38. Amor

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Su expresión seguía congelada en una máscara de sorpresa y aturdimiento.

-Justin yo...- empezó a decir, pero el teléfono la interrumpió. Sin despegar sus ojos de mí, caminó hacia el teléfono. 

-Buenas noches.- su voz se oía distante, demasiado apagada.- No, no, él aquí está. Sí, está bien. No, necesitamos hablar. Estará bien, no se preocupe por él.- colgó el teléfono y se volvió hacia mí. 

-Era Andrew.- dijo con expresión conciliadora.- Está preocupado por ti.- agregó al no ver respuesta de mi parte.- No debiste salir de casa sin avisarles. Parecía muy angustiado...-

-Ya sé eso. Él se la pasa preocupado por mí. Todo el mundo lo hace y piensan que esa es una buena razón para negarme la verdad.-

-No es así Justin.-

-Dime tú la verdad entonces. ¿Me temes?. ¿Temes que te lastime?.- pregunté con la vista pegada al suelo. No quería ver la expresión que tomase su rostro al contestarme. 

Esperé lo que me parecieron horas una respuesta, pero ella jamás dijo nada. Con temor levante la cabeza y la miré fijamente. No era lo que esperaba ver. 

Silenciosas lágrimas caían por sus mejillas. Podía ver cómo apretaba la mandíbula para evitar emitir algún sonido y sus manos caídas a sus costados temblaban. 

Esa imagen, Alli completamente destrozada. Mi corazón se encogió en mi pecho, no era mejor que la imagen que recordaba de ese día. Dolía igual, porque en ambas ella estaba lastimada y en ambas eran mi culpa. 

-Alli...- su nombre murió en mis labios. No sabía que decirle. ¿Qué le puedo decir?. No había nada con lo que pudiera reconfortarla. Yo necesitaba eso de ella. 

Sin decir palabra, me dirigí hacia la puerta, no había forma que hablásemos en ese estado. Ninguno. 

-Espera... Justin... No... No te vayas.- dijo de manera entrecortada. Las lágrimas no le permitían hablar claramente. 

La miré sin decir nada. Esperaba que ella dijese algo pero sólo me miraba fijamente mientras limpiaba las lágrimas que había derramado. 

-Por favor, Justin, por favor no me hagas lo mismo que esa vez.- suplicó Alli con voz llorosa. 

El corazón se me cayó a los pies. Ella de verdad pensaba que yo le haría daño. Ella en verdad me tenía miedo. 

Mis pies no aguantaron mi peso y caí al suelo. El dolor del impacto debió hacer que reaccionara pero en lo único que podía pensar era en Alli. 

Sentí su presencia a su lado. Ella estaba preocupada, oía su voz llamándome. Su mano sostenía la mía mientras que yo buscaba desesperadamente soltarme de ella. 

-Suéltame.- logré articular. Tenía una nube de pensamientos, todos incoherentes, todos inconexos, todos sin sentido. Lo único lógico, lo único real ahí era Alli. Yo debía alejarme de ella, por su bien. 

Su mirada cambió de preocupación a pavor cuando entendió mis palabras. 

-No Justin, mírame, soy yo. Soy Alli.- su mano batallaba con la mía para sostenerla y con esfuerzo la posé  sobre su mejilla.- Soy Alli. Soy tu muñequita, por favor, regresa a mí, Justin. Por favor, por favor.- rogaba mientras otra vez empezaba a derramar ríos de lágrimas. 

No entendía lo que me pedía. Yo sabía quién era ella. Lo único que quería era que estuviese bien. 

Ella seguía repitiendo esas mismas frases y yo cada vez estaba más confuso. 

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora