CAPÍTULO 16

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Al llegar al lugar está que explota de gente, la música se oye desde lejos.

Entramos y como es de esperarse vamos directo a la barra, pedimos tequila y comenzamos la noche...

Creo que ha pasado más de una hora desde que llegamos aquí, estoy algo mareada por las bebidas que he ingerido, pero me dispongo a bailar, Chris está con una chica y Nati ya se consiguió un compañero de baile, yo me arriesgo y comienzo a bailar sola en el medio de la pista.

El vestido se pega cada vez más a mi cuerpo, de repente siento una respiración en mi cuello y por alguna razón el bello de todo mi cuerpo se eriza.
No sé porque pero me imagino que en realidad yo no sé lo que está haciendo Enzo ahora mismo, ¿Y si está con una chica?

Esa idea hace que la rabia me invada, pego mi cuerpo al del extraño y comienzo a bailar, rozándome contra él, como una verdadera zorra.

Unos fuertes brazos rodean mi cintura.

—Creo que necesitas compañía —habla una voz.

¡Un momento, paren todo! Esa voz la conozco.

Lentamente me doy vuelta y choco contra un cuerpo duro.

—¿Tú? —decimos al unisonó al estar frente a frente y vernos a la cara.

—¡Mierda! —maldigo.

—Wow, pe-perdón —parece nervioso —nunca imaginé que podrías ser tú.

—Yo tampoco creí ni imaginé que serías tú... Perdón director —exclamo luego de unos segundos de silencio.

—No estamos en el colegio ¿O si? Solo dime Benjamín o Benja.

—De acuerdo Benjamín —lo miro mejor y lleva un pantalón nada formal ajustado en las partes correctas se puede decir, una camisa blanca con varios botones desprendidos y la camisa remangada que deja a la vista varios tatuajes, tanto como en sus brazos, como en su pecho.

Que sexy.

—¿Estas sola aquí? —pregunta asombrado.

—No, pero recordé que tengo algo que hacer, así que ya me voy y disculpe por lo sucedido.

Me retiro de ahí rápidamente roja de la vergüenza, salgo del bar y le dejo un mensaje a los chicos de que me iré, al salir el frío de la madrugada me azota, causando que me abrase a mi misma.

Pero rápidamente una chaqueta es puesta sobre mis hombros.

—No debes estar sola a estás horas —suena la voz de mi nuevo barra sexy director.

—No es problema, tomaré un taxi.

—Dejame llevarte —lo miro desconfiada.

—Trabquila, no te haré daño, piensa en que tengo mucho que perder, créeme que no lo arriesgaría por algo que puedo obtener de cualquier otra mujer —por alguna razón sus palabras consiguen irritarme totalmente.

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