21. Let it happen.

2.5K 278 81
                                        




Sukuna preparaba sus maletas, era casi como si lo hiciera sin muchas ganas, pero consciente de cada cosa que llevaba. En la primera parte y hasta el fondo, yacía una sudadera de tela delgada que alguna vez fue de Megumi. Se quedó con ella en una de sus salidas cuando él se ofreció a dársela por el frío que hacía, aún tenía su olor y eso, reconfortó a Sukuna. La dejo ahí, tranquila. Esperando no necesitarla tanto para dormir para que conservara su olor.

Era lastimoso. Le dolía la cabeza de tanto haber llorado, nunca en su vida a imaginó que podía deshidratarse por llorar y eso se lo confirmó su mejor amiga, regañándole por no tomar agua. Al terminar, tomo los tickets del avión y las llaves del departamento, no sabía cuándo volvería pero llevarlas le daba un sentido falso de tranquilidad. Con una sonrisa, negó con la cabeza y viajó hasta el aeropuerto, no sin antes usar unas gafas negras de sol para cubrir sus lastimados ojos.Al llegar, se quedó quieto. Iba a viajar por su cuenta pues sus amigos lo harían ese mismo día después al arreglar algunas cosas de los instrumentos. Con pesadez, escucho que faltaban quince minutos para abordar.

Quince dónde dejaba todo de una vez, buscando los sueños que se prometió seguir.

Y lo vio llegar de repente.  Ese cabello negro inconfundible, tan alto casi como él, hermoso. Corría hacia él, Sukuna dejó su maleta y rápidamente se levantó, parecía una mala jugada de su mente, sí, se había relajado un poco por la despedida de ayer, dónde, a pesar de quedar mal, parecía que ya no se harían más daño con palabras por decir. 

—¡Megumi! 

—No podía irme sin despedirme bien. Quería decir tantas cosas, mierda. Desde hace tiempo quiero hacerlo pero es como si pusiera una muralla a todo lo que he sentido por ti durante todo este tiempo. Te quiero... No puedo evitar decirte todo esto ahora porque después no habrá más tiempo y no podré volver a hacerlo. Tienes que prometer que harás todo lo posible porque todo vaya bien. Si vuelves, que sea cómo otra persona y no es porque te quiera cambiar, es porque realmente quiero que todo vaya bien para ti.

Sukuna sabía que esa era la despedida definitiva. Que si había un momento en especifico para decir las cosas y quizá darle un último beso, era ese.  Y no quería nada más en el mundo que besar a Megumi Fushiguro una vez más. 

—Mírate... Tienes toda la cara roja, eres ridículo. —murmuró Fushiguro, acariciando las mejillas de Sukuna. Ambos habían dejado de llorar, era una plática que se empezaba a tornar realista. Ninguno de los dos estaba listo para dejarlo todo y no se querían recriminar absolutamente nada. 

—Tengo algo para ti, no lo tomes cómo una promesa. No sé si sea eso en realidad, o simplemente quiero ser lo suficientemente egoísta para creer que después puedo tener una oportunidad contigo. No me esperes. ¿Está bien? Si... Sale algo bueno, o mejor que yo, que lo dudo... Sólo sigue. 

—Deja de decir esa mierda, yo elijo cómo gastar mi tiempo y si quiero esperar lo haré. 

Sukuna río, aceptando aquello. Siempre tan obstinado y terco, era justamente de lo que se había enamorado. El pelirosa sacó de su bolsillo el anillo que no se había atrevido a darle. No se arrodilló, no hubo una escena cómo esa, porque pensaba en lo egoísta que sería pedirle matrimonio e irse, eran tan jóvenes que no quería atarlo a algo así. Sólo quería que viera que él también tenía un anillo cómo el suyo y cada que hubiese oportunidad, pensara en él. Nada más. 

—Toma. Quiero que uses esto y no cómo una tonta propuesta de amor eterno. Quiero que pienses en mi ¿Está bien? Si nos volvemos a encontrar te juro, Megumi Fushiguro, que se convertirá en un anillo de compromiso. Y será mil veces más hermoso. Por ahora... Simplemente espero que quede de recuerdo y que sea uno verdaderamente bueno. ¿Está bien? 

Megumi asintió con vergüenza. Tenía tanta cada que Sukuna le decía algo así pero no podía evitar sonrojarse. Lo sentía tan sincero y era cómo caer nuevamente. Lo odiaba. No sabía por qué el amor y el resentimiento eran dos cosas que podían estar tan cerca y alternarse tan seguido.  En ese momento, pudo entenderlo cuando por fin se atrevió a decir algunas de las cosas que había guardado para si mismo. 

—Es increíble cómo piensas que aún te creo. 

—¿Qué? —Sukuna miró a Megumi extrañado. No sentía que aquella mirada que le estuviese dando en ese momento era propia de /su/ Fushiguro. Por alguna razón, presentía que realmente  algo se había roto y no tenía ni idea del por qué. Una sensación de ansiedad recorrió su espalda, poniéndolo alerta. 

—Sé qué hiciste. Sé que en realidad ni siquiera quisiste salir al principio conmigo por tu propio pie. Sé que apostaste y que realmente al inicio fue todo un juego, no sé si para seguir alimentando tu ego, pues sé que nunca recibiré una explicación cómo la merezco. Descuida, que no vine a pedírtela. Esto lo hago más por mi. —resopló.— Si tan sólo tú supieras las noches que me la pasé llorando. Si supieras incluso ahora que siento que te odio que obviamente no lo hago. Pero está bien. Y es increíble porque por un momento comencé a creerte en toda la cuestión de las citas y el querer verme. Realmente lo hice, uhu. Y de nuevo, te vas. Entiendo que "quieras ser alguien para mi" Pero Sukuna, ni siquiera mencionaste una puta relación a distancia. ¿Crees que te creo lo suficiente cómo para esperarte? ¿Crees realmente eso? ¿Crees que realmente puedas hacer una cosa bien conmigo en tu vida? Porque yo no. 

Megumi lo miraba con los ojos vacíos. Era cómo si hubiesen robado el brillo de estos y Sukuna, quién se sentía más miserable de lo que creyó posible en toda su existencia, observó atento cómo Megumi guardaba el anillo aún así. Era tan difícil entender qué sucedía, pero podía asegurarse perfecto que aquello, no había acabado bien. 

Megumi se acercó. Dejó un beso desesperado sobre sus labios. Era cómo si lo estuviese besando con algo de enojo, a lo cuál Sukuna correspondió, con tristeza, abrazándolo con fuerza, haciéndose de esos últimos minutos juntos un recuerdo menos triste, por más que no fuese posible. Las cosas se habían quebrado. Era triste, doloroso. Realmente devastador para alguien que comenzaba a entender el amor y no podía asimilar cómo las cosas parecían suceder, malas, una tras otra con él. Lo merecía, probablemente. Y eso era lo triste de la situación. Megumi le estaba dando el tiro de gracia. Era la oportunidad de irse y crecer, o que eso lo terminara por hundir. 

Ahí se había quedado Sukuna, con el pecho apretándose en un desesperado intento por gritar su nombre. Las piernas le temblaban y lo peor era que no podía hacer nada. Se iría, tenía que hacerlo y eso no lo cambiaba absolutamente nada. Megumi se separó de sus labios, dándole una mirada lastimosa. Él acarició su mejilla y lo último que le dedicó fue una sonrisa triste, aceptando aquel destino que la vida y sus decisiones les tenía preparados. La voz de la azafata sonaba en los megáfonos, tenía que irse y Fushiguro lo entendió rápidamente, dándose la vuelta  con rapidez, para irse por dónde llegó. 

—Adiós, Ryomen. Buena suerte. 







( Hola chiquilleeees, he estado un poco mal con la vida pero he vuelto. No puedo dejarlos sin nada y además cómo he estado triste quiero seguir escribiendo el otro fic, pa llorar a gusto, este no es tan devastador(??) En fin, los extraño mucho y quiero que sepan que se alargó un poquito más. Escribo sobre la marcha y a veces mi mente es muy caótica. Se me cuidan, los amo. <3 Espero les haya gustado. Btw, este es mis capítulos favoritos porque es la "venganza" de Megumi, se dió su lugar un poco y calza perfecto con la canción de "Let It Happen" de Tame impala. Imagínense que va caminando por el aeropuerto luego de romper el corazón de su amado y el suyo mismo, uff. ¿Qué cambios vendrán para él? )



Brokendate. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora