Fantasía o realidad

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Habían pasado varios días ya desde el momento en que Degel decidió seguir adelante con su vida y darse una oportunidad con Fluorite. Ella le había respondido que sí a su propuesta, le ayudaría a expresar mejor su sentir y a no mostrarse tan frío con las personas. Sin embargo, ambos habían acordado que su relación sólo sería conocida por ellos, a excepción de Kardia,que sería el único en saberlo,puesto que él había tenido mucho que ver en su concreción.
La joven francesa se sentía inmensamente feliz de ser la mujer que el caballero de Acuario había elegido para darse una oportunidad de amar;sus esperanzas y sueños de niña comenzaron a llenar su mente de proyectos,tanto personales como laborales, y su inspiración había crecido a tal punto que tenía nuevos ideas para expandir su principal ambición personal.
Para empezar, se había instalado completamente en el Santuario, y para evitar las habladurías, se había establecido en el edificio donde residían las vestales.  Algunas de ellas aceptaron su presencia en su morada rápidamente, en tanto que otras  no la habían recibido precisamente con los brazos abiertos; tal era el caso de Katerina, la morena encargada de los quehaceres del Templo de Acuario. Cada vez que tenía una oportunidad, la vestal no guardaba reparo alguno en lanzar comentarios mordaces, haciendo intento de amedrentar a la joven francesa y que desistiera de seguir permaneciendo en el país; aún más, secretamente intentaba alejarla lo más que podía y definitivamente del lado de Degel. Nadie conocía los oscuros deseos y las intenciones ocultas que guardaba la morena,quien a pesar de ahondar esfuerzos por apartar de su camino a Fluorite y fallar en cada una de las trampas que le ponía a la joven francesa, continuaba con sus ardides y no se daba por vencida. Confiaba en que un día, la muchacha que se había convertido en su rival por el corazón de Degel de Acuario, desapareciera para siempre de sus vidas, y si no lo hacía por las buenas, lo haría por las malas. Estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias;nadie la robaría lo que ya consideraba suyo.
Por tal motivo, luego de varios intentos infructuosos para dañar a la joven, trazó con premeditación dos planes, confiando en que alguno de ellos lograría terminar de una vez por todas con la vida de aquella francesa entrometida, como solía llamar a Fluorite.
Los pondría en marcha cuanto antes.

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Una tarde en la cual el sol dejaba caer con fuerza sus rayos sobre el Santuario, haciendo sentir el calor propio del verano mediterráneo, en el interior del templo de Acuario el ambiente fresco hacía posible que se pudieran llevar adelante algunas tareas que Fluorite necesitaba para seguir adelante con sus proyectos. Ella utilizaba el escritorio que Degel le había ofrecido en un rincón de su Templo, junto a su biblioteca, para realizar sus bocetos, moldes, medir retazos de tela, recortarlos y comenzar así a coser a mano para dar forma al fin, a sus tan amadas creaciones. La joven estaba tan entusiasmada y alegre, que la sonrisa se formaba en su angelical rostro sin que ella misma se diera cuenta, yendo de un lado a otro de la habitación en el ajetreo de su tarea. No se percató en ningún momento que el guardián de aquel templo, se asomaba de tanto en tanto para observarla y contemplar maravillado, la inocencia y la alegría decorando el juvenil rostro de aquella joven que había conocido desde niña, y que ahora él había elegido para compartir su vida. 

Fluorite sentía que estaba viviendo en un sueño. En el sueño que, inconscientemente, tanto había acariciado desde que era una niña. Por un lado, el hecho de que estuviera avanzando en sus proyectos personales, en la carrera de diseñadora de modas con la que siempre había soñado; vestir no solamente a las personas más afamadas y reconocidas de la época, sino también a aquellos que eran los más humildes, los olvidados por la mano del hombre que se suponía debía de velar por ellos y ofrecerles una forma a través de la cual poder sustentarse... Sabía que lo que pensaba era toda una utopía, pero no estaba dispuesta a claudicar en sus esfuerzos por llevar adelante aquellas ideas. Y además, lo que le parecía lo más increíble de todas las cosas que le habían pasado en los últimos años y en este último tiempo, era que el hombre con el que había soñado desde su tierna infancia, al fin la había mirado como a una mujer, como la mujer que ahora era, llena de ilusiones, fantasías y con el corazón que parecía a punto de desbordarle por los intensos sentimientos que guardaba en su interior por aquel caballero que era el protagonista de sus sueños de cada noche desde que era una niña, y que se había ganado su corazón desde hacía varios años. 

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