Los golpes que había recibido de parte de Sukuna, habían dejado daños colaterales en Kamo. Toge, quién iba manejando, bajó la intensidad en la manera en la que el coche iba, todo parecía un arrancón de adrenalina.
—¡Dios! Otro segundo más ahí y no creo que hubieses tenido un hueso intacto.
—No me creas tan débil, Maki. Además, sabes que puedo con eso y más. —mencionó apretandóse la nariz, para que dejase de sangrar. No la sentía rota, pero era verdaderamente molesto.
Megumi estaba preocupado. No solo tenía el pesar sentimental de haber terminado así con la persona que había estado en una especie de relación, sino, también a su lado estaba un desconocido que estaba decidido a darle la mano y que además, había peleado con Sukuna para que el tuviera tiempo de irse. Si lo veía de esa forma, vaya que había sido tóxico.
Al haberse calmado un poco más, suspiró y con algo de vergüenza, preguntó.—¿Te encuentras bien? No debiste hacer eso. Pude haberlo manejado solo.
Maki y Toge, al ir en los asientos de adelante del coche, se hicieron los locos, tratando de escuchar aquella plática como si tuvieran poderes ocultos y orejas enormes para hacerlo, mirándose curiosos. Era realmente gracioso ver a su Kamo intentar llevar una plática causal que no fuera con ellos dos.
—Sí, no te preocupes. ¿Tú lo estás?
Megumi guardó silencio. No era como que tuviera ganas de hablar y todo eso, parecía simplemente un mal sueño del cuál iba a despertar en cualquier momento. Estaba preocupado, ni siquiera había checado su celular y lo hizo al momento.
Había un solo mensaje.
Y ese era claro, de Gojo, preguntando dónde estaba y por qué, no había vuelto a casa.
Megumi suspiró. Contestó de la mejor forma posible y agradeció a los cielos, que su papá no se hubiese dado cuenta de que había "escapado" o hubiese regresado enseguida para no preocuparlo. De pronto el celular empezó a sonar y al ver que era Satoru, hizo su mejor esfuerzo por sonar bien.
—Estoy bien. No tienes que preocuparte más. Y puedo volver pronto a casa. La estación no me queda lejos y volveré en la mañana. No puedo hacerlo ahora o mi padre preguntaría bastantes cosas. Adiós.
Satoru quedó insatisfecho con eso del otro lado de la linea pero no sé metería ahora en los planes de Megumi. Con saber que se encontraba bien, era más que suficiente para él.
Los chicos y el mismo Kamo sabían que no podían regresar a casa del golpeado y dejarlo así, por eso, eligieron ir a casa de Maki.
El silencio no era algo que conocieran y para hacer el ambiente menos pesado, empezó a hablar la misma chica de gafas alegremente.
—Hey... ¿Cómo te llamas? Me pareces conocido, eh.
—Megumi. Y si no les molesta... ¿Podrían dejarme aquí? Aún conozco el lugar. Les agradezco todo lo que hicieron por mi y les ofrezco una disculpa enorme.
—¿Por qué no vienes a mi casa? No pude evitar escuchar que no podías volver ahora. Después Kamo podría ir a dejarte. Además, quisiera que te encontraras mejor, y si me permites aprovecharme, nadie de aquí tiene idea de cómo curar heridas. Me imagino que tú tampoco, pero, por lo pronto es una responsabilidad que estamos dispuestos a delegarte.
Maki no era idiota. Conocía a la perfección a su amigo, y sabía que si se había metido en medio de todo ello, era porque el tal Megumi le había agradado. No tenía muchos amigos y su plan esa noche, era conseguirle algunos o incluso, una cita.
La chica se acomodó las gafas e interpretó el silencio del pelinegro como una aceptación a ese curioso plan.
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Brokendate.
Hayran Kurgu-¿Qué apostamos si ese chico está loco por mi a final de mes? -Sukuna, él no se ve así. Es Megumi Fushiguro. Está lejos de tu liga, y aunque no fuera así, no puedes jugar con él. Y Sukuna, listo para poner su plan en acción, ignoró que el corazón d...