36. Sorpresa y decepción.

85 3 3
                                    


Alli's Point Of View

Desperté, al menos sabía que estaba despierta, pero era renuente a abrir los ojos o incluso moverme. No quería ser consciente del frío ambiente que me rodeaba, era la peor sensación despertar de esa manera. 

Era lo primero que concebía mi mente al despertar, pero extrañamente no sentía frío. Solo la extraña sensación de tibieza que me era familiar, me era conocida pero me era muy añorada. Era una emoción que no había tenido en días, porque...

¡Justin!

Abrí los ojos con frenesí solo para encontrar a Justin dormido junto a mí, con sus bazos enroscados alrededor mío, proporcionándome su tibieza que tanta falta me hacía. 

Sonreí tontamente al recordar que él estaba aquí. Ya la fría mañana no lo parecía tanto como él a mi lado. Quise apretujarme contra él para aprovechar cada segundo. No pasábamos mucho tiempo juntos, al menos no desde que fue dado de alta. 

Yo debía seguir trabajando. Con otro cargo y otras responsabilidades. La verdad no podía quejarme, mi sueldo no era malo y tenía lo necesario para vivir y para poder ayudar un poco a mis padres. 

El único inconveniente era mi horario de trabajo, a veces se saturaba tanto que no podía verle. Aunque le había prometido estar con él y apoyarle en todo, no lo había hecho como me hubiese gustado.

Se veía tan relajado ahora, era un gran cambio con respecto a nuestras últimas noches juntos. Él era intranquilidad y pesadillas, miedo e inquietudes. Ahora era todo paz, era tranquilidad. La diferencia estaba en su rostro, en su expresión y en su agarre. No se sentía como si temiese perderme, ahora era más un signo de protección y de cariño.

Si, muchas cosas habían cambiado en el último par de meses y estaba más que agradecida por ello. 

En silencio me liberé de su abrazo y fui al baño. Quería arreglar un desayuno para él, de lo que a él le encantaba tener. No dudaba que Eliza lo agasajara con las mejores comidas, yo había compartido el desayuno con él hace unos días. Pero quería hacer algo para él, algo de los que llevaba tiempo que no realizaba y que él, a lo mejor extrañaría.

Llegué a la cocina y empecé a buscar todas las cosas necesarias para poder preparar un digno desayuno, pero realmente me faltaba ir de compras al supermercado. No pasaba mucho tiempo en casa ya que mis responsabilidades me obligaban a tener guardias de noche bastantes seguidas. Realmente no era tan malo como se escuchaba. El hala de mujeres estaba lleno de chicas de todo tipo. Niñas que así como Tanya habían sido internadas por su propia seguridad y otras que sus familias se habían desentendido de ellas y sus problemas se habían vuelto crónicos. 

Tendría que salir y a pesar del frío, que generalmente era mi mayor queja, hoy lo haría con muchísimo gusto. 

Tomé mi chaqueta y mi gorro de lana que habían quedado anoche en el perchero, palmeé en el bolsillo de la chaqueta para estar segura que las llaves seguían ahí y luego me dispuse a salir del departamento. Sabía que el viajecito no me tomaría más de diez minutos.

Corrí escaleras abajo para apurar más el paso y cuando estuve a punto de llegar al último piso, noté una figura encorvada sentada en el último escalón. Era demasiado temprano para que alguno de los vecinos estuviese ahí, por eso llamó tanto mi atención. 

Así que cuando pasé junto a la persona, no pude evitar mirar quién era. 

-¿Qué diablos haces tan temprano aquí?- casi le grité a Adam. 

-Oh, ¿Ya es de mañana?.- preguntó y luego soltó un sonoro bostezo .

Me horroricé de su pregunta. 

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora