32. Voces.

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{Recuerden que a partir de ahora, las narraciones serán por Justin}

Aún me eran extraños los desayunos junto a Eliza y Andrew. Me eran muy extrañas demasiadas cosas. 

-¿Cómo amaneciste Justin?- preguntó Andrew mientras se sentaba junto a Eliza para desayunar. En el poco tiempo que llevaba en la casa, rara vez desayunaba con nosotros. Se iba al trabajo muy temprano.

- Bien Andrew.- contesté. No mentía, al menos no esta vez. No desperté tan confundido como de costumbre. Tal vez ya me estaba adecuando, me alegró la perspectiva. Tal vez con el tiempo, otras cosas se volverían normales para mí. 

Te abandonó. 

-No es cierto.- repliqué en mi mente.

A veces tenía esos lapsus de charla conmigo mismo. Al menos ahora era consciente de que era yo mismo quien me torturaba. 

Eras un niño y te dejó en ese lugar. Ella y Andrew te abandonaron.

No fue su intención.- volví a replicar en mi mente.

Levanté mi vista hacia los rostros sonrientes de mis tíos.

Apreté los dientes intentando callar la voz de mi mente. 

-¿Sucede algo?- preguntó Andrew desde el otro lado de la mesa.

-Nada.- contesté secamente. 

No quieres que te vuelvan a llevar al hospital, ¿Verdad?

-¿En serio estás bien?- volvió a preguntar, esta vez más serio.

Moví la cabeza afirmativamente. Él aún me observaba especulativamente, pero no se volvió a decir nada.

Terminó el desayuno y Andrew se despidió de Eliza con un beso. Se acercó a mí y me abrazó.

-Sabes que puedes decirme cualquier cosa.- dijo al despedirse.

¿Podía confiar en él? Yo sabía que sí.

Él te llevó a ese lugar. Siendo un niño indefenso. Alejándote de lo que conocías.

Volví a apretar la mandíbula. No podía callar esa voz. Era la primera vez que se volvía tan insistente, al menos la primera desde que estaba en casa.

-¿Sucede algo cariño?- preguntó Eliza.

-Nada, subiré a mi habitación.-

Solo dije esa palabras y corrí escaleras arriba. No quería preocupar a Eliza más de lo debido. 

Me sentía preocupado, temeroso. No quería volver a estar en el hospital. No quería ser alejado otra vez de las personas que quiero. 

Tal vez si le dijera a Adam...

Y podrías volver al hospital...

¡No!

Podrían alejarte de Alli...

-¡Cállate!- grité desesperado. 

-¿Justin, que pasa?- no había notado que Susan había entrado a mi habitación. 

La miré asustado. 

-¿Te pasa algo?-

-No, nada.-

-Bien.- dijo con duda.- Venía a ver si estabas listo para tus clases.-

-Si, si. Bajo en un segundo.-

-De acuerdo.- dijo mientras salía del cuarto y cerraba la puerta tras de sí.

Llevé mis manos a mi cara. Pasé unos minutos en silencio. La voz ya no estaba. Daba gracias por ello.

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora