CAPÍTULO 29

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Pasaron seis meses desde que Enzo me propuso matrimonio, hemos decidido postergar la ceremonia ya que queríamos hacerlo en vacaciones, ya por suerte termine mi segundo año de universidad, a finales del próximo año me recibo de abogada.

Me encuentro con con Enzo y la organizadora de la boda, hoy es viernes y el próximo viernes nos casamos, ya tenemos todo organizado pero siempre queda algún detalle que decidir.

Jamás pensé que organizar una boda fuera algo tan estresante.

Terminamos de elegir algunas cosas para el salón donde se organizará la fiesta y luego nos vamos.

—Tienes buen gusto amor —me alaga Enzo mientras caminamos de la mano, comiendo helado.

—Gracias mi amor también tienes un exelente gusto, estoy tan emocionada.

—Yo estoy igual —toma mi mano y la coloca en su pecho —¿Sientes lo rápido que late? —le respondo con un asentimiento se cabeza mientras lo miro a los ojos —late por y para ti mi amor.

—Te amo con mi vida Enzo —lo beso sin dudarlo.

—Te amo más mi pequeña.

Llegamos a casa entre besos y palabras bonitas, cuando llegamos no me siento muy bien, de repente un gran mareo se apodera de mí.

—¿Amor estás bien? —habla preocupado Enzo.

—No te preocupes amor, solo es un pequeño mareo —intento caminar pero el mareo persiste.

—Te llevaré a la cama —habla mi prometido.

—Si por favor, creo que se me bajo la presión —me toma en sus brazos y me lleva a la segunda planta.

Me deposita en la cama y va por algo dulce para mí, a los pocos minutos ya me siento como nueva.

—¿De verdad te sientes bien amor?

—Si mi vida, solo fue un pequeño mareo, iré a buscar a Chris al aeropuerto.

—Esta bien, pero te llevas a uno de los chicos contigo, no quiero que conduzcas.

—Esta bien amor —dejo un beso en sus labios y él se va a su despacho, yo bajo las escaleras y le pido a uno de los chicos que me lleve a el aeropuerto.

Cuando llego entro corriendo ya que nos atrasamos unos minutos.

—Aquí estás Nana, creí que te habías olvidado de mí —me hace un puchero mi mejor amigo

—No seas tonto jamás podría olvidarme de ti.

—Aún no me creo que te casarás —habla emocionado mi amigo.

—Yo tampoco me lo creo, suerte que ya viniste mañana tengo la prueba del vestido, quería que tú estuvieras conmigo junto a las chicas.

—Yo encantado de estar ahí contigo mañana.

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