en soledad, sin poder compartir con nadie este sufrimiento que me lastima y me hiere mucho más que cualquier arma que pudiera existir. June me acaricia el cabello, aún húmedo y alborotado luego del baño tibio y reconfortante, por lo menos en lo físico. Ella no me dice ni me pregunta nada, sólo permanece allí a mi lado, consolándome como siempre lo ha hecho, brindandome su sostén y apoyo incondicional. Me susurra dulces palabras de consuelo al oído, al igual que alguna que otra frase graciosa para intentar animarme un poco y hacerme sonreír; sin dudas necesitaba esto. Necesitaba tanto a mi mejor amiga... Cuando me encontraba en Grecia, si bien había forjado una bonita amistad con Natalie y Agasha, no era igual al vínculo que tenía con June. Ella era mi confidente, mi sostén cuando las cosas no iban como esperaba, mi hermana aunque no lleváramos la misma sangre, y ese lazo es algo único, una conexión tan profunda que jamás había tenido con ninguna persona.
Una vez que hube serenado mi alma un poco, sentí cierto alivio y eso me dió la fuerza necesaria para poder hablar de esa experiencia tan amarga y de la decepción más grande que he tenido en mi vida. June me miró con sus grandes ojos azules colmados de ternura y entendimiento, que acompañaban a esa hermosa sonrisa comprensiva que tanto la caracterizaban.

_Fluorite, ¿te encuentras mejor? Sabes que puedes contarme lo que sea, siempre estaré aquí para ti, querida amiga... Si quieres hablar, puedes hacerlo, tus secretos están a salvo conmigo; y si no deseas hacerlo, también lo respeto_ , me dijo June mientras me proporcionaba suaves caricias en la espalda para confirmarme y darme ánimos para seguir.

Suspiré profundamente y luego comencé a relatarle todo lo que había vivido en las tierras griegas desde que arribé allí en esa soleada mañana de verano, con el corazón y el alma llenos de esperanza y de un amor puro e inocente que había nacido en mi niñez y que perduró durante tantos años, hasta que el hombre que lo había inspirado se encargó de reducirlo a cenizas.
Le conté todo a June, desde mi desventuras durante los primeros días, donde unos maleantes me despojaron de mis ahorros, pasando por los incidentes con ese espectro desconocido que habían puesto en peligro mi vida, hasta la ocasión en que estuve al borde de la muerte como consecuencia de uno de sus ataques... Y finalmente, le relaté lo sucedido con él. Cómo había ido avanzando nuestra relación, la manera en que cuidaba de mí, nuestras conversaciones durante horas en las que nos dimos cuenta de la gran cantidad de cosas en común que teníamos, la vez en la que me obsequió aquella hermosa rosa de hielo; mis labios temblaban al recordar las palabras de amor que me dijo al decirme que me amaba... El primer beso que nos dimos, y cómo me sedujo con sus acciones y sus palabras; la noche en la que me entregué a él... Y finalmente, cómo había roto mi corazón y mi confianza, al descubrir que solamente me había utilizado para olvidar a la mujer que verdaderamente amaba, la cual además, no le correspondía, ya que su corazón pertenecía a otro hombre... Las lágrimas volvieron a asomarse a mis ojos, cayendo por mis mejillas sin permiso, ante la mirada de June, quien observaba y escuchaba atónita cada una de mis palabras.
Al terminar mi relato, el rostro de mi amiga mostraba la congoja y la tristeza que le producía el conocer lo desdichada que había sido durante aquel viaje en el que había depositado todas mis esperanzas, no sólo de conseguir una vida mejor, sino también de tener el corazón del hombre que me había enamorado cuando solamente era una niña. June puso sus manos sobre las mías y les dió un pequeño apretón, dándome a entender que comprendía todo por lo que había pasado, sin juzgarme por las decisiones que había tomado, que en esta época eran consideradas una afrenta al buen nombre de una familia.

_¡Oh querida Fluorite! De verdad ahora entiendo todo lo que has sufrido y lo decepcionada que estás, pero no te preocupes, yo te ayudaré a que puedas olvidar todos esos malos momentos hasta que no sean más que recuerdos lejanos; en cuanto a...ya sabes quién... Lamento en el alma que te haya herido de la forma en que lo hizo, y ¡te aseguro que vas a olvidarlo! ¡Él va a arrepentirse del error que cometió al dejarte ir, eso tenlo por seguro! Ahora que estás aquí conmigo, ¡no dejaré que nadie le haga daño a mi hermana pequeña!_ , exclamó June resuelta, mientras se inclinaba hacia mí y me envolvía en un fuerte abrazo, de esos que reconfortan el alma y nos reinician...
Eso es, eso es lo que tengo que hacer: reiniciarme... Comenzar de nuevo y dejar atrás todo el sufrimiento y las lágrimas que había derramado por él, por su causa, así como también borrar sus besos y sus caricias sobre mi piel. Pero sin duda alguna, lo que más me costaría, sería arrancarlo para siempre de mi corazón.

Y llegaste tú (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora