20. La verdad.

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Me levanté del suelo para poder abrir la puerta. Pero en cuanto lo hice, un mareo me invadió, e sujeté de la pared como pude para no caerme. Tardé un momento en recomponerme, pero en cuanto lo hice, pude volver a estar de pie con normalidad.

Abrí la puerta y Justin se encontraba sentado en su cama, con la cara enterrada entre sus manos. Era una posición común para él, luego de una pesadilla. 

Sigilosamente me senté junto a él y pasé mi brazo alrededor de sus hombros. Quería que supiera que estaba ahí, que todo estaba bien, al menos por ese momento. Él al sentirme cerca, se limitó a esconder su rostro en el hueco de mi cuello, hasta que por fin se calmó. 

Hice que saliéramos de la habitación para que desayunara. Sabía que no era bueno obligarlo, pero quería que se distendiera un poco. Me costó un poco que comiese, pero casi se terminó toda la comida. Adam adelantó un poco la sesión. Casi todas las sesiones eran sobre sus pesadillas. Y él ya no quería seguir hablando de ello. 

Cuando Adam se cansó de intentar hablar con él, cambió de tema. 

-¿Sabes? Andrew me llamó. Dice que te manda saludos a ti. Eliza también. dicen que pronto regresarán.- Adam intentó ponerle una nota de alegría a sus palabras. 

-¿No te alegra?.- pregunté con entusiasmo. Si había alguien que podía hacer algo por él, era Andrew. No veía la hora en la que regresase.

Justin contestó con un movimiento de cabeza, dándonos a entender que la noticia no le emocionaba mucho. 

Adam se fue y yo obligué a Justin a que saliera al jardín. Tenía que hacer que volviese a salir. 

Nos sentamos en el banco en el que solía sentarme antes. Justin estuvo intranquilo.

-¿Quieres caminar?- pregunté para tranquilizarlo. 

Él me contestó afirmativamente. Nos adentramos un poco entre los árboles más altos. Era casi como un pequeño bosque. 

Mientras caminábamos, el mismo mareo me tomó por sorpresa. Tuve que agarrarme de un árbol para no caerme, solo fue por un momento y rápidamente pude seguir.

Justin me hizo señas para que nos acomodáramos bajo un árbol. Lo dudé un poco, pero le hice caso. Tal vez aquí en la tranquilidad, con la luz natural y aire, pudiese descansar un poco mejor. 

Sentados en el árbol, Justin hizo que apoyara mi cabeza sobre su hombro. 

-Intenta dormir.- susurró. Yo lo miré consternada, ¿Por qué me pedía que durmiera? El que lo necesitaba era él. 

-No es necesario.- vociferé forzando su mano para que me dejase enderezarme.- Quien debe descansar eres tú.- contesté, él suspiró ante mi negativa. 

-¿Por qué te esfuerzas tanto?- preguntó después de un momento de silencio. 

-No te entiendo.- 

-Conmigo... ¿Por qué te esfuerzas? Sabes perfectamente como yo, que no tengo remedio, moriré internado en este hospital.-

-No digas eso.- regañe con verdadera molestia, él no sabía. Él no entendía. 

-¿Por qué no? Es la verdad. Cada día todo es peor, las pesadillas, los recuerdos, todo. Aún no entiendo por qué sigues aquí. ¿Te doy tanta lástima?- sus palabras hicieron que las lágrimas afloraran de nuevo. No solo se estaba dando por vencido, sino que también estaba subestimando mi amor hacia él. Pero claro, cómo lo sabría si jamás se lo había dicho. 

-No vuelvas a decir eso.- musité.- Tú no sabes lo que yo siento.- 

-Antes pensaba que...- se silenció.- Es es lo único que te puede atar aquí, conmigo.- reflexionó bajando el rostro.

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora