—¿Y? ¿Cómo le fue al mayor stalker del mundo ayer? ¿Encontraste algo?
—Deja de molestar, loca. No es de tu incumbencia. —mencionó un molesto Sukuna, tomando sus libros para poder salir de ahí en cuanto antes. No soportaba la idea de no haberle podido seguir el rastro a Megumi y aquello, lo ponía de malas al instante.
—Mira esto. Ayer subió una historia para sus mejores amigos.
—¿¡Y tú cómo sabes eso?! ¿Te tiene en sus mejores amigos? Porque juro, Nobara, qué si es así...
—Calla y déjame enseñarte. Y no, no. Pero tengo mis contactos. —mencionó la chica con una sonrisa, enseñándole la historia que Fushiguro había posteado. Era de la cena de anoche y salía parte de su rostro. Apenas se podía ver uno de sus ojos y un pulgar hacia arriba. Aún así, Sukuna sintió una emoción extraña al poder ver eso.
Sintió la necesidad de conseguirlo.
Aquellos minutos viendo su foto y preguntándose si servía para algo más, se convirtieron en un capricho cada que pensaba en otra persona mirándolo. No podía permitirlo. Tenía que ser suyo, o aquello no sería divertido. Si Megumi Fushiguro tenía pareja, se encargaría de hacerla a un lado y obtenerlo y si no tenía a nadie, se encargaría de dejarlo por completo obsesionado con él.
Quería que el aire que Megumi respirara, le recordara con cada suspiro que le pertenecía. Y no podía entender por qué.
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Salió de ahí con rapidez, llevaba su guitarra para la tocada y algo de su ropa usual, una camiseta que mostraba parte de sus tatuajes y unos jeans ajustados y negros con unas botas negras. Estaba llamando la atención por dónde caminaba pero no le importó, siempre era así y usualmente, no se molestaban en hablarle si él tenía esa cara de pocos amigos. Fue directamente hacia una de las clases dónde había investigado que Megumi estaba y ahí mismo lo encontró. Era cómo si los astros se hubiesen alineado para que aquello, funcionara.
Ahí estaba, recostado mirando hacia arriba, terminando lo que parecía una maqueta.
Despreocupado entró el pelirrosa y sentándose a su lado, comenzó a inspeccionar su trabajo.
—¿Qué haces aquí? ¿Me estabas siguiendo? —preguntó un Megumi intentando fingir demencia, intentando no salir corriendo al sentir como aquella fachada de persona fría a veces, y solo a veces, se le iba de las manos.
—Mucha suerte no tienes.
—Pero lo hiciste.
—Quisieras.
—¿Y eso?
—Es una maqueta.
—¿Ya pero? No se ve terminada.
—Es porque aún no lo está, idiota. Y no necesito que me lo recuerdes. —terminó por decir Megumi, estresado. Estaba intentando terminar un proyecto solo y los materiales le habían llegado algo tarde. Necesitaba un par de cosas y Sukuna lo notó al ver cómo ni siquiera hacía el esfuerzo por seguir.
—¿Que necesitas? Dímelo y yo iré a comprarlo.
—¿Y como sabes que necesito algo? De igual forma. No creo poder pagártelo pronto. Ni siquiera sé porque intento seguir.
—Ven a una de mis tocadas. — interrumpió el mayor aprovechándose súbitamente de la situación.
—Eso... ¿En serio? Prefiero no hacerlo.
—Venga, no somos tan malos. Mahito recién aprendió a tocar y yo a calentar antes de cantar, pero no lo hacemos tan mal. —bromeó— Dame cinco minutos, apunta aquí lo que necesitas y lo haré. Lo traeré lo más pronto posible.
—Dame un minuto.— Megumi estaba desesperado pero, si podía sacarle algo de provecho a tener a una de las personas más populares de la universidad haciéndole un favor, lo haría definitivamente. No se entendía y dudaba mucho que el encanto de aquel tipo fuera lo que estuviera haciéndolo cambiar de opinión. Pero ese detalle, el ofrecerle una mano cuando iba algo mal.
Sentía que no lo olvidaría.
Tomó una pluma y le escribió todo lo que necesitaba. Sabía que ese era un favor que le iba a tener que devolver pero, no le importó demasiado en el momento. Lo necesitaba realmente.
Sukuna volvió con el material minutos después. Se quedó observando como Megumi terminaba todo con sus delicadas manos y luego le dirigía miradas furtivas, llenas de duda y asombro porque él seguía ahí. ¿Cuando se iría? ¿No era suficiente con aquella hora que llevaban juntos? ¿Que era lo que quería?
Eso.
De repente todo encajó para Megumi y recordó que no le había aceptado aún aquella salida. Era tan... Él, que ni siquiera se lo había pedido bien.
—Estoy libre a las ocho.
—Dame tu dirección. Estaré ahí e incluso, puedes ser mi fan #1 y verme detrás de cámaras. Sólo no te emociones demasiado.
Megumi suspiró con una sonrisa irónica. Fue un suspiro realmente pesado. Sabía quién era, que hacía y el darle una oportunidad era como cavar un poco su tumba. ¿No podía ser tan malo, no era así? No creía en todas las cosas que se decían de él por despecho. Así qué, que importaba.
"¿Realmente será así?"
"Hace esas cosas por todos.
¿No?"—Nos vemos a las ocho, entonces.
[ HOLIIII. No pensaba que fueran a leerla más de dos personas ASÍ QUE GRACIAS por sus comentarios lindos. Esto estuvo en mi mente por mucho tiempo y aún no sé cuántos capítulos va a durar, aunque sé que va un poco lento, les prometo que va a ver mucho drama y no me tardaré en traerles capítulos. Perdón si soy muy narradora pero yo me imagino los detallitos y eso a mí me gusta leer también, sugerencias son más que bienvenidas. No desesperen, se viene mucha acción de parte de esta parejita que me encanta y un poco (mucha) xd toxicidad, la verdad. Es un poco de advertencia.
BTW, estoy haciendo unas playlist de lo que escucha Sukuna de mi fanfic y Megumi. Y una de las inspiraciones de la banda de Sukuna hahaha, es que soy muy amante de la música, díganme si quieren que se las pase. Lxs tkm mucho. 💗🥰

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Brokendate.
Fanfiction-¿Qué apostamos si ese chico está loco por mi a final de mes? -Sukuna, él no se ve así. Es Megumi Fushiguro. Está lejos de tu liga, y aunque no fuera así, no puedes jugar con él. Y Sukuna, listo para poner su plan en acción, ignoró que el corazón d...