24. Almas destrozadas, corazones que curan.

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Tomé una amplia respiración, el pecho me dolió cuando lo hice y dejé salir el aire lentamente. 

-Será difícil ¿Aún así estás segura de querer verlo?.- volvió a preguntarme Andrew. 

-Claro que sí. Él me necesita.- un esbozo de sonrisa apareció en sus labios. 

-Sabía que eras tú lo que él necesitaba para poder mejorar. Siempre vi en tus ojos el reflejo del amor ¿Sabes?- sus ojos me veían de manera esperanzada.-No estaba seguro si era correcto o no el dejarte acercarte tanto, pero ¿Cómo podía estar mal cuando me daba cuenta de que tú significabas tanto para él y él para ti? No podía hacerlo, una vez me equivoqué en una decisión con respecto a él. Definitivamente no puedo volver a hacerlo.-

-No se culpe de lo que sucedió. Yo pienso que... quizás las circunstancias lo sobrepasaron, estaba desesperado y...-

-Yo lo sé Alli.- interrumpió y pude notar la mirada melancólica en él.- He intentado excusarme durante mucho tiempo, pero no he podido perdonarme aún. Sólo espero que tú puedas arreglar lo que yo ayudé a destrozar, la frágil mente de ese niño.- suspiró.- ¿Lista?- preguntó mientras sostenía las llaves de la habitación. Muy dentro de mí, tenía pánico y expectación pero no lo dejé notar en mi expresión. 

-Si.- contesté de la manera más firme que pude. 

En cuanto la abrió, lo primero que noté fue a Beca sentada a lado de la cama. 

-Beca, puedes salir.- Le pidió el doctor Mallette. Ella lo hizo sin hacer comentario alguno. 

Dirigí la vista a la cama, ahí estaba él. Ovillado de manera que no podía ver su rostro. Por primera vez, desde que lo conocía, lo veía con la típica ropa de los interno. 

Empecé a caminar hacia él, sentí que el tiempo avanzaba a paso lento, sentía que nunca llegaría hasta él. En un segundo, sentí la mano del doctor Mallette en mi hombro. Lo miré con una interrogación muda en mi rostro.

-Espera.- musitó.

Él se acercó a la cama, y se sentó junto a él. 

-Justin ¿Cómo estás?-

Él no respondió. Andrew me hizo ademán para que me acercara y lo hice. 

-Justin.- llamé con voz temblorosa. Pude notar cómo se tensó ante mi voz, pero aún así no se movía. 

Andrew se levantó y me dio el espacio que él ocupaba. 

-Justin, cielo, mírame.- le pedí de manera cariñosa mientras ponía mi mano en su hombro. Su reacción me asustó. Automáticamente se alejó más de mí hasta topar a la pared, pero seguía negándose a verme. 

Sentí que mi corazón se quebraba ante su rechazo, busqué los ojos de Andrew, los cuales sólo mostraban pena. 

Me levanté de la cama para acercarme a él. 

-¿Cree que podría dejarnos solos?- pregunté en un susurro. 

-No creo que sea lo mejor.- vaciló ante mi mirada.- Está bien, pero si necesitas algo o te sientes mal, usa esto.- dijo entregándome un localizador. 

-Esta bien, no se preocupe.- en cuanto él salió, volví a acercarme a él. 

-Justin, amor, mírame. Soy yo, soy Alli.-mi voz sonaba suplicante. En un intento de hacerlo girar, tiré de su hombro. Mala idea, en cuanto lo hice, quedé estampada contra el suelo. 

-No me toques.- en su mirada solo había dolor. Mis ojos llenos de lágrimas, no por el dolor del golpe, sino por el dolor en mi corazón. Él jamás me hubiese hecho eso si estuviese bien, él siempre había sido delicado y amoroso, aún cuando no confiaba en mí o no estaba seguro de lo que hacía. Él era suave conmigo.

Porcelana {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora