29. Pasado, presente y futuro.

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Poco a poco fui soltándome de sus brazos, el silencio nos envolvió mientras nuestras miradas seguían trabadas en nosotros. En su mirada podía ver la resignación que sentía y en su diminuta sonrisa notaba que intentaba infundirme consuelo.

Irónico, ¿No?

Él queriendo reconfortarme a mí. Siendo yo quién debía infundirle aliento, quien fuese su soporte en los momentos de menos esperanza.

Él tomó mi rostro entre sus manos de manera delicada.

-No te pongas triste.- susurró mientras acariciaba mi mejilla izquierda.-Amé este día, solo por el hecho de estar contigo.- suspiré de gusto ante sus palabras.

-A mí también me encantó estar contigo Justin. Desearía que este día jamás terminara, que no tuvieras que volver. Que pudieses quedarte conmigo.- sollocé sin querer, no quería arruinar su felicidad, pero tampoco podía ocultar lo que sentía en ese momento.

-Shh, no llores.- calmó mientras volvía a enterrarme entre sus brazos.

Sin darme cuenta, volvíamos al principio, no podíamos alejarnos, no queríamos irnos. Pero la realidad llamaba y no había forma de escapar.

-Perdóname, lo menos que quería era ponerme a llorar como una niña.- susurré con pena desde su pecho.

-No te disculpes.- dijo besando mi cabello con dulzura. Me dejó entre sus brazos unos minutos más, hasta que nos soltamos.

En silencio recorrí mi pequeño departamento, guardando todas las cosas y recogiendo todo lo que me llevaría.

Tomé mi bolso que estaba en la mesa del comedor y ahí noté el pequeño paquete envuelto en papel azul. Era el regalo que Andrew le había entregado por la mañana.

No lo había abierto.

Caminé hacia la sala para llegar a él.

-Justin.- llamé mientras me sentaba junto a él en el sillón.- No lo has abierto.- comenté depositándolo en su regazo.

-Sé lo que es.- contestó en un tono neutral.

-¿Lo sabes?.- pregunté confundida.

-Andrew me lo dijo.-

Me quedé en silencio, esperando que dijese más.

No lo hizo.

-¿Por qué te lo dijo? ¿Qué es?- pregunté curiosa.

-Pues...- dudó un poco.

-Está bien si no quieres decirme.- comenté mientras empezaba a ponerme de pie.

Él me haló de la muñeca y me hizo volver a sentarme.

-Es un cuaderno de dibujo.- dijo sin apartar la mirada del paquete.

No pregunté nada, esperé a que quisiese decirme algo.

-Era de mamá. Andrew pensó que diciéndome lo que era, yo estaría preparado y mi reacción no sería tan catastrófica.-

Entendía el punto de Andrew. Muy inteligente de su parte. 

-¿Por qué no lo abres?- me atreví a preguntar.

-No sé. Simplemente no había tenido ocasión.- comentó mientras empezaba a romper con suavidad el papel azul que envolvía el cuaderno.

Cuando terminó de desenvolverlo, encontramos un cuaderno avejentado.

Justin lo contemplaba en silencio.

Abrió la tapa y observó con ternura el primer boceto. Era un hermoso bosque y entre los árboles se podían observar venados. 

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora