03. Rutinas, Cambios y Ángeles.

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Con dificultad, abrí los ojos ante el sonido escandaloso de mi despertador. Aún adormilada busque a tientas el aparato antes que mis vecinos se despertasen por mi alboroto. Cuando por fin lo encontré en el buró junto a mi cama, lo apagué y volví a tirarme en la cama. No sentía ánimos de levantarme y estaba haciendo un frío espantoso, sólo deseaba enrollarme en mis sábanas y dormir hasta que ya no tuviese ganas. Pero una vez más la realidad me cayó encima, recordando que ahora era una mujer trabajadora, tenía responsabilidades y no podía darme el lujo de quedarme en la cama y dormir hasta deshoras.

Me levante y busque las cosas necesarias para empezar mi día.

Me di un baño rápido, sino moriría de hipotermia. Cuando salí del baño me sequé y me puse el uniforme, preparé el desayuno y algo de almorzar. Me arreglé el cabello, luego busqué mis cosas para luego ponerlas en mi bolsa. Me di cuenta de que algo me faltaba, no sabía qué. Regresé a mi habitación, rebuscando en todas partes para intentar encontrar lo que no sabía que me faltaba. Cuando fijé mi vista en mi mesita de noche me di cuenta que era. El historial médico, me golpeé en la frente reprendiéndome por ser tan descuidada, tomé la pesada carpeta para meterlo a mi bolsa cuando noté que la foto se encontraba debajo de el, sonreí al ver su imagen, no se porqué solo su rostro me llenaba de ternura, tuve la tentación de dejar la fotografía en su lugar, no se darían cuenta que faltaba, ¿Verdad?. Volví a golpearme la frente ante mis ilógicos pensamientos. ¿Para qué me la quedaría yo?. Tomé la fotografía y la metí entre los papeles. Guardé la carpeta con cuidado en mi bolsa y salí de la habitación. Tomé la comida que había preparado para el almuerzo y la guarde en mi bolsa. Miré el reloj por casualidad, dándome cuenta que ya era un poco tarde. Me fijé si no había dejado algo mal puesto antes de salir y me cercioré de que no olvidaba las llaves antes de cerrar la puerta.

Mientras bajaba las escaleras, una chica iba subiéndolas corriendo. Me dió un suave "buenos días" pero no me dio tiempo de contestarle. Me fije que era la chica que vivía en el departamento junto al mío, al igual de que no sabía su nombre, así que en alguna ocasión debía irme a presentar, quien sabe que como vecinas en algún momento necesitemos de la otra. Hice la nota mental de ese detalle antes de salir del edificio.

Me tomó 20 minutos llegar al hospital, justo a mi hora de llegada.

Pasé saludando a Beca, luego lleve mis cosas al casillero. Ya sabía lo que debía hacer, así que saqué el desayuno que le había traído y de un solo momento pasé por sus medicamentos. Empecé el recorrido a la habitación de Justin, me di cuenta que con un sólo día ya me sabía bien el camino. Cuando estuve frente a la puerta de su habitación de Justin, tomé un fuerte respiro antes de abrirla, cuando entré, Justin estaba recostado en su cama, estaba cambiado pero no se levantaba de su cama.

-Buenos días.- saludé, el se sentó en la cama para verme fijamente por un momento.

-Hola.- saludó dándome una pequeña sonrisa, o al menos yo quise creer que era una sonrisa. Fue algo tan tenue y tan rápido que no podía asegurarlo.

-Mira, te traje el desayuno. Son HotCakes, los hice yo. Espero te gusten.- dije poniendo el plato en la mesa, él me veía extrañado.

Se levanto de la cama y caminó hacia la mesa. Vio el plato y luego a mí.

-¿No te gusta?.- pregunte, tal vez había errado trayéndole eso.

-No es eso, es solo que... No entiendo por que te tomas molestias conmigo.-

-¿Molestias?.- dije confundida.

-Trayéndome comida. Por si no sabes aquí hacen comida para los internos.- dijo viéndome como si la que necesitase estar internada fuera yo.

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora