04. Mi Muñeca Está Llorando.

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LEER NOTA DEL FINAL!!

Justin's point of view.

Silencio, era todo lo que me rodeaba. Desde el momento que la oscuridad abandonaba mi cabeza, todo se volvía silencio. Desde que recordaba, y no era como que mi memoria fuera muy buena, siempre había silencio y soledad a mi alrededor. Mi única compañía era Pattie, en los momentos más tristes y difíciles que podía recordar, ella estaba ahí, no entendía como las demás personas no veían en ella lo que yo. Todas las personas que se acercaban a mi me tildaban a loco o algo así, bueno por algo estaba aquí ¿No? Aunque realmente no me molestaba estar aquí, ahora no. Por que ella venía todos los días a estar conmigo. No era como si estuviese aquí por su voluntad, pero ella no había sido como las demás chicas que venían a "cuidarme". Yo no necesitaba ser monitoreado todos los días, la mujer bonita de cabellos caramelo me había enseñado a no depender de las enfermeras. Pero con Allison, Alli como ella me había dicho que la llamara, las cosas eran diferentes. Ella se preocupaba por mí más allá de su responsabilidad o su deber. El recuerdo de ese primer día estaba muy claro en mi cabeza, quizás era lo más raro que tenía ahí. Ella sonreía y solo era amable conmigo, no entendía muy bien su actitud, no era normal; nadie era amable conmigo, solo Andrew y Beca.

Pensé que el día siguiente ella se mostraría igual de cruel e hiriente como las demás enfermeras, pero no lo hizo. Mantenía su sonrisa y esa chispa en sus ojos que me hacían querer confiar en ella.

"No lo hagas, te dañará igual que las demás".- Pattie me había dicho eso, no podía desconfiar de ella, ella me cuidaba. Pattie rara vez me hablaba pero cuando lo hacía era para cuidar de mí y yo debía hacer lo que ella dijera.

Así ella venía todos los días y me traía desayuno hecho por ella. Se lo agradecía mucho, su comida era deliciosa, pero quizás lo mejor de todo era su compañía que aunque a veces se volvía siliente, yo sentía su presencia, sabía que estaba ahí. Cuando Andrew venía y ella se iba era extraño, porque no quería que se fuera. Cuando ella volvía a entrar por esa puerta era todo tan diferente para mí.

Al finalizar el día, ella siempre me daba palabras amables antes de caer en la oscuridad. Anhelaba por verla en mis tinieblas, tal vez así todo fuera mejor, pero jamás podía, ella jamás aparecería ahí, ¿Cómo podría?.

Pero había la esperanza cuando las penumbras se fueran, ella estaría ahí, aunque fuese solo para verla de lejos.

Pero esta mañana sus ojos no eran los mismos, su sonrisa no estaba, se veía cansada y sus ojos cafés estaban rojos. No sabía el por qué.

Como siempre ella me saludó a mi y yo hice lo mismo.

Me llamó para que desayunara, intentando que sus labios se levantaran como una sonrisa pero solo hizo que su rostro se viera mal.

-Bueno, hora del desayuno, hoy traje huevos revueltos.- dijo y yo hice lo que me indicó.

La rutina era que ella se quedaba ahí viendo que terminara de comer, pero esta vez ella se sentó en mi cama.

Por un momento hubo el típico silencio pero de pronto escuché un sollozo, me giré para encontrar que ella lloraba. Las lágrimas se resbalaban por sus mejillas y su mirada estaba perdida en algún punto de la habitación. Sin hacer ruido me levanté para irme a sentar a su lado.

-¿Por qué lloras?.-

-No estoy llorando, no te preocupes, ¿Si?.- ¿Que no lloraba?. Claro que lo hacía. Su rostro estaba muy triste y no supe por qué, pero yo también me sentí así. Eran las lágrimas las que afeaban su rostro, ella era muy bonita como para estar así, además, ella jamás estaba triste, siempre me sonreía y hoy no lo hacía, me encantaba su sonrisa. No se por qué pero pasé mis manos por sus mejillas quitando con delicadeza los rastros que las lágrimas habían dejado, su piel era suave y delicada, ella era hermosa y buena, ella no debía llorar, no debía sufrir.

-Estas triste, tu nunca estas triste, algo te pasa, y esta bien que no me lo digas, pero no me gusta verte llorar.- dije, sabiendo que ella no me diría nada.

"Tú no puedes hacer nada por ella. Jamás puedes hacer nada por las personas que te importan".- las palabras que resonaban en mi mente me dolieron porque eran la verdad. Yo jamás podía hacer nada.

-Cariño ¿Por qué lloras tú?.- me preguntó con dulzura sacándome de mi laguna mental.

-Ya te dije, no me gusta verte llorar.- Por favor, no lo hagas.- le rogué, ya no quería verla así.

-Ok, no lloraré, pero tú tampoco lo hagas.- dijo poniendo su delicada mano en las esquinas de mis ojos limpiando las lágrimas que se formaron. Pero ella en vez de calmarse lloró más y más fuerte.

"Lo vez, por más que quieras no puedes ayudarla".- Pattie quería que la dejara pero yo no quería hacerlo. Ella subió sus manos a su rostro como si intentara detener el llanto y lo único que atiné a hacer fue acercarla a mí, abrazarla, tratar de calmarla; pero quizás fue al revés. Su calor, su olor, su ternura, todo lo que era ella me invadieron. Ella era buena, ella era dulce, ella era amable, ella era hermosa, ella era delicada, su corazón era delicado mucho más que una muñeca de porcelana. Ella era muchas cosas y no se merecía estar sufriendo así. Cuando por fin se calmó me separe de ella antes que ella me alejara, limpié sus mejillas una vez más sintiendo la tibieza de sus mejillas recorrer mis palmas llenando mi estómago de una sensación de cosquillas, vi sus ojos por un momento perdiéndome en su hermosura y calidez, me acerqué a ella y le di un beso en la frente. Era un gesto que algunas vez alguien usó para calmarme después de llorar mucho pero no recordaba quién, sólo sabía que funcionaba.

-Ya no llores más, eres muy linda para hacerlo.- le susurré antes de levantarme, antes de que ella se espantara por mi cercanía. Yo no debía acercarme a ella, Pattie me lo había dicho, pero ella estaba tan frágil que no pude evitarlo.

Pronto Andrew llegó y ella abandonó la habitación.

-¿Cómo has estado Justin?.-

No conteste.

-¿Hoy no deseas hablar?. ¿Te ha hecho algo Alli?- preguntó preocupado.

-No es eso. Ella está triste y no sé por qué. Ella no debe estar triste.- Murmuré más para mí que para él.

-¿Por qué crees que está triste?.-

-No tenía su sonrisa de siempre y luego estuvo llorando mucho. Durante mucho tiempo.-

-No te preocupes, hablaré con ella.-

-¿La podrías ayudar?.- le pregunté emocionado, tal vez yo no pudiera pero Andrew si podría y ella volvería a sonreír para mí.

"Ella no sonríe para ti".

Ignoré eso y seguí hablando con Andrew, hasta que tuvo que irse.

Pasó un rato y pensé que desde que Alli llegó, Pattie decía cosas que me dañaban, ¿Qué no se suponía que ella era mi amiga?.

Olvidé por un momento a Pattie y estuve atento a la llegada de Alli, cuando por fin cruzó la puerta pude ver en sus ojos la felicidad que siempre habían en ellos. Y su bella sonrisa me alegró a mí también.

Ella caminó hacia su lugar de siempre, pero mientras pasaba, la escuché musitar un suave: "gracias".

-Cualquier cosa por verte sonreír.- y era la verdad, yo haría lo que fuera para ver su sonrisa. Ella era ahora para mí como lo fue Pattie, era como mi muñeca y por eso no debía llorar.

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NOTA DE LA AUTORA: sobre el capítulo para poder entenderlo

La voz que escucha Justin que se supone que es la de Pattie, es como su conciencia, es un tanto retorcido que piense que ella le habla, pero recordando el capítulo donde Alli lee el expediente de Justin, dice que ha habido avances desde que su doctor es Andrew, esos avances son que la "voz" de Pattie se ha ido apagando tomando forma su propia conciencia, ahora dice esas cosas por que su subconsciente recuerda el trago amargo que vivió, no explicaré más por que no quiero darles spoilers. Bueno, espero que les halla gustado el capítulo aunque sea poco.

-Dai

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora