CAPÍTULO 24

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Respiro hondo y me aproximo a su encuentro.

—Buenos días —saludo en un susurro y con la culpa de que nos viera atormentando mi conciencia.

—¿Buenos días? Si claro, al parecer algunos están teniendo una mejor mañana que otros —habla enojado.

—Deja los celos y entra antes de que me arrepienta Enzo —le advierto mientras me hago la fuerte. 

Él entra detrás de mi y cuando me voy a dar la vuelta me toma del rostro y me besa, me besa con deseo, con pasión, me toma como solo él sabe hacerlo.

Baja de mi boca a mi cuello lo cual causa que un gemido involuntario escape de mis labios, lo estoy disfrutando lo hecho de menos, pero en ese momento que esta a punto de bajar a mis pechos con su boca, se me vienen a la mente las imagenes de él con la zorra y lo alejo.

—No puedo —suspiro, ambos estamos agitados —perdón, pero tenemos que hablar.

—Perdona, creo que me deje llevar por las ganas y los celos.

—Si me di cuenta —respondo con sarcasmo —pero tranquilo, vamos a hablar —nos sentamos en los sofás y nos miramos fijamente.

—¿Estás con él? —pregunta dd repente, tomándome desprevenida.

—Somos buenos amigos —respondo sin lograr mirarlo a la cara.

—Genial —responde en un tono difícil de decifrar.

—Bueno a fin de cuenta no estamos aquí para hablar de mí, sino de ti.

—Tienes razón Pau...

—Quiero que me des tú versión de los hechos.

—Esta bien —suspira —recuerdas que mi viaje se retraso.

—No me digas que eso fue mentira y que estabas con ella —lo interrumpo, especulando.

—No pequeña, déjame hablar. La cuestión fue que cuando faltaban unos días para volver ella se apareció ahí, yo estaba en el bar con los chicos y ella se me acercó pero obviamente yo la corrí.

Me río y lo vuelvo a interrumpir —llevandola a tú cama la corriste o ¿Fue en la de ella? —los celos me están consumiendo.

—Pequeña o te callas o juro que te ató a tú cama y amordazó hasta que me dejes contar todo como fué.

Lo reto con la mirada pero me callo.

—Bueno, después de eso estuvimos bebiendo y ella se quedó cerca, creo que le puso algo a mi bebida, ya que me comencé a sentir mal, después de eso no recuerdo lo sucedido, solo vagos flashes, de seguro se aprovechó de que yo no estaba en todos mis sentidos y saco las fotos, pero fue todo un plan de ella, yo nunca te haría algo así estando conciente.

—¡Maldita perra! —me levanto molesta.

—Si, cuando volví quise decirte lo sucedido, pero el miedo de que me dejaras fue más fuerte, el día del aniversario, ella se me acercó y me dijo que si la corría haría un escándalo y te contaría todo.

—De todas formas me lo contó, bueno me mandó las fotos.

—¿Ahora entiendes?

—Si entiendo y tengo ganas de ir a romperle la cara —él me mira y se ríe.

—¿Cómo has estado tú? —me pregunta mientras se sienta a mi lado.

—La verdad te he hechado mucho de menos, pero también han pasado cosas buenas, me gradué de la secundaria, recibí una herencia, me inscribí a una universidad en la que siempre soñé estar.

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