33. Golpe de una duda.

93 6 0
                                    

Adam tuvo razón con la terapia de grupo. Me ayudó bastante, porque me di cuenta de que no solo yo no me adaptaba en casa. Habían más personas que no recuerdan cómo llevar una vida normal, cómo tratar a sus familias, inclusive en cómo confiar en ellas. Al menos en ese punto no me sentía tan mal, y eso tenía un plus extra. 

Venía Alli todos los días que iba. Quizás no era mucho, pero me conformaba con el hecho de verla aunque fuese un momento de mi día.

Tanya era parte del grupo al que había sido asignado y era un alivio para mí tener una cara familiar dentro de un mar de desconocidos. 

A pesar de que nadie hablaba de los motivos por los que habían sido internados, era muy doloroso hacerlo, de alguna manera se unían cabos de la historia personal de cada uno. No todas eran historias trágicas como la mía. La pérdida de un familiar, o hechos traumáticos que culminaban en un desorden mental grave, si no que habían otras razones igual de poderosas para haber hecho perder la razón a las personas. 

En la mayoría de los asistentes, podía ver la desconfianza en sus facciones: todos alertas, angustiados. Quizás habían unos pocos que no se mostraban en ese paradigma. 

Tanya era uno de los pocos, ella se mostraba completamente feliz, confiada de cualquier persona que se le acercara. Eso me hacía pensar que ella nunca tuvo una razón totalmente válida para estar internada. Quizás fue una medida de seguridad por parte de sus padres después de que... Después de que hizo lo que hizo. 

Al otro extremo del comportamiento de Tanya, estaban Jane y Alec. Aparentemente eran hermanos gemelos. El chico era de cabello rubio oscuro mientras que el cabello de ella era más claro, pero podías notar en sus facciones muchas similitudes. 

No aparentaban más de quince años. Eran unos niños, igual que yo cuando estuve aquí. 

Muchas veces quise acercarme a ellos, como amigo para intentar ayudarles de alguna forma, pero había algo en la expresión de Jane que parecía decir. "Aléjate de nosotros". 

Emanaba demasiada hostilidad, contrario a Alec. Alec parecía perdido y casi lo podía ver temblar a la menor cercanía de cualquier persona que no fuera su hermana. 

Creía entender el comportamiento de Jane. Ella defendía a su hermano.

Admiraba eso de ella.

A pesar de que los hermanos participaban lo menos posible en la terapia, cuando lo hacían, no podían evitar resaltar.

Tanto por su acento extranjero. Italiano, había dicho Alli. Como por la forma críptica en la que hablaban. No podías entender exactamente a qué se referían. Tal vez sólo Adam y quizás Alli; el resto de nosotros no lográbamos comprender la ironía con lo que Jane se expresaba o el temor de detonaba Alec. 

Al terminar la reunión, Jane tomaba de la mano a Alec y lo llevaba a la salida donde una limosina negra los esperaba para llevarlos a casa.

ºººººººººº

A tres semanas de haber iniciado con las terapias, las cosas parecían normales. Dentro de mis propios límites, claro está.

Por supuesto, todos pasaban muy pendientes de mi estado anímico. Eliza y Andrew más que nadie. 

Una de las cosas que me emocionaban a este punto, era el avance que tenía en mis clases. Según Andrew y la misma Susan, podría terminar pronto mis estudios en casa. 

Susan seguía muy amable conmigo y quizás mucho más amable que de costumbre. Era quizás que quería hacerme sentir a gusto con ella, pero a veces ella misma me incomodaba. Y aún hoy no termino de comprender las palabras que me dijo aquel día acerca de Alli.

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora