Aquel chico de ojos azules tan bonitos como el océano y mirada furtiva, no había sido tan sencillo después de todo.
El pelirrosa se había encargado de acercarse sin tratar de asustarlo, pero no funcionó así, un Megumi ansioso se giró para salir de sus pensamientos cuando escuchó las pisadas detrás de él. Cerró los ojos y con rapidez, habló al instante.
—¿Que quieres? Te lo advierto, si piensas asaltarme no tengo nada y... —se arrepintió al instante de haber dicho eso, pues al poco tiempo notó como la camisa que traía puesta y la cual, enseñaba un poco del trabajado cuerpo del tipo parado enfrente de él, era más cara que cualquier cosa que el podía usar o tener en su clóset.
Aún así, no sé fió y molesto, bajó el dedo que lo apuntaba, apretando su ceño en una clara señal de molestia. Cualquier interacción lo ponía nervioso y no quería tenerla en ese momento.—Oye, tan mal no me veo, creo...
—Disculpa. Tengo mucha prisa. —murmuró el ojiazul tratando de volver a su paso. Aquello había sido vergonzoso pero no pensaba dejar ser asaltado ni nada por el estilo. Mucho menos tenía nada que tratar con gente de dinero. No le debía a nadie y su padre no conocía tampoco a nadie así. No tenía porque hablar, lo que tenía que hacer era llegar pronto a su hogar, por eso mismo no le gustaban las distracciones.
—¡Hey! No pienso robarte mucho tiempo, es más, déjame acompañarte... Tengo auto. Se ve que tienes prisa, eh — mencionó el "asaltante", con una sonrisa que le funcionaba en el 100% de los casos. Aparentemente, ese iba a ser el 1%.
—Y tú crees que voy a caer en eso. ¿Nada más así como así? —soltó fastidiado, negándose. —De todos modos, mi casa está cerca. No deberías y aún no sé que es lo que quieres. Así que no.
—Nada. Me pareció que eras lindo y creo que lo eres en serio. Quiero tu número.
—Vaya manera de mentir. De todos modos, no estoy interesado en nada de eso. Mentiría también diciendo que estoy halagado... ¿Sukuna? —preguntó Megumi, con un deje de duda. Sabía quién era, lo sabía y era porque en su facultad no se dejaba de hablar de él nunca.
Y le molestaba, todo se resumía a que él si tuviera que conocerle y la "estrella" ascendiente se diera cuenta de su existencia cómo si fuese cualquier cosa y no sé hubiese podido acercar en clases, dónde usualmente solo dejaba entrar a su círculo a dos o cuando mucho, tres personas, dejando una neblina de gente a su alrededor, robando miradas como si ya fuese en serio famoso.—Hey... Si sabes mi nombre nos conocemos en ese caso. ¿No?
—No te confundas. Yo te conozco a ti.
—¿Ah sí? Apuesto a que solo sabes mi nombre, hay una amplia diferencia en conocerme y te estoy dando oportunidad ahora de hacerlo. Nada más. —mencionó con una arrogancia en él normal. No terminó de hablar porque una risa de parte del pelinegro se escuchó. No parecía interesado pero por alguna razón, se había quedado un par de minutos más con él, dándole oportunidad a tentar el terreno.
—No creo. Pero, si llegas a encontrarte conmigo una vez más, inténtalo. Ahora mismo no podrás sacar nada de mi, menos con la cena a mitad de camino enfriándose. Buena suerte para cuando eso suceda. — guiñó mientras seguía su camino, corriendo hacia su hogar. No era mentira que debía de llegar pronto, su padre lo esperaba y quería darle una sorpresa para que no tuviera que preparar nada. Ya era suficiente tener que pagar parte de sus estudios y cosas de la casa siendo padre soltero. No quería darle más molestias.
—Increible. Es totalmente increíble. —susurró un molesto Sukuna, regresando por otro lado más largo hacia la avenida principal donde había dejado su auto. Se pasó hastiado ambas manos por su cabello, acomodándolo hacía atrás.
Estaba anonadado.
Incrédulo.
Lo habían rechazado.
Era la primera vez en toda su vida que se había sentido así. Se preguntó si estaba algo mal con el chico, porque incluso gente que se autoproclamaba hetero por completo , había dudado de ello y le daban todo lo que el pedía al instante.
Entonces...
¿Por qué?
Caminó tranquilo, fijándose a sus alrededores que los dos idiotas de sus amigos no estuvieran. ¿Así era como se sentía la gente normal? ¿Que se creía aquel chico? ¿No le estaba haciendo un favor?
Se deslizó sobre el asiento cansado. Eso lo había agotado mentalmente y se dispuso a volver a su casa. Nada parecía real y cómo nunca había estado en esa situación, no sabía realmente cómo proceder.
—No necesito dormir, necesito respuestas. —soltó con una risa para si mismo. Sabía que necesitaba ayuda también, solo podía pedirla a Nobara, que conocía a casi todo el plantel entero. Era especialista en chisme y tenía una maestría especial en conocer casi todo de todos, era perfecta para aquel trabajo.
Antes de manejar marcó su número y le llamó, ansioso por conocer más de aquel chico.
—¿Nobara? No es tiempo para preguntas, necesito que me digas algún Instagram o facebook, lo que sea, de un chico así... Ojos azules, más de 1.70 claramente, pelo negro y unas pestañas enormes...
—Sé de quién hablas. Es Megumi Fushiguro. ¿Eres imbécil? Va justo en la misma facultad que nosotros, solo en una distinta carrera. Él estudia arquitectura. No puedo creer que no seas capaz de bajar la mirada un poco ¡Seguramente tienes clases con él y no te has dado cuenta!
—No loca, lo sabría.
—Te gusta. Fushiguro te gustó. Te conozco y te lo digo de una vez, cabronazo, es un chico DEMASIADO bueno, incluso ayuda a un refugio de perros... Yo no cre-
—Basta, no te pedí opiniones. Dame el Instagram o no te vuelvo a dejar pasar a nuestro backstage. Primer aviso.
—Ya cállate. Lo tengo aquí, te lo mando por Whatsapp. Más vale que vayas despacio. Él no es como los demás. Primer aviso. No confío en ti, pero sé que de todos modos lo buscarás así que te lo paso de una vez.
—No recuerdo haberte preguntado, crack. — soltó un Sukuna con un deje de diversión en sus palabras, colgando inmediatamente. Le gustaba hacerle bromas de vez en cuando a aquella "bruja" como le llamaba siempre de cariño.
Al llegar a su casa se dispuso a buscar en Instagram el username que la chica le dió. Ahí tirado en la cama encendiendo un porrito se dispuso a buscarlo. Decidió poner algo de música de fondo incluso, pues su tarea era intentar buscar algunas fotos para verle o conocerle mejor así su misión podía comenzar.
Para su suerte, tenía el Instagram público. —Primera victoria de Sukuna, así es señoras y señores.... murmuró. Le gustaba hablar consigo mismo y citar memes en voz alta.
Lo que encontró fue magnífico. Deducía que estaba soltero, porque nadie con pareja subiría historias destacadas solo con playlist de canciones y tenía en sus post a sus perros seguido. Tenía un gusto exquisito en música. Y eso le gustó todavía más, haciendo uso de los links para escucharlas.
Su corazón dió un vuelco cuando vio una de sus fotos de hace años atrás, antes de dejar de subir fotos de su rostro. Era una foto en primer plano. Sus pestañas lucian largas y acomodadas. Su rostro apacible y sonriente sobre el césped que hacía juego con sus ojos azules. Presionó dos botones de su celular y tomó captura a la foto, sin saber por qué.
Tenía que buscar a ese chico mañana a cómo diera lugar.
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Brokendate.
Fanfiction-¿Qué apostamos si ese chico está loco por mi a final de mes? -Sukuna, él no se ve así. Es Megumi Fushiguro. Está lejos de tu liga, y aunque no fuera así, no puedes jugar con él. Y Sukuna, listo para poner su plan en acción, ignoró que el corazón d...