12. I want you.

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Otro día.

Otra manera de inventar para que Megumi volviera.

Muchas de las razones las tenía claras, alguna de ellas podía ser su orgullo, pero realmente quería volver a tenerlo con él. Nobara se había encargado de explicarle el porque la gente no podía ser tratada como objetos y él conocía perfecto a qué se refería con ello, por más que la dejase hablar y hablar. No pensaba que con Megumi fuese así. Era increíblemente nuevo lo que sentía, pero sabía que era aunque no pudiese explicarlo, lo intentaba en su interior, todo tenía sentido en su mente. 

Para él Megumi no era algo así, y aunque hizo lo que hizo y no tuviera sentido, era porque nunca supo cuidar nada y no le interesaba, que cuando lo tuvo, no supo cómo seguir.

Honestamente, lo que le gustaba es que parecía estar tranquilo con todos sus defectos. Sukuna se mostraba como era, tal cual, transparente, nunca lo había intentado impresionar y aún así él lo miraba como si fuese lo mejor del mundo. No era una mirada totalmente enamorada como las de novelas, era tranquila, era hermosa. La mirada de esos ojos azules le hacía sentir extraño, las mariposas de las que tanto hablaba la gente se reunían en su interior, agrupándose y continuamente saliendo y preocupándole por no saber manejarlas. Se sentía feliz.
Y esa felicidad él mismo la había arruinado y la quería de vuelta.

Suspiró.

Tenía que hacer algo para que volviera. 

Pero del otro lado y lejanamente, estaba un Kamo aceptando sus sentimientos por Megumi. Y Maki, escuchaba atenta mientras tomaba de su café. La casa de Kamo era enorme y la rodeaban jardines que decoraban con gracia aquella casi mansión. Para todos ellos era algo normal, pero a Maki le gustaba tanto juntarse en lugares así por más que eso insistían en pasar al living.
Sus ayudantes les seguían sirviendo bebidas y alejándose, para no interrumpirles. Ambos agradecían sonriendo.

Y ahí estaba la de lentes. Escuchando a su amigo decirle aquella frase que tanto había esperado, ella solo quería ver sonreír a sus amigos y con ello, notó el brillo en los ojos del pelinegro haciéndole sentir que así era como se sentía.

—Dilo de nuevo.

—Creo que me gusta Megumi. — murmuró el contrario como si entre todo ese lugar pudieran escucharles, con un gesto de molestia mientras se tallaba la cara. En realidad, era el sonrojo lo que le causaba esa sensación extraña y el mostrarse así de vulnerable.

—Ahí está. Lo has dicho al fin. ¿Crees eso en serio? Digo, se te nota pero... Sabes a lo que me refiero.

—No lo sé. Digo... Es que lo veo y siento algo extraño en el pecho y eso no me pasó nunca, con nadie, ni cerca. Es tan raro, dios.

—Ya. Lo importante es aceptarlo. ¿Sabes? —mencionó una Maki emocionada por dentro, sin mostrar demasiado para no asustar a Kamo con ello y que siguiera hablando.

—Ahora no sé que hacer. Es como si no tuviera una maldita idea de qué sigue. Sé que no le gusto y puedo aceptar eso, porque con verlo tengo suficiente. Y no sabes lo que es verle sonreír... Eso me mueve todo.
Y puede que yo le agrade y todo, pero me gustaría intentarlo, incluso si eso no sale bien. Sé muy bien, por lo que se ve, que tiene a ese tipo aún muy metido en su mente y son cosas que están ahí y hay que manejarlas, lo sé porque se nota que cuando deja de sonreír es por él. Pero, me gustaría ya sabes... Poder hacer algo al respecto.

—Tienes que intentarlo entonces. Lucha por lo que sientes y hazle ver qué puede contar contigo. Incluso si eso sale mal.

—¿Lo crees así?

—Inténtalo. Llámale. Invítalo a salir. Haz algo. No solo te quedes pensando en el "Que hubiera pasado sí...”.

—Tengo que pensar en algo. Tengo que conocerlo más, hablar con él, saber qué le gusta. No puedo simplemente hacer eso así como así. No quiero arruinar nuestra amistad tampoco.

Brokendate. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora