19. Enamorado de su paciente.

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En el transcurso de las semanas, la situación de Justin no mejoraba. Era todo lo contrario, estaba triste, absorto en sus pensamientos. Tenía que rogarle para que probase un bocado, casi lo empujaba de la cama para que saliera de ella. El único momento en el que parecía reaccionar, era cuando debía irme, pero era solo un instante, ya que en cuanto le prometía que volvería al día siguientes, él se calmaba y volvía a su letargo. 

Cada vez era más desesperante todo. Era como si en vez de avanzar la condición de Justin, empeorase y todo frente a las narices de su "capaz" doctor. 

Las confrontaciones con Adam habían cesado, para alivio mío. Aunque parecía que algo le estaba molestando y ese algo era completamente ajeno a Justin o a mí. 

Adam decía que todo estaba bien, que era comprensible el hecho de que reaccionara de esa manera ante algo tan traumante. Que pronto lo superaría. Claramente, las palabras de Adam no me dejaban tranquila. Y a eso le sumaba la completa desaparición de Cassie.

Desde ese extraño día, ella no había vuelto a llegar, me llamó alegando que estaba enferma y que no podía salir. A tres semanas de ese incidente y Cassie no había puesto un pie en los alrededores del hospital. Las pocas veces que la había podido ver en el edificio, ella me saludaba escuetamente, preguntaba por mí y por Justin y rápidamente desaparecía alegando un sinfín de cosas. Ella me preocupaba.

-Aquí tienes, Alli.- La voz de Ian me sacó de mis pensamientos. 

-Gracias.- sonreí con cansancio mientras me entregaba un vaso con café. Los últimos días, mis horas de sueño se habían disminuido gracias a las repetitivas pesadillas de Justin. 

-Y ¿Cómo sigue el chico?.- preguntó con cautela, Ian sabía sobre mis sentimientos hacia Justin, no comprendía del todo, pero hacía el intento de apoyarme. 

-Mal.- me limité a contestarle. Pude ver en sus ojos un poco de pena por mi situación. 

-Y tú tampoco te ves muy bien que digamos.- musitó.

-Me imagino.- quise bromearle, pero la verdad ya no tenía ni fuerzas para eso. Todo era tan caótico ahora, que no sabía si podría aguantarlo por mucho tiempo más.

-Alli, ¿Por qué no renuncias?, esto no te está haciendo bien.- 

-¿Cómo me dices eso? Sabes que no puedo renunciar.- le espeté molesta. 

-Estás dañándote a ti misma. Sé que si Justin estuviese en sus cinco sentidos, no te permitiría que te matases de esa manera.-

-Vamos, Ian, no es nada.- intenté quitarle importancia a sus palabras. 

-Como tú digas.- musitó serio. Se molestaba cuando no tomaba en cuenta su opinión, pero estaba segura que no me presionaría con su punto de vista.

-Gracias.- le dije, a pesar de todo, sabía que se preocupaba por mí. 

-Eres una niña muy testaruda.- volvió a regañarme, pero siempre con su característica sonrisa, era afortunada de poder ser su amiga. A l cabo de un rato, él se fue dejándome en el desolado comedor. Eran cerca de las cinco de la mañana, esa era la hora en que estaba segura que Justin estaba profundamente dormido, era el único momento durante la noche en la que estaba segura que no debía preocuparme por él. Pero lastimosamente ya no podía dormir. Había empezado con una especia de insomnio, llevaba alrededor de una semana así. 

Apoyé  mi cabeza contra la mesa y cerré mis ojos, dejándolos descansar por un momento. 

-¿Por qué estás aquí?.- la muy conocida voz de Adam me hizo abrir los ojos. 

-Tomo café.- le contesté levantando el vaso y agitándolo para que pudiera verlo, aún sin levantar la cabeza de la mesa.- ¿Qué hace todavía aquí? o ¿Es que llegó temprano?.- 

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora