13. Take care.

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El día había llegado. La cita "no tan" cita estaba nada de comenzar.

Pero claro, eso para Kamo no era verdad. Pasó todo el día con Maki pensando en qué se le vería mejor, no lo expresaba demasiado, pero para él salir de su zona de confort y tratar de arreglarse, era algo totalmente nuevo.

—Tendré que agradecerte con algo. —dijo Noritoshi, acomodándose la chaqueta negra que había decido usar junto a un pantalón sencillo y un calzado deportivo de aquellos que se empeñaban en que comprara tan costosos, que sentía que no eran necesarios. Se veía tan bien que incluso Maki alzó un dedo, golpeado a Toge para que le diera unas aunque sencillas, palabras de apoyo.

—Te ves bien. — musitó.

—Gracias. —terminó por acomodar su cabello como siempre, dejando esos mechones de cabello que colgaban sobre su rostro. Se veía radiante y ellos lo notaron.

—Bueno. Si quieren quedarse saben que no hay problema, ya conocen dónde está la cocina, pueden pedir algo de cenar o hacerse algo. Tienen manos. —bromeó mientras tomaba las llaves del auto que usaría, juntando las manos de Maki y Toge, como si de jugadores de fútbol se tratase antes de tirar una tanda de penales. Ellos no duraron en cerrar los ojos, tomando sus manos sin dejar de soltar una que otra risilla.

—Dios, ayuda a este muchacho a ponerla. —soltó Toge aguantando la risa.

—¡Hey! No lo arruines... —rió, negando con la cabeza mientras deshacía el agarre, sus amigos lo dejaron ir, deseándole suerte.

Mientras tanto, Megumi que no solía preguntarle muchas cosas a su padre, le había dicho que saldría. Este acabo por atormentarlo con un montón de preguntas y eso lo descolocaba un poco.

—Ya te dije que con un amigo. Ahora dime. ¿Se ve bien ésta camisa?

—¿Eh? ¿El que vino a dejarte el otro día? Parece serio, como tú. Tienes que rodearte de gente más extrovertida, muchacho. Deja de vestirte tan serio. Incluso yo que soy tu papá me visto más jovial. —bromeó. — Además ¿es muy importante para ti?

—Define importante. — preguntó mientras buscaba entre su ropa prendas que pudieran verse mejor, eligiendo un simple jersey con estampado sencillo, haciendo juego con unos pantalones oscuros y unas botas negras con cintas que usaban los motociclistas. Eso le emocionó un poco a Toji al ver que era idéntico a él en esa edad.

—No vueltas tan tarde y lleva carga en el celular. No quiero tener que estar llamándote mil veces.

Y justo como si fuese el momento perfecto, el timbre sonó. Toji se adelantó con algo de curiosidad y mientras se terminaba Megumi, abrió la puerta.

—Buenas noches, señor. He venido por Megumi.

—Que formal, eh. — mencionó Toji con una risa. —Ya viene pronto. ¿Cómo estás? ¿Todo bien?

—Gracias. Y sí, todo perfecto. — terminó por decir Kamo, mientras notaba que en la televisión estaba un partido de fútbol que iba a más de la mitad. —Bayern Munich? ¿Le gusta la bundesliga? —preguntó Kamo, confiado de hablar un poco más e intentando ser lo más agradable posible.

—Oh sí, Megumi y yo tenemos la costumbre de ver partidos, pero cuando son muy temprano y ni podemos, vemos la repetición. Es nuestro equipo preferido.

—Buen equipo, a mi también me gusta, justo pude ver ese partido.

Y Megumi apareció en la sala para indicarle con un gesto a su papá que se iba, despidiéndose con la mano. Era su lenguaje y Toji asintió, respondiendo igual y despidiéndose solo de aquel chico.

Brokendate. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora